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Archivo por Noviembre 2007

Los peores llegan a la cima

Publicado por Andres Mejia-Vergnaud

Un acierto de Hayek en el análisis del totalitarismo fue su tesis según la cual, en los sistemas políticos de ese corte, las peores personas llegan a los más altos lugares de dirección estatal y social. De acuerdo con Hayek, esto ocurre porque entre las personas más educadas y cultivadas suele haber mayor pluralidad de creencias, y por tanto una menor disposición a entregarse en brazos de una doctrina única. Y además, porque es normal que los tiranos atraigan el apoyo de personas débiles de intelecto, que no tienen fuertes convicciones propias. A esto puede agregarse que para prosperar en los ámbitos del poder generalmente es necesario tener pocos escrúpulos. Pues bien, en días recientes, a raíz de la crisis en las relaciones de Colombia y Venezuela, he podido ver el diagnóstico de Hayek realizado a la perfección en la práctica.

 He oído en las  emisoras radiales a varios líderes del chavismo, y después de hacerlo no es posible más que concluir que, en Venezuela, los peores están llegando a  la cima: sus palabras, para empezar, suelen ser exactamente las mismas; generalmente son agresivos al máximo, y muestran que su mente ha sido dócilmente moldeada por el dogma chavista. Muchos además exhiben una ignorancia histórica, geográfica y política la cual, para tomar prestadas las sabias palabras de Pilar Rahola sobre el régimen de Chávez, nos inspiraría risa si no fuera porque nos inspira mucho miedo.

Desde ayer he estado viendo en las noticias como se está quitando la máscara de "ciudadana" y "democrática" la revolución de Evo Morales en Bolivia. Después de meses de pretender que este era un proceso de participación ciudadana se ha revelado que la revolución que se está llevando a cabo en Bolivia es impuesta. Según leo en El Financiero (México):

"El ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, indigenista de centro izquierda, aseguró a medios informativos locales que la aprobación del texto constitucional el viernes pasado, en un cuartel de Sucre, fue una falta de respeto a los procedimientos, que le resta legitimidad y validez jurídica".   

 A los Socialistas del Siglo XXI parece que se les olvida que las democracias modernas que respetan las libertades de los individuos no se rigen por la lógica del garrote y del "50+1". Según esa lógica, el 49,3% de los bolivianos que no se manifestaron en los últimos comicios a favor del proyecto del Sr. Morales deberían ser ignorados. Esperemos que no se repita la película en la Asamblea Constituyente en Ecuador.

La difícil situación que en este momento atraviesan las relaciones de Colombia y Venezuela no es accidental, ni se debe solamente a la suspensión de la "mediación" que el gobierno colombiano había encomendado a Hugo Chávez, con el fin de buscar un "intercambio humanitario" de guerrilleros presos por militares y políticos secuestrados. En realidad, lo que estamos presenciando es una colisión entre el expansionismo chavista, y la necesidad de Colombia de protegerse ante tan agresiva y bien financiada estrategia.

En lugar de actuar como un mediador con profesionalismo, es decir, buscar de modo discreto que las partes puedieran llegar a un acuerdo, Hugo Chávez no hizo más durante estas semanas que dar un espectáculo continuo de protagonismo en los medios, y nunca fue claro de qué modo todo ese protagonismo iba a ayudar en la causa de la libertad de los secuestrados.Por otro lado, es lamentable que, en medio de ese espectáculo, los movimientos de Chávez se hubiesen limitado a promover la posición de una de las dos partes, las FARC, cuyo propósito principal en estos procesos es el de obtener un despeje de parte del territorio colombiano, y ganar un nuevo aire político, que les permita recuperar alguna ventaja tras la dura ofensiva militar que han sufrido. Por ello, Chávez incurrió en actos tan impropios como el de llamar por teléfono, en su calidad de jefe de estado de una nación extranjera, a altos oficiales del ejército colombiano. En buena hora terminó este desorientado proceso, que tal vez nunca debió haber comenzado. El presidente Uribe cometió un grave error al hacer este encargo a Hugo Chávez, y bien había podido esperar que sucediera lo que pasó.

¿Consenso?

