El socialismo salvaje degrada el ambiente, explota a los trabajadores, contribuye a la crisis alimentaria, acaba con las prácticas ancestrales en la tierra, sirve a las transnacionales y a los intereses del imperio. Una realidad vieja, con ejemplos nuevos:  La historia del arroz y el caucho en Laos, y la complicidad de China.

La última alocución del Jefe de Gabinete en nombre del gobierno pone en evidencia un serio problema conceptual que nos retrotrae a situaciones que se han ensayado en forma reiterada en nuestro país y en otros lares con resultados muy negativos, especialmente para la gente más necesitada.

Todas sus disquisiciones parecen partir de la premisa que los actuales gobernantes son los dueños de una estancia llamada Argentina. Así, se pronuncian sobre lo que deben ser el tratamiento de los distintos productos del agro, las exportaciones, la calidad de la tierra, los márgenes operativos, las formas de arrendamiento, el tipo de cambio y la asignación de factores productivos que de ello se deriva.

Esta es precisamente la tesis que prevalecía tras en Muro de la Vergüenza en Berlín y la razón del fracaso del sistema colectivista. Esto es así debido a que los precios constituyen señales clave para operar en el mercado al recoger información que por su naturaleza está dispersa y que es le resultado de conocimientos de quienes están en el “spot” y no pueden dirigirse desde el vértice del poder. Esta imposibilidad se debe a que la información no está disponible antes que las transacciones se lleven a cabo. Por ello es que las góndolas están relucientes de productos en donde operan mercados libres y están vacías en los lugares en los que los megalómenos del momento pretenden dirigir la economía desde los despachos oficiales.

En la medida en que el aparato estatal se entromete en los millones de arreglos contractuales que se llevan a cabo voluntaria y libremente, se invalida la evaluación de proyectos y la propia contabilidad ya que los precios se convierten en señales falseadas. Lamentablemente este grave mal entendido no es solo del gobierno sino que en muchos casos procede de quienes, en este caso, están supuestos de defender los intereses del campo.

En estos momentos resulta crucial recordar el consejo que surge de una pregunta que se formulaba Juan Bautista Alberdi y que respondía de este modo: “¿qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra”. Y tengamos muy en cuenta que el factor decisivo del aumento de salarios e ingresos en términos reales es la tasa de capitalización y ésta se obstaculiza en la medida en que los procesos de mercado se pretenden sustituir con decretos gubernamentales. Esta es la diferencia entre Uganda y Canadá.

La aplicación de la filosofía inherente a la Constitución de 1853/60 hizo que en nuestro país los salarios de los obreros de la incipiente industria y de los obreros rurales fueran superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, España e Italia, que la población se duplicara cada diez años y que nos disputáramos los primeros puestos con Estados Unidos en numerosos rubros, tal como lo explican historiadores de la economía como Colin Clark quien declaró que tuvo dos sorpresas mayúsculas a mediados del siglo xx: el resurgimiento de Japón y la caída vertiginosa de la Argentina. Es bueno recordarle al Jefe de Gabinete que él y todo el elenco gobernante son empleados nuestros y no al revés.

ElCato.org tiene ya una pequeña colección de artículos que analizan las posibles causas y/o soluciones. Afortunadamente muchos de nuestros académicos se han interesado en el tema y aquí quería enlazar sus artículos puesto que me parecen muy valiosos para cualquier economista o persona interesada en el tema.

•  Steve Hanke nos da una perspectiva histórica del asunto remontándose a las Leyes del Grano de Inglaterra de principios del siglo XIX en "Acerca del arroz y las Leyes del Grano".
• Patrick J. Michaels, Deepak Lal e Indur Goklany nos  advierten sobre los efectos negativos de la obsesión de los países desarrollados de reducir las emisiones de dióxido de carbono en "Disturbios alimenticios", "Biocombustibles: Un asalto a los pobres del mundo", y "Combustibles versus comestibles", respectivamente.
• Finalmente, Sallie James, analiza el impacto negativo de ciertas políticas agrícolas y energéticas estadounidenses y propone maneras en que dicho país podría contribuir a la solución del problema. Vale la pena leer "La lucha por la comida" para entender el problema desde la perspectiva estadounidense.

Así se titula la editorial que el domingo 18 de mayo publica el diario La Tercera. En el texto destaca como Chile ha transitado desde un fuerte optimismo sobre su propia capacidad de progresar a un desencant0 y más aún, pesimismo. El que fuera otrora ejemplo de desarrollo, hoy se aprecia confundido y sin el empuje de antaño.

¿Las causas? "ausencia de liderazgo claro de parte del gobierno, una clase política ensimismada y más obsesionada con mantener o llegar al poder que empeñada en la búsqueda de soluciones que beneficien a la sociedad; exceso de regulación en algunas áreas, lo cual desincentiva la inversión y da ventajas a los grandes conglomerados sobre los pequeños y medianos emprendedores; un ambiente laboral enrarecido por leyes rígidas y una actitud ambivalente de la autoridad". Para discutir...

Estos y otros inconvenientes, unidos al ya mencionado énfasis redistributivo que se ha apoderado de la agenda pública, alimentan un ambiente en el cual la preocupación por mantener altos índices aparece postergada.

"Calificarlas como terroristas [a las FARC] significa involucrarnos en un conflicto fraticida que no es nuestro, pero tampoco las calificamos como fuerza beligerante debido a todos los actos absolutamente reprochables que cometen las FARC, como por ejemplo secuestros, atentados terroristas etc.".

 -Rafael Correa, Presidente de Ecuador (Entrevista EFE).

Quiero felicitar a mis buenos amigos de Santa Cruz de la Sierra por el triunfo aplastante del domingo en el referéndum autonómico. El nuevo estatuto le da la potestad a los cruceños de definir sus propias políticas en cuanto a educación, salud, tierras y economía, así como elegir a las autoridades locales mediante voto directo.

No es cierto que esta estatuto sea separatista. Bolivia históricamente ha sido uno de los países más centralizados de América Latina, y este estatuto autonómico simplemente introduce cierto grado de federalismo, similar al que ya hay en países vecinos como Argentina y Brasil y en muchas otras partes del mundo.

Los liberales somos partidarios del federalismo, ya que creemos que entre más cercano al poder se encuentre el ciudadano, más capacidad tendrá de ejercer control sobre el mismo y sobre las políticas que afectan su vida.

Es importante recalcar que la aprobación de la autonomía en Santa Cruz, así como ocurrirá también en los próximos meses en Pando, Tarija, Beni, Cochabamba y probablemente Chuquisaca, es una reacción a la insistencia del gobierno de Evo Morales de imponer por la fuerza una constitución socialista y autoritaria similar a la implantada por Hugo Chávez en Venezuela. Este voto es una prueba contundente que grandes segmentos de la sociedad boliviana están en contra de que su país adopte el desacreditado socialismo del siglo XXI.