Para la opinión pública, para los políticos y gobernantes, la idea de controlar precios parece a primera vista muy atractiva. Venezuela es un país muy rico en recursos naturales, pero su gente vive muy mal porque sus gobiernos, irresponsables o ignorantes, impusieron estos controles por demasiado tiempo. Ahora no hay ni alimentos, ni medicinas ni repuestos para automóviles, ni papel, ni desodorantes. Las ideas del autor se refuerzan con anécdotas y con opiniones de otros, a favor y en contra de los controles.