¿Alguna vez fue atendido en una tienda por aquel vendedor que le hacía sentir que le estaba haciendo un favor a usted por dirigirle la palabra?
Pues ese mal vendedor parece ser Rafael Correa. En febrero de 2008 se acaba el periodo de extensión que EE.UU. le dio a las preferencias arancelarias (ATPDEA) con las cuales ingresan la gran mayoría de exportaciones ecuatorianas al mercado estadounidense. Esta semana el Presidente Correa ha dicho que "Ecuador no rogará por extensión de ATPDEA" sino que sacará de su bolsillo (el cual el presidente cree que sigue creciendo) "los $50 millones de dólares" que según él significan las preferencias arancelarias.
Cuando trabajé para mi mamá y mi papá ayudando en el almacen de materiales de oficinas que tenían me acuerdo que me decían siempre "no importa que el cliente sea pesado o esté loco, tu tienes que venderle". El orgullo del presidente frente al principal socio comercial del Ecuador podría salirle caro al país.
En lugar de andar repartiendo dádivas que no son nada más "pan para hoy y hambre para mñana", el gobierno ecuatoriano debería dedicarse a buscar mayor apertura para los productos ecuatorianos en otros mercados (particularmente en el de su principal socio comercial) y a reciprocar esa apertura tal como lo hizo Chile y como lo están haciendo los demás países latinoamericanos que están eliminando la pobreza a un paso acelerado.