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Archivo por Octubre 2010

Cacería de brujas en Ecuador

Publicado por Juan Carlos Hidalgo

Muchos temíamos que el presidente Rafael Correa desatara una cacería de brujas en Ecuador luego de la sublevación policial del 30 de septiembre, la cual su gobierno rápidamente tildó de "intentona de golpe". Como mi colega Gabriela Calderón escribió unos días después de esos incidentes, la narrativa del gobierno de que Correa estuvo secuestrado en un hospital por los miembros sublevados de la policía nacional ha sido severamente socavada por varios testigos que dicen que Correa se quedó voluntariamente en el edificio y que él estuvo en control de la situación en todo momento. Mary O'Grady del Wall Street Journal también mencionó esto en su columna semanal.

Uno de los testigos críticos es César Carrión, director del hospital donde Correa supuestamente estuvo retenido en contra de su voluntad. Carrión no había sido involucrado por las autoridades en la rebelión policial --hasta la semana pasada. El 21 de octubre Carrión declaró en un reporte especial transmitido por CNN en Español que Correa no había sido secuestrado ni había sido amenazado. Un par de días después, Correa atacó a Carrión en su cadena radial, denominándolo como un "conspirador" y advirtiéndole que "sepa con quién se está metiendo, yo soy el Presidente de la República pedazo de majadero, tú eres mi subalterno y no puedes estar por tus intereses y odios personales tratando de hacer quedar como mentiroso a quien es tú Jefe". Carrión fue despuedido de su cargo poco después y antier fue arrestado por "intento de magnicidio contra el Primer Mandatario".

Muchas otras personas, incluyendo periodistas, quienes se atrevieron a cuestionar la dudosa aseveración del gobierno de que hubo un intento de golpe de Estado (por ejemplo, el alto comando militar dio su respaldo total al presidente el día del supuesto golpe) también han sido amedrentadas por las autoridades. Sin embargo, algunos funcionarios del gobierno aparentemente no recibieron el comunicado acerca de la alegación oficial de un golpe. El día de la sublevación Doris Soliz, Ministra de Coordinación Política le dijo a CNN en Español que no había un intento de golpe. El mismo día, Vinicio Alvarado, Secretario de Administración Pública negó en televisión pública la posibilidad de un golpe, diciendo que la protesta era simplemente "una demanda puntual de una institución del Estado".

Observadores internacionales también han cuestionado la seriedad del alegato de Correa de que hubo un intento de golpe. Pero lo que parece claro ahora es que el gobierno ecuatoriano ha decidido utilizar este incidente para perseguir a sus opositores políticos y a la prensa independiente. Aquellos que cuestionan la narrativa oficial, se enfrentan a represalias.

El presidente colombiano Juan Manuel Santos ha dicho que si la Proposición 19 es aprobada el próximo martes en California y se legaliza la marihuana en ese estado, esto podría obligar a su país a reconsiderar su política de drogas.

Santos dijo que no sabría cómo explicarle a un campesino colombiano que "lo vamos a meter en la cárcel, mientras ese mismo producto [marihuana] es legal en EE.UU. Eso va a producir una discusión global sobre el enfoque que hemos tenido en materia de la lucha contra el narcotráfico". Hace unos meses Santos respaldó el llamado del presidente mexicano Felipe Calderón a que haya un debate sobre la legalización de las drogas. Sin embargo, Santos ha dicho que cree que la legalización aumentaría el consumo de drogas, una presunción que no ha sido respaldada por la evidencia de países con políticas liberales de drogas como Portugal.

Ayer, en sus declaraciones de inauguración de la XII Cumbre de Tuxtla que se está llevando a cabo en Cartagena de Indias, Santos volvió a mencionar este tema: "Si no actuamos de manera consistente en este asunto, si todo lo que estamos haciendo es enviar a nuestros conciudadanos a prisión, mientras en otras latitudes se legaliza el mercado, entonces debemos preguntarnos ¿no es hora de revisar la estrategia global frente a las drogas?"

