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Archivo por Agosto 2007

¿Alguna vez fue atendido en una tienda por aquel vendedor que le hacía sentir que le estaba haciendo un favor a usted por dirigirle la palabra?

Pues ese mal vendedor parece ser Rafael Correa. En febrero de 2008 se acaba el periodo de extensión que EE.UU. le dio a las preferencias arancelarias (ATPDEA) con las cuales ingresan la gran mayoría de exportaciones ecuatorianas al mercado estadounidense. Esta semana el Presidente Correa ha dicho que "Ecuador no rogará por extensión de ATPDEA" sino que sacará de su bolsillo (el cual el presidente cree que sigue creciendo) "los $50 millones de dólares" que según él significan las preferencias arancelarias.

Cuando trabajé para mi mamá y mi papá ayudando en el almacen de materiales de oficinas que tenían me acuerdo que me decían siempre "no importa que el cliente sea pesado o esté loco, tu tienes que venderle". El orgullo del presidente frente al principal socio comercial del Ecuador podría salirle caro al país.

En lugar de andar repartiendo dádivas que no son nada más "pan para hoy y hambre para mñana", el gobierno ecuatoriano debería dedicarse a buscar mayor apertura para los productos ecuatorianos en otros mercados (particularmente en el de su principal socio comercial) y a reciprocar esa apertura tal como lo hizo Chile y como lo están haciendo los demás países latinoamericanos que están eliminando la pobreza a un paso acelerado.

Hace un tiempo en tomé un taxi en Buenos Aires y le pregunté a la persona que conducía de quien era el vehículo. Me respondió que el era el titular. Le dije que eso no era exacto e inmediatamente observé que abría la guantera para mostrarme el título de propiedad del rodado. Traté de explicarle que eso no era necesario ya que el verdadero propietario es la municipalidad. Ya un poco acalorado, intentó discutirme el punto. Pude convencerlo que me respondiera las siguientes tres preguntas: ¿quién decide de que color debe estar pintado el automóvil? ¿quién decide cual ha de ser la tarifa? y ¿quién decide el horario de su trabajo? De mala gana las tres respuestas aludían al intendente. En aire triunfal concluí que el gobierno era el dueño a pesar de que nominalmente los papeles estaban a nombre del soprendido conductor que quedó un tanto cabizbajo.

Es que vivimos una época de esplendor del fascismo. Este sistema es mas hipócrita que el comunista que declara abiertamente que la propiedad está a su nombre y usa y dispone de ella. En nuestros regímenes la propiedad la tiene registrada el particular pero usa y dispone el gobierno que es, precisamente, la definición del fascismo.

Gabriela Calderón en su nota sobre los taxis plantea la tontera mayúscula de las licencias y permisos de "taxis oficiales" en lugar de abrir la competencia de colores, tarifas y horarios. Nos estamos acostumbrando a referirnos a "piratas" a todos aquellos que ejercen el comercio libre y voluntariamente sin lesionar derechos de terceros. ¿No son acaso piratas en el sentido de bandidos los gobernantes?

Taxistas "ilegales"

Publicado por Gabriela Calderón de Burgos

Esta semana me enteré que esos taxis que he estado cogiendo por ya casi un mes, conocidos como "Taxi Amigo" por el nombre de la compañía para la que trabajan, son ilegales. Conversando con uno de los taxistas me enteré que hay muchas compañías de "taxis piratas" en Guayaquil y en Quito. La compañía para la que el trabajaba tenía 300 unidades y los viernes "no alcanza a atender a todos los pedidos" según me decía uno de los taxistas.

En Quito y en Guayaquil, al igual que en Nueva York, el gobierno ha decidido limitar el número de taxistas legales. Esa limitación se hace en el nombre de la protección de ciudadanos como yo que al final de cuentas ni queremos usar los taxis amarillos (los formales) porque esos tienen fama de ser más peligrosos. Qué ironía que los taxis formales/legales resulten ser los más peligrosos y temidos por los ciudadanos.

La limitación de placas es mantenida porque grupos de presión muy bien organizados como los taxistas formales existentes no quieren ser expuestos a la competencia como Taxi Amigo. La competencia a la que serían expuestos presta un mejor servicio: Taxi con GPS para localizar al taxista maltrecho a cualquier hora y en cualquier parte, taxi a pedido y en la puerta de su casa o donde sea que ud se encuentre, carros más nuevos con aire acondicionado, y el conductor está registrado en una base de datos.

Como me decía uno de los taxistas con los que conversé: "Lo peor de todo es que ni siquiera le quitamos negocio a los taxistas amarillos porque nosotros somos 'taxis a pedido' no cogemos clientes en la calle".

Lo cómico es que por más que las autoridades se las ingenien para imponer un orden no deseado por el conjunto de los individuos, los segundos siempre son más listos que las autoridades. Ayer mi taxista estaba disfrazado de doctor por si acaso lo paraban en la calle los policías y/o militares que andan cazando a los "taxis piratas"...

Un liberal en Cuba

Publicado por Juan Carlos Hidalgo

La semana pasada viajé por primera vez a Cuba. No lo hice con fines turísticos. Jamás podría hacerlo así. Fui porque me pidieron reunirme con un grupo de jóvenes disidentes que están tratando de sentar las bases de una nueva generación de opositores a la dictadura de Fidel Castro. Para alguien que ha crecido en un país estable y con una larga tradición democrática como Costa Rica, encontrarse en un país oprimido fue una experiencia chocante. No solo lo fue la propaganda del régimen que adorna cuanto muro y valla hay alrededor de las carreteras, o la presencia de policías en cada cuadra, o la molesta costumbre de los cubanos de ver sobre sus hombros cada vez que hablan contra la Revolución y su Máximo Líder.

Lo fue el haber sido perseguido por las autoridades por el simple "crimen" de reunirme con gente que piensa diferente. Nunca había experimentado el temor de ser buscado por algún cuerpo de seguridad. Ni tampoco el haber tenido que participar en una reunión a puertas cerradas, susurrando nuestros mensajes y esperando que nadie ningún miembro del Comité de Defensa de la Revolución nos hubiera detectado a nuestro arribo (como parece que fue el caso).

Ningún pensamiento ni supuesta conquista social justifica la represión que vive el pueblo cubano. Ni las penurias económicas que sufren a diario. Como turista, es difícil cuantificar la magnitud de la miseria a la que están sometidos los cubanos. Hay que interactuar muy de cerca con ellos para hacerse una idea. Se me queda grabada en la mente la imagen de José Luis, un médico veterinario que, en lugar de trabajar en su profesión y recibir un salario de $25 mensuales, se dedica a ofrecer servicios de hospedaje y transporte a los turistas. Lo conocimos el miércoles en la tarde en el malecón, cuando la temperatura rayaba los 37 grados con una humedad del 100%. Sus ojos denotaban a alguien que aprovecha la más mínima oportunidad para llevarle unos dólares a su familia. Una vez en su casa, una bastante sencilla, y sin que nosotros dijéramos nada, se refirió a su país como "Alcatraz", y nos explicó lo dura que es la vida del cubano.

Debido a las circunstancias veo muy difícil regresar a Cuba mientras la tiranía castrista siga en pie. Pero sin duda alguna lucharé en la medida de las posibilidades para llevarle libertad y democracia a ese sufrido pueblo.

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