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Archivo por Febrero 2014

El arresto el sábado de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el líder del Cartel de Sinaloa, no es poca cosa. Él era quizá el hombre más buscado del mundo y su captura sin duda alguna representa una victoria política para México y su presidente Enrique Peña Nieto. Pero así como el asesinato de Pablo Escobar en 1993 no acabó con la guerra contra las drogas, la caída de Joaquín Guzmán no terminará con el tráfico de drogas en las Américas.

Como líder de la organización criminal más grande de México, el “Chapo” jugó un papel protagónico en el brote de violencia relacionada a las drogas en ese país. En 1992, Guzmán decidió invadir el territorio de los hermanos Arellano Félix en Tijuana. Luego le declararía también la guerra a los carteles de Juárez y del Golfo, desatando así años de un derramamiento de sangre sin precedentes en el norte de México. Eventualmente él lograría controlar la mayor parte de las rutas lucrativas y su organización se volvería responsable de traficar alrededor de la mitad de las drogas ilegales que ingresan a EE.UU.

Su poder dependía no solamente del plomo sino también de la plata. Hace algunos años, funcionarios de alto rango en la oficina de la Procuraduría General de México fueron arrestados por recibir sobornos del cartel de Sinaloa. Las sumas eran impresionantes: entre $150.000 y $450.000 al mes. La organización de Guzmán también estaba involucrada activamente en la compra de respaldo en la policía. Según la Secretaría de Seguridad Pública, cada año los carteles gastan aproximadamente $1.200 millones sobornando 165.000 policías a lo largo de todo México (solo para comparar, la Iniciativa Mérida, el paquete de ayuda de Washington para México y Centroamérica para luchar contra el crimen organizado, suma un total de $1.600 millones).

Sin duda, la captura de Guzmán es un éxito enorme para Enrique Peña Nieto. Durante los últimos siete meses, los líderes de los principales tres carteles de México (los Zetas, el del Golfo y el de Sinaloa) fueron arrestados sin que se disparara un solo tiro. Entonces, ¿estamos a punto de ganar la guerra contra las drogas? Todo eso depende de cuál es el objetivo final. ¿Será el objetivo acabar con los capos de los carteles de la droga o detener el flujo de estupefacientes que ingresa a EE.UU.? Si el objetivo es el segundo, la guerra está lejos de acabar. Un reporte de la Oficina de Inteligencia y Coordinación de Operaciones de la agencia de Protección de Aduanas y Fronteras de EE.UU. analizó los datos de interdicción de drogas de enero de 2009 hasta enero de 2010 y los comparó con los arrestos y muertes de capos de droga (11 narcotraficantes en total). El estudio concluyó que “no hay un patrón perceptible que correlacione ya sea un declive o aumento en la interdicción de droga con el retiro de miembros clave de una organización de tráfico de drogas”.

El último reporte de Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas, producido por el Departamento de Justicia, indica que mientras que la disponibilidad de la cocaína ha estado cayendo desde 2007, la de la marihuana, la heroína y la metanfetamina ha estado aumentando. En el caso de la cocaína, la caída en la disponibilidad no ha producido un incremento marcado en su precio en la calle, como lo muestra el gráfico presentado a continuación:

Precio de la cocaína en la calle en EE.UU.

De tal forma, no deberíamos esperar un declive considerable en el flujo de drogas que ingresa a EE.UU., así como no ocurrió luego de que Pablo Escobar, en ese entonces el líder del poderoso cartel de Medellín, fuera asesinado en diciembre de 1993.

Las consecuencias sobre la dinámica de la violencia en México todavía están por verse. Sinaloa es la última organización de drogas importante con una estructura semi-piramidal en ese país, y también es la que se maneja de manera más profesional. Los dos socios del “Chapo”, Juan José “El Azul” Esparragosa e Israel “El Mayo” Zambada, siguen libres. Es probable que ya hubieran acordado un plan de sucesión en caso de que Guzmán fuese arrestado. Algunos expertos incluso especulan acerca de una nueva generación de capos de droga tomando el control de Sinaloa. Así que no está garantizado que el cartel colapse o se desintegre. Tampoco deberíamos esperar un brote de violencia producto de los otros carteles tratando de incursionar en el territorio de Sinaloa. Eso no sucedió cuando Miguel Ángel Treviño, el líder de los Zetas, fue capturado en julio pasado.