Las declaraciones de Santos han sido respaldadas por su Ministra de Relaciones Exteriores, quien incluso dijo en una entrevista de El Tiempo que el nuevo puesto del país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas podría ser un "buen escenario" para empezar un "debate global" acerca de la manera en que se está librando la guerra contra las drogas.Resulta irónico --y bienvenido-- que el presidente del país aliado más cercano a Washington en América Latina sea la principal voz en la región cuestionando la sabiduría de la guerra contra las drogas. Esto, sin embargo, no debería sorprendernos. En 1998 Juan Manuel Santos firmó una carta pública (en inglés) dirigida al entonces Secretario General de la ONU, Kofi Annan, denunciando la guerra contra las drogas como un experimento "fracasado e inútil" y pidiendo que las políticas de drogas estén basadas en "el sentido común, la ciencia, la salud pública y los derechos humanos".

Aunque el impacto de la Proposición 19 en California y EE.UU. podría ser limitado (en inglés), las declaraciones de Juan Manuel Santos muestran que sus implicaciones en América Latina podrían ser considerables.

Un americano español

Publicado por Pablo Izquierdo

“Quiero muchísimo a España”, subrayó Mario Vargas Llosa en el Instituto Cervantes de Nueva York después de conocer que había sido premiado con el Nobel de Literatura. Carlos Barral y Carmen Balcells fueron nombres propios en su espontáneo agradecimiento y también “los lectores españoles que me han permitido tener una difusión en el mundo que yo nunca soñé”.

Cuando, ni siquiera era un adolescente y había ya repasado por dos veces el Quijote, obligado por ese buen profesor de literatura y fraile, José Torres, cayó en mis manos La guerra del fin del mundo que un amigo había alquilado. Eran tiempos donde bibliotecas no había muchas, se vendían pocos libros y modestos libreros ayudaban sus ingresos prestando novelas, cómics o revistas juveniles.

Por lo general el lector no conoce al escritor pero sabe que detrás de esas palabras inventoras de imágenes y emociones está alguien. Solo los grandes autores intuyen que sus creaciones, cuando en papel se convierten, alcanzan vida propia. Algo de eso decía Popper. Es el la libertad del hombre y su capacidad para crear sin límite belleza y vida, prueba lógica de que después de la muerte no viene la nada. Es la razón la que dice que si podemos crear libremente vida inmortal, fuimos igualmente creados desde la libertad creadora para ser igualmente inmortales y libres. No parece muy lógico que si las obras permanecen mas allá de la muerte de su creador, esté tenga que desaparecer irremediablemente. Se lo escuché decir en una ocasión a Vargas y lo recordaba al sentirme lector español agradecido.

Si hemos de hacer caso de ese infausto invento —no tan lejano— que es el pasaporte, Vargas Llosa es peruano y español,  al tiempo y en ese orden. Pero si hemos de atender a las razones del alma que parecen  expresar sus palabras, es un americano español.

Pensar en esto me hace recordar a aquellos diputados “españoles-americanos” (como se les citaba en las crónicas) de las Cortes de Cádiz, unos conservadores, otros liberales (en la acepción política de la época) y que de vuelta a América contribuyeron a la independencia de sus países porque los españoles-peninsulares, conservadores  o liberales, que de todo hubo, no atendieron su legítimo reclamo al libre comercio de sus puertos.

Vargas dice y repite con insistencia que el liberalismo no es una ideología y yo estoy de acuerdo. El liberalismo es una doctrina que se fundamenta en el principio de libre elección del ser humano. Abrazarlo y comprenderlo hace natural el rechazar cualquier pretensión totalitaria ya sea en el ámbito de la política, la economía, la cultura o la filosofía. Su declaración de amor por España y su agradecimiento a los españoles que lo han leído son, pienso, fruto de sentimientos profundos fraguados en su propia vida y también la expresión honesta de quien reconoce y ama su propia identidad. No es el caso de América Latina o España, que hace ya doscientos años se debaten en una interminable crisis de identidad alimentada por ideologías contradictorias, izquierdas y derechas, que quieren ser siempre totalizadoras.