Publicado por Gabriela Calderón de Burgos

Antes de que se implementaran las reformas en Chile tengo entendido que el país estaba en una virtual guerra civil. Las élites parecen haber estado divididas entre los que apoyaron a Allende y aquellos que, como los miembros de la Cámara de Diputados de Chile, se opusieron terminantemente a los atropellos de Salvador Allende en contra de la democracia. Esto nos lleva a la incómoda pregunta: ¿Es necesario acabar temporalmente con la democracia para realizar las reformas necesarias que, luego de ser aceptadas como exitosas por la gran mayoría de los ciudadanos, generen un consenso liberal?

Espero que la respuesta sea un categórico "no" porque en mi país las vacas volarán antes de que exista ese consenso y nunca es deseable acabar aún si sea "temporalmente" con la democracia. Tenemos una educación pública que desde hace más de 30 años es el monopolio y feudo personal del partido Movimiento Popular Democrático (MPD). Este partido que cree en la "democracia del garrote" está cosechando hoy lo que cultivó por décadas. El resultado es una élite complacida con el actual sistema de privilegios y búsqueda de rentas y una inmensa cantidad de gente graduada de un sistema educativo que inculca valores de la izquierda radical. Eso es un consenso anti-liberal.Sospecho que algo similar sucede en países como Bolivia y Venezuela.

Sin embargo, Chile y Perú parecen haber logrado ese cambio mental que menciona Ángel. Todavía no me queda claro cual fue el truco para lograrlo. 

Transformación mental

Tal como dice Juan Carlos el tema no es fácil, y por eso la región está como la sufrimos. Tampoco se trata de hacer consensos por consensuar. Es erróneo pensar que ese solo hecho nos llevaría al éxito. Consensuamos ser comunistas y nos vamos directo al despeñadero. Cuando hablo de consenso me estoy refiriendo a un consenso liberal el cual solo es duradero, estable, en la medida que se origine producto de una transformación mental, de un convencimiento real que ese es el camino.

 De lo contrario no deja de ser una herramienta, que cuando venga el próximo político de turno la cambiara. El ejemplo más claro son las reformas ocurridas en la región en los 90. ¿Qué puede aprender Latinoamérica de los chilenos? No soy yo quien lo diga. Solo me permito sugerir que la región debiera tener a la vista que solo con Democracia y Mercado se puede salir adelante. Que en cada elección no puede estar en vilo todo un país por lo que vendrá al día siguiente. ¿Cómo se logra ese consenso liberal? Con educación, no hay otra forma. Es lo que a fines de los 80 y en los 90 se denominó la batalla de las ideas.

Estoy de acuerdo con Ángel Soto en que el consenso liberal que disfruta Chile es el ideal político con el que soñamos muchos amigos de la libertad en la región. Sin embargo, ¿es posible transplantarlo a otros países latinoamericanos? Difícilmente. El problema de hablar de consensos en la mayor parte de América Latina es que existen grupos fuertes de izquierda que jamás consensuarían un modelo de desarrollo como el chileno.

 Sería lo ideal, pero no es realista esperar que el PRD mexicano, el FMLN salvadoreño, el MAS boliviano y otras fuerzas políticas de izquierda acepten la implementación de políticas liberales. De tal forma que la pregunta es qué fue primero. ¿El huevo o la gallina? ¿Se logra un consenso antes de implementar las políticas o éste es el producto del éxito de las mismas? ¿Qué debemos aprender los demás latinoamericanos de Chile?

Consenso liberal

La disyuntiva no es consenso o reformas liberales y el "secreto chileno" no está en esos aspectos. Primero, porque no es un secreto que para salir del subdesarrollo el único camino es emprender las reformas pro democracia y mercado. Sin embargo, la estabilidad en el caso chileno, léase su éxito, está en que junto con contar con un marco institucional y un estado de derecho que garantiza su permanencia, estas reformas fueron fruto de un consenso a nivel de las élites producto de la verdadera transformación mental que vivió Chile. Ahi está la clave y la diferencia con el resto de la región.

 Un sector del socialismo asumió la democracia y el mercado, mientras que la derecha tradicional había abandonado bastante antes el nacionalismo y corporativismo que le había caracterizado en parte hasta el 73. De ahí mi tesis que la clave del éxito chileno está en reformas liberales que se consolidaron fruto de un consenso gracias a la tranformación mental.

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