El arresto del “Chapo” Guzmán es presentado como un triunfo importante en la lucha contra el crimen organizado en México. Pero su captura no nos acerca de manera alguna a una victoria en la guerra contra las drogas.

Publicado originalmente en el blog Cato At Liberty (EE.UU.) el 24 de febrero de 2014.

Nuestro gobierno ha sido frío y timorato en condenar la represión brutal que ha emprendido el autoritarismo de Nicolás Maduro contra la protesta de ciudadanos pacíficos en Venezuela.

Cuesta creer que el presidente peruano, Ollanta Humala, quien emite el frágil pronunciamiento del 18 de febrero sobre Venezuela, sea el mismo que cuando le caía la noche por el caso López Meneses no dudara en mostrar su deslinde con palabras que expresaban su más profunda indignación, por lo que dijo: “Deslindamos totalmente con esa basura, con ese delincuente, no podemos aceptar que se quiera vincular a un gobierno que está haciendo el esfuerzo de consolidar la democracia, de ser transparente, con ese tipo de basuras”.

No es que pidamos que nuestro presidente se exprese con la misma brusquedad de palabras sobre Venezuela, pero sí esperábamos que hable con la misma indignación, fuerza y distancia que se debe guardar de los violadores de los derechos del pueblo como Maduro.

Nuestro presidente es bravo, recio y no duda en marcar distancias cuando de rufianes se trata, ¿por qué entonces la condescendencia con Maduro que ha disparado contra estudiantes que ejercían su derecho de protesta?

Nuestro presidente, lejos de mostrarse categórico y consternado con estos actos antidemocráticos y sangrientos, ha escogido bien cómo cuidar sus palabras. Hace un llamado “a la calma y al diálogo” mientras se están asesinando estudiantes con saña y violencia. Pide que “autoridades y ciudadanos realicen su máximo esfuerzo para que la democracia y el respeto a los derechos de todas las personas prevalezca”, cuando es muy claro que es Maduro quien ha respondido criminalizando a la oposición. Y hace votos para que se detenga “el enfrentamiento entre venezolanos” cuando somos testigos de que las balas vienen de un solo lado, de los colectivos armados y de las fuerzas de gobierno que Maduro ha puesto en las calles. Creo yo que nuestro presidente no es que no haya condenado suficiente lo que pasa en Venezuela, simple y tristemente no lo ha condenado.

Son meses sombríos para la libertad y parece que Castro y Maduro también tienen amordazados a nuestros presidentes en la región. Humala debió envalentonarse como siempre lo hace y censurar a Maduro, ser solidario con el pueblo venezolano, indignarse por las muertes de civiles, pedir el respeto a la Carta Democrática Interamericana y guardar distancia de la última Declaración de la Cumbre de la Celac en La Habana. Algo, cualquier señal que demuestre que el Perú no le hace la comparsa a esos gobernantes con talante autoritario.

La tibieza de la región para condenar lo de Maduro no es preocupación solo de los venezolanos. Si la arremetida contra la democracia triunfa hoy en Venezuela no solo se habrá sepultado el derecho de protestar de los venezolanos sino también se habrá amedrentado a las voces democráticas de toda América Latina.

Por eso hay que ser enérgicos en pedir a nuestro gobierno una posición basada en principios. En algo tan delicado como la vida y la libertad de las personas, si nada relevante en su defensa se va a decir, no hay diferencia entre decir algo a medias que apañe la violación de derechos humanos, y el acto cómplice de quedarse callado.

Publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 21 de febrero de 2014 en respuesta a la opinión de Daniel Abugattás que se puede leer aquí.

Hoy podría ser un día muy trágico en la historia de Venezuela. Dos marchas multitudinarias, una de la oposición y la otra organizada por el gobierno, se encuentran en las calles de la capital y podrían toparse en el mismo distrito. El régimen de Nicolás Maduro prohibió la marcha de la oposición y amenazó con violencia si sus manifestantes intentan ingresar al municipio del Libertador, en el centro de Caracas. Las cosas podrían ponerse muy feas.

Las tensiones han ido aumentando desde la semana pasada cuando decenas de miles de personas, mayormente estudiantes, tomaron las calles para protestar contra del gobierno. La mano dura con la cual el régimen ha respondido casi que no tiene precedente. Al menos tres personas han muerto, muchos han sido detenidos y otros tantos permanecen desaparecidos. Los estudiantes que han sido liberados denunciaron que fueron torturados y violados mientras estuvieron en custodia. Además, el gobierno emitió una orden de arresto en contra de Leopoldo López, el ex alcalde del distrito de Chacao y uno de los líderes más emblemáticos de la oposición. Como líder de la marcha de hoy, López ya se entregó a la Guardia Nacional.