Vargas Llosa abomina de los nacionalismos excluyentes sean españoles, europeos o americanos y, además, es un español que quiere mucho a España. Reconoce que existe España cuando los españoles la discuten siempre. Una nación que lo es por la voluntad de los españoles para permanecer juntos expresada en su historia, como en una ocasión señaló Salvador de Madariaga.  Religión, lengua, raza y geografía son elementos que están pero no pueden, por si solos ni en conjunto, definir lo que es una nación.

Son invariablemente los españoles que van y vienen,  los que se dan cuenta de que existe España. Una nación, finalmente y a pesar de todo, con una lengua y cultura universal que ni si quiera es de su exclusivo patrimonio. Por eso creo que Mario Vargas Llosa es un americano español y también un español americano. Uno de esos pocos americanos y españoles de ambos lados del Atlántico que han contribuido a  crear una cultura y un idioma universal. Y eso tiene mucho que ver con ser español, ser americano y ser liberal.

Mañana hace 50 años, EE.UU. impuso sanciones a Cuba en lo que llegaría a ser un embargo integral en contra del comercio, las finanzas y los viajes. Aunque el embargo no es la causa de las desastrosas y cada vez peores condiciones económicas y sociales del país, tampoco ha logrado cambiar las políticas cubanas o siquiera ha derivado en un cambio de régimen.

Es hora de acabar con el embargo. Hacerlo no salvará al comunismo de sus inherentes defectos. Aquel sistema colapsó de manera espectacular alrededor del mundo en lugares con los que Occidente mantuvo o estableció relaciones comerciales. Mantener las sanciones solamente les seguirá permitiendo a la dictadura y a sus partidarios evitar asumir la culpa de los fracasos del propio régimen. Sería mejor para los cubanos y para el mundo ver cómo el comunismo cubano se derrumba sin la intervención de EE.UU. Cuando finalmente surja una Cuba libre, florecerá más fácilmente si los enemigos de la sociedad abierta no pueden hacer uso de una narrativa falsa acerca de cómo el coloso del Norte finalmente acabó con el experimento socialista de la isla.

Una buena manera de empezar sería eliminando la prohibición a que los estadounidenses viajen a la isla. Esa medida expondría a los cubanos a cientos de miles de ciudadanos estadounidenses, lo cual, inevitablemente, expandiría la economía informal de Cuba y establecería innumerables relaciones que harían a los ciudadanos cubanos más independientes del Estado. Puede ser que el régimen trate de beneficiarse de mayores recaudaciones, pero esta política habrá desencadenado una dinámica social que será difícil de controlar.

Diario HOY de Quito publicó hoy una entrevista de Carlos Alberto Montaner, el conocido escritor cubano. En esta entrevista, Montaner reacciona a declaraciones del vicecanciller ecuatoriano --Kintto Lucas-- en las que este vinculó al escritor con la "conspiración" detrás del supuesto golpe de estado del 30 de septiembre en Ecuador. Aquí pueden leer la opinión de Montaner, un destacado conocedor de la realidad en Latinoamérica, acerca de lo que pasó ese día.

Voto, bolsillos y poder

Leo en El País al actor Alberto San Juan: "Votamos a los políticos, no a los poderes económicos que nos gobiernan". Un buen amigo me envía una viñeta del mismo diario donde un personaje pregunta: "¿Desde cuándo hay capitalismo?", y otro responde: "Desde el día que pasaron de mirarse a los ojos a mirarse a los bolsillos".

El señor San Juan no presta atención al escenario real. No hay poder económico capaz de coaccionar, salvo que cuente con la complicidad del poder genuino, el político. Probablemente, don Alberto ha ido muchas veces a El Corte Inglés. Pero no ha observado la notable circunstancia de que esa empresa, un indudable poder económico, no puede obligar a que los ciudadanos le entreguen su dinero, y tiene que convencerlos para que lo hagan libremente. En cambio, los políticos son capaces de forzarnos a pagar, y forzarnos tanto que si no les pagamos podemos ir a la cárcel. Si don Alberto no compra nada en El Corte Inglés, nadie le obligará a hacerlo. Algún día, sólo por probar quién manda aquí, podría probar a no pagar impuestos. Ya vería entonces qué poder es el que realmente gobierna.

