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Archivo por Abril 2014

Los liberales y el empresariado

Publicado por Javier Paz

Es cierto que el pensamiento liberal reconoce el profundo valor que tienen los empresarios y emprendedores para el desarrollo económico. Esto de ninguna manera quiere decir que los liberales idealicemos al sector empresarial. Como ejemplo, cito a Adam Smith, quien en La riqueza de las naciones (libro I cap. XI, conclusiones) escribió lo siguiente: “Ampliar el mercado y limitar la competencia está en el interés de los comerciantes. Ampliar el mercado es frecuentemente conveniente al interés público; pero limitar la competencia siempre va en contra, y solo sirve para permitir a los comerciantes incrementar sus ganancias por encima de lo que naturalmente serían, a costa del resto de sus conciudadanos. La propuesta de cualquier ley o regulación comercial que venga de esta casta, siempre debe ser escuchada con la mayor precaución, y nunca ser adoptada hasta que se haya examinado largamente y con el mayor escrúpulo y cuidado. Esta proviene de una clase de personas cuyo interés nunca es exactamente igual al del público y que en general tiene un interés de engañar y oprimir al público”.

Ludwig von Mises, otro renombrado liberal en su libro Liberalismo escribió: “La argumentación con la que la demagogia antiliberal llega a adosar todas las distorsiones y las consecuencias negativas típicas de la política antiliberal precisamente al liberalismo y al capitalismo, es la siguiente: empieza afirmando que los principios liberales tienen como objetivo favorecer los intereses capitalistas y de los empresarios contra los intereses de los demás estratos sociales, de suerte que el liberalismo estaría a favor de los ricos contra los pobres; luego observa que muchos empresarios y capitalistas, sobre la base de ciertas premisas, se baten a favor de los aranceles protectores y otros a su vez incluso a favor de los armamentos —y ahí los tenemos, listos para declarar que todo esto es política capitalista—. La realidad es totalmente diferente. El liberalismo no es una política que fomente los intereses de esta o aquella clase social, sino una política a favor de los intereses de la colectividad. No es pues, que los empresarios y capitalistas tengan particular interés en preferir el liberalismo. Su interés en preferir el liberalismo es idéntico al de cualquier otro individuo. Es posible que el interés particular de algunos empresarios o capitalistas coincida con el programa del liberalismo en algún caso particular, pero los intereses particulares de otros empresarios o capitalistas se le oponen siempre”.

Pocos libros han tenido un impacto en las ideas de jóvenes latinoamericanos como Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, y tal vez no sorprenda que lo haya vuelto a tener en este resurgimiento regional de ideas socializantes. Pero mientras muchos jóvenes se leen el libro como si fuera un manifiesto sólido sobre la historia de la región y un mapa para su futuro, la opinión del mismo Galeano parece ser muy diferente (como sale de una cobertura periodística, habrá que ver si “dijo lo que dijo”, o fue la interpretación del periodista).

En la reciente Bienal del Libro y la Lectura de Brasilia “dijo que no volvería a leer su obra más conocida, Las venas abiertas de América Latina, debido a que es “pesadísima”, indicando que fue escrita sin conocer debidamente sobre economía y política”.

“Galeano explicó que fue el resultado de un intento de un joven de 18 años de escribir un libro sobre economía política sin conocer debidamente el tema. “Yo no tenía la formación necesaria. No estoy arrepentido de haberlo escrito pero fue una etapa que, para mí, está superada”.

Uno no puede sino elogiar esa sinceridad, aunque un muchos casos el daño ya está hecho y sería bueno remediarlo. Para eso es necesaria una crítica del texto, y comprender en qué sentido, no solamente está superado, sino que es erróneo. Una buena crítica del texto es la realizada por Adrián Ravier, disponible aquí.

Reproduzco algunos párrafos:

“Galeano ofrece en este clásico latinoamericano, un recorrido por la historia de la región desde la conquista de América hasta los años 1970. Pero este no es sólo un libro de historia, si bien se nutre del trabajo de numerosos y prestigiosos historiadores. El libro encuentra sentido como un estudio de economía política aplicada de la tradición marxista a los constantes saqueos de recursos naturales y capitales que ha sufrido el pueblo latinoamericano de parte de los imperios coloniales en los siglos XVI, XVII y XVIII, y de parte de los Estados imperialistas, principalmente el Reino Unido y los Estados Unidos, desde el siglo XIX en adelante.

El objetivo del libro es transmitir una tesis muy clara que podemos resumir en los siguientes cinco puntos:

1. Ha existido una continua política de saqueo desde la época de la Colonia hasta nuestros días.

2. Fue precisamente ese saqueo el que impulsó el mayor desarrollo relativo europeo respecto de Latinoamérica.

3. El orden económico vigente no es la consecuencia de un orden espontáneo, sino un orden generado a través de la planificación central americana, primero con el cuerpo de políticas gubernamentales, y luego con los tentáculos de las empresas multinacionales que saquean a todos los países en los que se introducen.

4. La culpa de nuestros males (pobreza, indigencia, desocupación extendida) es del mundo desarrollado. Nuestra pobreza es la contrapartida de la riqueza de los países centrales.

5. La única forma de interrumpir este proceso y darle esperanza a los pueblos latinoamericanos, es a través de la violencia, expropiando la propiedad privada de los medios de producción a quienes han abusado de él.”

Y algunas de las críticas:

“…me parece que uno de los mayores errores del libro radica justamente en mostrar una continuidad desde el saqueo que implicó la colonización europea de América hasta la América Latina contemporánea. En palabras del propio Galeano (1971, pp. 22-23), '[l]a historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será. Por eso en este libro, que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas y, cerca, los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de esclavos y las ganancias de General Motors”.

Nosotros pensamos, sin embargo, que no es lo mismo el claro saqueo de metales preciosos –en particular en la forma de oro y plata- generado por los conquistadores en los siglos XVI, XVII y XVIII, que el supuesto saqueo que hacia fines del siglo XX pudieron generar empresas multinacionales como General Motors…. , si bien en el saqueo de metales había un juego de suma cero, donde lo que ganaban unos –los conquistadores-, lo perdían otros –los indígenas-, en un intercambio voluntario sólo puede haber un juego de suma positiva, de otro modo tal intercambio no se realizaría (Ayau, 2006).

Aislar a cualquier economía latinoamericana del proceso de globalización ya definido más arriba, sólo condenará al pueblo a la pobreza, pues perderá éste los beneficios de la división internacional del trabajo y la cooperación social espontánea.

Publicado originalmente en el blog El Foro y el Bazar el 24 de abril de 2014.

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