Debemos tener en cuenta algunas cosas conforme se desarrollan estos sucesos:

Una gran porción de la población está harta: Esta no es la primera vez que decenas de miles de venezolanos se lanzan a las calles para protestar contra el gobierno. Sin embargo, conforme la aguda crisis económica recrudece, el nivel de desesperación en la población, particularmente los venezolanos de clase media, está llegando a un punto de ebullición. El índice de escasez muestra que más de uno de cada cuatro productos básicos no está disponible en los estantes. Largas filas son cosa de todos los días en los supermercados. Cuando la gente finalmente logra encontrar un producto, ve que su ingreso para comprarlo está cayendo rápidamente. La tasa de inflación oficial llegó a 56% el año pasado, pero según el Proyecto de Monedas Problemáticas de mi colega Steve Hanke, la tasa de inflación anual implícita realmente es de 305%. El crimen ha deteriorado significativamente las condiciones de vida: Venezuela es uno de los lugares más peligrosos del mundo con casi 25.000 homicidios en 2013—una tasa de homicidio de 79 asesinatos por cada 100.000 habitantes. El país se está convirtiendo rápidamente en un lugar invivible y muchos venezolanos creen que ya no tienen nada que perder.

El gobierno hará cualquier cosa para mantenerse en el poder: Estas son palabras casi literales de este fin de semana de Nicolás Maduro, quien incluso dijo que a él no le importa que lo llamen dictador. Las personas que temen que ocurra una guerra civil en Venezuela no comprenden que solamente un bando está armado: el gobierno y sus partidarios. El régimen de Maduro, cuyo aparato de seguridad es ampliamente controlado por el servicio secreto de Cuba, ya ha reprimido brutalmente a los manifestantes. Las fuerzas armadas y la Guardia Nacional están firmemente alineadas con el gobierno y hay poca o nula probabilidad de que se resistan a infligir una violencia sin límites contra los civiles. Además, pandillas armadas de partidarios del gobierno, conocidos como los “tupamaros”, actúan libremente con la complicidad de los servicios de seguridad y supuestamente estuvieron detrás de los asesinatos de un par de manifestantes la semana pasada. Es difícil creer que se de una guerra civil cuando solamente un bando está armado.

La verdadera amenaza para Maduro es interna: La oposición está desarmada y no constituye una verdadera amenaza a la permanencia de Maduro en el poder. Sus verdaderos enemigos están dentro de su gobierno, especialmente aquellos ligados al ejército y que son cercanos al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Cualquier señal de debilidad por parte de Maduro podría darle luz verde a esta ala del chavismo para que tome el poder. Maduro sabe esto y esta es otra razón por la cual es probable que ejerza una represión sin límites contra los manifestantes.

Los países latinoamericanos respaldarán a Maduro o permanecerán en silencio: Maduro no tiene que preocuparse acerca de la comunidad internacional, al menos no de sus contrapartes latinoamericanos. Mercosur ya ha emitido un comunicado declarando su solidaridad con el régimen venezolano. Pronunciamientos similares fueron emitidos por los gobiernos izquierdistas de Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Por otro lado, las naciones latinoamericanas con democracias más maduras como México, Colombia, Perú, Chile y Costa Rica han mantenido silencio, ya sea por cobardía o cinismo, y probablemente lo seguirán guardando. De manera que el gobierno venezolano tiene rienda suelta para reprimir a su pueblo sin tener que rendirle cuentas a sus vecinos o grupos regionales como la Organización de Estados Americanos o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Además, el gobierno venezolano simplemente ignorará cualquier crítica que venga de Washington o Bruselas.

No habrá una salida fácil. La pregunta es si la oposición será intimidada por la amenaza de violencia, como ha sido el caso antes, o si continuará en su lucha incluso si eso significa que haya más víctimas. Me inclino a pensar que las cosas se pondrán color de hormiga.