La misma ilusión afecta al viñetista, porque la atención a los bolsillos no es algo que caracterice al capitalismo. Todo el mundo mira su bolsillo, y hace bien, porque conviene cuidar lo que es nuestro. Pero sólo hay una institución que puede quitarnos lo que es nuestro contra nuestra voluntad. A ver, ¿quién mete la mano de esa forma en nuestros bolsillos?

Publicado originalmente en Libertad Digital (España) el 10 de octubre de 2010.

Uno de los principales objetivos diplomáticos de la administración de Laura Chinchilla en Costa Rica es obtener la presidencia de la Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Así lo dejó ver la mandataria durante su reciente visita a Nueva York, donde habló ante la Asamblea General de la ONU. ¿Por qué no? A lo largo de los años Costa Rica se ha forjado una imagen internacional de baluarte de la paz, el desarme y el respeto a los derechos humanos. Presidir dicha comisión parece algo casi que natural. Lamentablemente, desde hace ya varios años, este país, por razones que cuesta comprender, ha dejado de lado la defensa de estos principios. Veamos:

El recordatorio más reciente del nuevo enfoque de realpolitik nacional fue la poco entusiasta y sacada a la fuerza declaración de la Cancillería costarricense sobre la entrega del Nóbel de la Paz al disidente chino Liu Xiaobo. Ya sabíamos que cuando Costa Rica estableció relaciones diplomáticas con China hace 4 años, su diplomacia iba a enfrentar presiones de Pekín para callar y ajustar su política exterior a los intereses chinos –-los cuales en un amplio rango de temas difieren diametralmente con la defensa de los derechos humanos. Sin embargo pocos imaginábamos que la sumisión iba a ser tan marcada. La primera notificación la recibimos cuando el país le negó la entrada al Dalai Lama en el 2008. El presidente Arias afirmó que simplemente le había pedido a Su Santidad que postergara la visita (todavía seguimos esperándola), pero meses después, por si quedaba la duda, China dejó muy en claro que advertía a los países con quienes tenía relaciones diplomáticas a no recibir al Dalai Lama. Si la política exterior costarricense se sujeta de esta manera a los designios de Pekín, ¿para qué se quiere presidir el Consejo de Derechos Humanos? ¿Para permanecer en silencio ante los abusos que comete la dictadura china?

Pero las posiciones diplomáticas desconcertantes de Costa Rica no se quedan ahí. Semanas después de su visita a New York, la presidenta Chinchilla descartó apoyar en el seno de las Naciones Unidas una declaración no vinculante a favor de la despenalización de la homosexualidad. En algunos países, principalmente musulmanes, la homosexualidad aún es castigada con cárcel y hasta pena de muerte (como este caso de hace unos años en Irán). No hay razón alguna por la cual el gobierno costarricense, que aspira a presidir una instancia internacional sobre derechos humanos, se haga de la vista gorda ante los graves abusos que sufre en muchos países una minoría como los homosexuales y las lesbianas. Sin embargo la presidenta Chinchilla prefirió restarle importancia al asunto señalando que la declaración era reiterativa y no vinculante. ¿Para qué entonces estar en el Consejo de Derechos Humanos si para la presidenta la reinvindicación de los derechos humanos de algunas minorías es “reiterativa”?

De igual forma en años recientes la diplomacia costarricense ha felicitado a Vladimir Putin por “afianzar la democracia” en Rusia y mantuvo silencio cuando el disidente cubano Orlando Zapata murió tras una larga huelga de hambre (de hecho en esa misma fecha la entonces presidenta electa Chinchilla posó sonriente junto a Raúl Castro).

Pareciera que presidir el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se ha convertido en un fin en sí mismo para los diplomáticos costarricenses, y, por lo tanto, se vale hacerle el juego a las tiranías de cuyo voto depende la elección al cargo. No olvidemos que la vicepresidencia del Consejo la ejerce nada menos que Cuba, país que con anterioridad ha sido alabado por dicho órgano por “haber sido y continuar siendo un buen ejemplo en el respeto de los derechos humanos“.

Más que un motivo de orgullo, la candidatura de Costa Rica a la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU ya es motivo de vergüenza. Unos cuantos viajes y el ego e interés personal de algunos diplomáticos costarricenses no valen esta pena.

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