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Archivo por Marzo 2012

El gobierno argentino ha impuesto serias restricciones a la importación de libros debido a preocupaciones “por la salud humana”. Así como suena. Según el gobierno, “manosear” un libro con altas concentraciones de plomo en su tinta puede resultar nocivo. “Si uno se pone el dedito en la lengua para cambiar la hoja puede ser peligroso”, dijo Juan Carlos Sacco, el vicepresidente de una organización industrial que apoya la medida.

El gobierno afirma que esto no es una prohibición. Sin embargo, dado que cada comprador debe ahora demostrar en la aduana del aeropuerto que la tinta en el libro adquirido tiene cantidades de plomo menores al 0,006% en su composición química, la importación de libros al país está completamente detenida.

La medida tiene mucho que ver con los crecientes esfuerzos del gobierno argentino por detener la salida de dólares del país. La fuga de capitales en el 2011 alcanzó los $21.500 millones, y se aceleró tras la reelección de Cristina Fernández de Kirchner en octubre. Frente a las crecientes presiones fiscales, y tras nacionalizar los fondos privados de pensiones y tomar parte de las reservas del Banco Central, muchos argentinos esperan que el siguiente paso es que el gobierno venga tras sus ahorros bancarios.

El gobierno ha reaccionado con medidas cada vez más ridículas. Perros adiestrados para olfatear están siendo utilizados en aeropuertos y puestos fronterizos para detectar la tinta utilizada en los billetes estadounidenses, de tal forma que los argentinos no puedan sacar del país más de $10.000 sin declararlo al gobierno. La administración Fernández está exigiendo a grandes importadores, tales como los fabricantes de automóviles, que igualen el precio de sus importaciones con bienes que deben exportar. Como resultado, Porsche está exportando vino Malbec y Mitsubishi ahora vende maní.

Esta es la economía que Paul Krugman defiende como la de “un país serio”.

La proliferación de controles de capital y a las importaciones está ahora amenazando la libertad de expresión. La restricción a libros extranjeros es una medida consistente con las recientes medidas contra la prensa escrita de la administración Fernández y de sus crecientes tendencias autoritarias. Como me comentara una amiga argentina recientemente, “En cualquier momento van por el Internet”.

La doctrina del shock

Según este denominado documental, basado en un texto de Naomi Klein, el comunismo fue apenas un "cuento de hadas", y el Muro de Berlín no simbolizó un sistema totalitario y criminal sino solo "la división de Europa"; lo malo del comunismo fue... Lo que vino después por culpa de los economistas liberales. Quien cree eso, quien cree que la maldad es solo debida a políticos como Margaret Thatcher y al camelo del "fundamentalismo de mercado", que jamás ha existido, ya puede creer cualquier cosa.

Aquí van unas muestras: las burbujas y las crisis son creadas por las empresas privadas y los mercados, no por autoridades ni organismo públicos como los bancos centrales; las mejores políticas económicas son aquellas en las que los burócratas fijan precios y salarios; lo peor, claro está, es EE.UU., único país al que se responsabiliza del terrorismo, aunque se rescata a sus presidentes "no militaristas" como (agárrese) F.D. Roosevelt. Lógicamente, Milton Friedman organizó el golpe de Videla, porque en la Argentina no pasaba nada antes. Y el golpe de Pinochet fue culpa exclusiva de la perversidad de EE.UU., porque en Chile tampoco pasaba nada. La URSS no quiso jugar en el Estadio Nacional de Santiago porque los comunistas luchan por los derechos humanos, y en ese estadio había presos políticos; nunca hubo presos políticos en la URSS, claro está. Para que quede claro, solo se habla de campos de concentración  ¡En Chile!

El presidente Mauricio Funes de El Salvador se ha manifestado en contra de la propuesta de su homólogo guatemalteco para legalizar las drogas como mecanismo para luchar contra narcotráfico en la región. Funes, un político de centro izquierda que inicialmente favoreció la propuesta de Guatemala, manifestó su oposición poco después de la visita a San Salvador de la secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Janet Napolitano.

¿Por qué Funes retiró su apoyo original a discutir la legalización de drogas? ¿Ejerció Washington algún tipo de presión sobre el presidente salvadoreño? Es difícil de decir. En primer lugar, gracias al DR-CAFTA los países centroamericanos ya no enfrentan sanciones comerciales si llegaran a molestar a Washington. Al contar con un tratado de libre comercio con EE.UU., se eliminó la incertidumbre que enfrentaban los centroamericanos al depender de concesiones unilaterales por parte de Washington que constantemente necesitaban ser renovadas o que podían ser modificadas sin previo aviso.

Sin embargo, hay otro programa unilateral que podría explicar porqué el presidente Funes retiró su apoyo de la propuesta de Guatemala. Es el programa de Protección Temporal de Estatus (TPS por sus siglas en inglés), que otorga ciertos beneficios migratorios a ciudadanos de determinados países "que temporalmente se ven impedidos de regresar de forma segura, o bajo ciertas circunstancias, cuando el país es incapaz de manejar el regreso de sus ciudadanos adecuadamente".

El Salvador fue designado como beneficiario de TPS en marzo del 2001, luego de que un par de terremotos causaran daños estimados en $1,600 millones —cerca del 12% del PIB salvadoreño. Los beneficios fueron extendidos años después cuando el huracán Stan arrasó al país en el 2005. Sin embargo, siete años luego, el TPS se ha convertido en un punto de negociación permanente conforme los presidentes salvadoreños piden repetidamente renovaciones a Washington. Aproximadamente 212.000 salvadoreños se benefician del TPS.

Coincidentemente, depende del Departamento de Seguridad Nacional el renovar el TPS. Así lo hizo para los ciudadanos salvadoreños el pasado 10 de enero, pero los beneficios prescribirán el 9 de septiembre de 2013 —a menos que sea renovado.

El TPS también beneficia a ciudadanos de Honduras y Nicaragua y estos prescribirán también el próximo año. No esperemos mucho entusiasmo de Tegucigalpa y Managua sobre la propuesta de Guatemala.

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