He recibido del expresidente Miguel Ángel Rodríguez la siguiente nota técnica a mi ensayo “Crecimiento económico sin reducción de pobreza: El caso de Costa Rica”, la cual procedo a reproducir de manera íntegra:

Falso que en 1999 se cambiara política de minidevaluaciones para incentivar exportaciones

Juan Carlos Hidalgo en su artículo “Crecimiento sin reducción de pobreza: el caso de Costa Rica” afirma: “Mientras en los 12 años del sistema de minidevaluaciones el BCCR estabilizó el tipo de cambio real, la evidencia sugiere que en 1999 las intervenciones del Banco Central devaluaron en gran medida la moneda, dando una ventaja competitiva a los sectores exportadores de la economía. Esto alimentó la inflación ya que el BCCR devaluó la moneda imprimiendo nuevos colones”.

Esta afirmación la sustenta don Juan Carlos en el artículo de Melvin Garita “Tipo de cambio y sector exportador: Impactos y propuestas” que a su vez lo basa en un supuesto cambio en las reservas internacionales “a partir de mediados del año 1999, cuando se (sic) una acumulación marcada, de crecimiento casi exponencial, de reservas monetarias internacionales”.

Cuatro diferentes argumentos hacen, cada uno, insostenible la afirmación de que en 1999 se da un cambio de política del BCCR para dar una ventaja competitiva a los exportadores.

Primero.- La simple inspección visual del gráfico en que fundamenta Garita su afirmación y la revisión de las estadísticas del Banco Central indican que en el período abril 1999 a abril 2000 (mes que usa Garita) si se da un crecimiento fuerte de las reservas netas internacionales del BCCR, pero se da después de una caída en el año anterior y se produce una caída en el año siguiente, evidenciando un fenómeno temporal y no un cambio de política. Además hay tasas mucho más altas de crecimiento en años anteriores (1986, 1989, 1992) y el crecimiento promedio de 1999 a 2002 es de solo un 3% anual.

Reservas Costa Rica

Segundo.- Los montos de reservas no son números mágicos. Se deben tomar en relación con su demanda. Lo usual es medirlas con relación a las importaciones o a la demanda total de divisas de la cuenta corriente, para medir cuantos meses de importaciones o de compras de divisas pueden financiar. Si tomamos las reservas internacionales netas del Banco Central o del sistema bancario nacional en proporción a las importaciones o a los egresos de divisas de la cuenta corriente, haciéndolo con los datos indicativos de demanda del mismo año o del año anterior, en todos esos casos las reservas así ponderadas del año 2000 -o sea, después del supuesto cambio de política del año 1999- son más bajas que en la mayoría de los años previos. También son más bajas en todos los casos en 2001 y además para el año 2002 en 6 de las 8 definiciones.

Es a partir de 2005 cuando se observa un gran incremento en el volumen de reservas, y ello es notorio en las dos alternativas de reservas netas (BCCR y Sistema Bancario Nacional) y en las versiones de valor absoluto, valor relativo en relación a las importaciones y valor relativo en relación a las salidas de divisas de la cuenta corriente.

Tercero.- Don Melvin Garita me argumentó que si hacía una estimación exponencial de 2002 en adelante, la que incluía el período desde 1998 era mejor (R cuadrado más alto). Esto es evidente. Si a cualquier serie numérica con alta tasa de crecimiento se le agrega al inicio una serie de números con bajo crecimiento y números inferiores a los de la primera, se mejora la aproximación a una curva exponencial. Pero eso no indica que los dos segmentos respondan a las mismas circunstancias.

Cuarto.- No basta con que una serie temporal tenga una forma matemática para sacar una conclusión sobre políticas económicas en el período. Si tomamos la evolución estimada de la población mundial en los últimos 70.000 años encontramos una curva exponencial, pero no por eso podemos atribuir el crecimiento tan acelerado de la población mundial en los últimos 200 años al incremento de la población humana resultante de la introducción de la agricultura y el pastoreo hace 10.000 años. Tampoco podríamos atribuir la revolución industrial a los adelantos de la agricultura europea de la alta edad media, a pesar de que si graficamos el PIB per cápita de esa región en los últimos 10 siglos tendríamos una curva exponencial con un incremento de su crecimiento en esa época. Es decir, no basta tener datos con una cierta propiedad matemática para tener una explicación de los hechos. Es siempre necesario, como lo demostró el fracaso de la escuela histórica alemana de siglo XIX y principios del XX, tener una base conceptual que explique las casualidades.

Un cambio en las reservas netas internacionales con relación a su demanda puede ser un indicativo de subvaluación de la moneda local, pero no nos permitiría esa sola circunstancia (si se diera, que ya demostró en este caso no se da) concluir que se ha dado un cambio en una determinada política.

Es bueno recordar que para usar las estadísticas y comer pescado hay que tener mucho cuidado.

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