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Archivo por Julio 2016

En el artículo de hoy en "Memorias Porteñas" de Guillermo Arosemena, encuentro este interesante fragmento de una carta de Vicente Rocafuerte dirigida a Francisco Aguirre, presidente de la Convención que se reunió en Cuenca en 1843 para modificar la Constitución del Ecuador de 1835 de tal manera que, entre otras cosas, permita la presidencia perpetua:

“...el estado de mi salud no me permite volver a la Cámara; y aunque estuviera bueno, no me sería lícito tomar asiento en una Convención, cuya mayoría, en mi concepto, ha engendrado un monstruo constitucional, con el único objeto de elevar, por tercera vez, a la primera magistratura, a un jefe [Juan José Flores] que no ha sabido corresponder a las esperanzas de paz interior y exterior, de arreglo en las rentas públicas y de ventura progresiva, que la República había concebido y que tenía derecho para exigir que se hubiesen ya realizado. Como representante de la nación he protestado contra este atentado a las libertades públicas, y mi protesta ha sido rechazada por la mayoría corrompida, que avasalla la Cámara, privándome del derecho que me compete, como diputado, para emitir libremente mis opiniones, y hacerlas constar en las actas de las sesiones. La escena escandalosa de ayer manifiesta el estado de abyección y servilismo en que yacen los pretendidos representantes del infeliz Ecuador. Fiel a la Constitución de Ambato y a las leyes existente que he jurado sostener, no podré aprobar nunca el trastorno de las instituciones establecidas, sin necesidad urgente, ni conveniencia pública, y sin más objeto que favorecer las aspiraciones de la codicia y de la ambición”.

Arosemena dice de la idea de la presidencia perpetua: “más de 170 años después, sigue en la mente de los ecuatorianos”. Por eso es que hoy, las palabras de Rocafuerte siguen igual de vigentes.

Hace poco empecé a seguir la cuenta en Twitter del diario venezolano El Nacional. De repente vi en mi timeline un titular que parecía más de la cuenta humorística "Chiguire Bipolar" que de un diario de prensa tradicional. El titular decía "Costureras tienen más trabajo: venezolanos mandan a ajustar la ropa por dieta forzada".

Al leerla todo se percibe todavía más surreal:

Desde que el venezolano se vio forzado a cambiar la dieta debido a la escasez y a los altos precios de los alimentos, muchos han perdido peso y han recurrido a las costureras para arreglar la talla de sus prendas porque comprar ropa nueva les resulta muy costoso. "Lo que más hacemos es el cambio de talla a una más pequeña. Un cliente bajó tres tallas con el cambio de dieta porque la comida está muy cara", dijo Eufemia Abreu, encargada de un negocio de costureras en Altamira.

Hacia el final del artículo una costurera indica que aunque tienen más clientes, a estos cada vez se les hace más difícil asumir los costos de sus servicios, por los cuales las costureras se ven obligadas a cobrar más debido al alza generalizada de los precios (inflación). Una de ellas explica: "Subimos cada vez que aumentan los materiales, alrededor de cada dos meses. Cuesta conseguir hilos y cierres". Otra costurera dice que es difícil obtener los materiales para realizar los ajustes, por ejemplo, los cierres y los hilos: "Se ponen escasos. Hace unos meses un hilo estaba en 200 bolívares y ahora en 1.000. Las agujas pasaron de 50 bolívares por unidad a 1.400. Los paquetes de 10 agujas de 120 bolívares a 4.000".

Este episodio del "boom" de las costureras también sirve para ilustrar que simplemente crear más trabajo no necesariamente enriquece a las personas. Aunque las costureras tengan mas trabajo, parece que ni ellas ni la sociedad en su conjunto se están enriqueciendo. De hecho parece que aunque las costureras tengan más trabajo --y también lo tengan otros obligados a remendar cosas que en sociedades más ricas no necesitaran ajustes por dietas forzadas (sin mencionar la obvia incomodidad de estar sometidos a una dieta forzada) o simplemente serían sustituidas por una nueva compra-- su "bonanza" particular es evidencia del empobrecimiento de la sociedad en su conjunto.

Y lo mismo sucede con los zapatos y, es de suponer, con muchísimas cosas más que en casi el resto del mundo damos por sentado.

La FAO es la organización de las Naciones Unidas que se ocupa de la alimentación y la agricultura a nivel mundial. En los pasados cuatro meses les he enviado cartas a la oficina central en Roma, a la oficina de Washington y a la Oficina de Caracas, sin obtener respuesta alguna. Le envié dos mensajes al Sr. Bernardo Kliksberg, quien es asesor de este organismo para América Latina, sin que este señor tuviese la elemental cortesía de un acuse de recibo.

¿De qué se trataban mis cartas? De la indigna, parcializada y poco profesional conducta de la representación de las FAO en Caracas, a cargo del Sr. Marcelo Resende desde hace varios años. Para la representación de las FAO en Venezuela el gobierno de Hugo Chávez, primero, y ahora de Nicolás Maduro, han sido un ejemplo de eficiencia en obtener para el país soberanía alimentaria y en establecer eficientes sistemas de distribución de alimentos para la población venezolana. La prensa ha citado al Sr. Resende diciendo lo siguiente en Marzo de este año, ver: Resende, delegado de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), felicitó al gobierno venezolano por crear “el mejor sistema popular de distribución de alimentos”.

Resende manifestó en una reunión con el ministro de Alimentación Rodolfo Marco Torres: “Felicito al pueblo de Venezuela y su gobierno por crear la mejor red pública para distribuir alimentos y también los felicito por lograr una activa participación y organización social de todo su pueblo”. En abril, 2015, este personaje agregó que Venezuela “era un ejemplo de políticas públicas en materia de alimentación” y dijo que en “Venezuela no existía hambre gracias a los esfuerzos del gobierno”, celebrando la existencia de MERCAL, PDVAL y los Abastos Bicentenarios.

Estas declaraciones han sido hechas en abierto contraste con la realidad venezolana, ejemplificada por los saqueos a mercados, el espectáculo de las largas colas para adquirir lo poco que pueda encontrarse en los mercados y la reciente estampida de miles de venezolanos hacia Colombia a comprar comida cuando el régimen se digna abrir la frontera cerrada desde hace largos meses. En otro escrito muy elogioso para el gobierno (ver aquí), El Sr. Resende, representante de las FAO en Caracas dice (mi traducción):

“No solamente Venezuela ha logrado cumplir con las metas del Milenio en materia alimenticia sino que sido capaz de eliminar completamente el hambre en la región gracias a su cooperación internacional… Venezuela y las FAO creen firmemente en la meta de cero hambre”.

Agregó Resende que la cooperación con el gobierno de Venezuela está basada en el Plan de Acción de Hugo Chávez para erradicar el hambre en la región.

El gobierno de Chávez y de Maduro le dio a la representación de las FAO en Caracas doce millones de dólares para este programa, lo cual explica los elogios desmesurados de la representación de ese organismo hacia el régimen venezolano. Ello le ha permitido a la prensa mercenaria del régimen hacer creer que no hay problemas de alimentación en el país. Venezuelanalyisis, pasquín virtual del gobierno en inglés reprodujo hace pocos días un escrito que menciona la complaciente melosidad de las FAO con el régimen (mi traducción):  “La distribución de alimentos ha permitido la disponibilidad de renglones alimenticios básicos a precios subsidiados…. Estos esfuerzos han hecho posible logros históricos en seguridad alimentaria, de acuerdo a lo que testimonia las FAO”.

Publicado originalmente en el blog Las armas de Coronel (EE.UU.) el 17 de julio de 2016.

Cultura y subvención estatal

Publicado por Javier Paz

Yo sería un beneficiado de la subvención del arte y la cultura porque me gusta la literatura, la música y el teatro. Y aquí se viene un gran error, la idea de que rechazar la subvención del Estado a la cultura es estar en contra de la cultura. Semejante proposición es similar a decir que postular la separación entre Estado y religión es equivalente a estar en contra de la religión. Y en la misma y equivocada línea argumental andan quienes afirman que sin Estado no habría cultura, lo cual es equivalente a decir que no habría lenguaje, ni cuentos, ni tradiciones, ni buenos modales, ni valores.

Me parece fabuloso que las personas y las organizaciones privadas apoyen a la cultura. Solo podemos felicitar a las empresas e instituciones que promocionan y sustentan al arte y los artistas, porque lo hacen con su dinero. Pero el Estado maneja el dinero de todos, con el agravante de que obtiene ese dinero mediante la fuerza (nadie paga impuestos de buena gana). Entonces, debería, en primer lugar quitar lo menos posible el dinero de los ciudadanos y en segundo lugar, gastarlo en las cosas absolutamente indispensables y cuyo beneficio sea más o menos equitativamente distribuido.

Pero para no quedarnos en lo abstracto, quisiera dar un ejemplo. Chaplin Show es una fábrica de talentos y produce humor excepcional. Personalmente me gusta mucho y creo que pocos estarían en desacuerdo su calidad y trayectoria. Chaplin Show, según lo que ellos dicen al inicio de sus espectáculos, recibe el auspicio de la gobernación o el municipio (no recuerdo de cual), es decir del Estado. Ahora ¿qué público asiste a Chaplin? Me animaría a decir que el 95% es gente con condiciones económicas por encima de la media. Entonces, el Estado, como un Robin Hood al revés, quita a los pobres (impuestos), para beneficiar a los ricos, mientras la educación pública es una vergüenza y la salud pública es un martirio y el transporte público es incipiente.

Finalmente, a juzgar por lo que uno escucha, pareciera que todos estamos de acuerdo en que los políticos son en general ladrones y corruptos. Entonces, la prudencia y el sentido común nos llevarían a concluir que a los políticos (que al final son los que tienen el control del Estado) uno debe darles lo mínimo posible en recursos para que hagan las labores indispensables de la sociedad. Quienes admiten la corrupción de los políticos y a la vez piden un Estado más grande, involucrado cada vez más en los asuntos de la gente, no tienen claras sus ideas.

Santa Cruz de la Sierra, 15/05/16

Muchas personas se asombran de que Venezuela, siendo un país tan rico en recursos naturales, esté sumida en la pobreza más atroz. Allí escasea hasta lo más elemental para poder llevar una existencia digna. La carestía abarca desde el papel higiénico hasta los alimentos más indispensables e incluso, los medicamentos. La conjunción de los dos últimos factores mencionados ha provocado la muerte de algunas personas, primordialmente de niños pequeños.

Los que se asombran de este estado de situación, provienen esencialmente de los países subdesarrollados porque en los culturalmente avanzados, hace siglos que han comprendido que la prosperidad es hija de las ideas, hábitos y leyes que caracterizan a un pueblo. En otras palabras, proviene del espíritu de la nación.

La mentalidad científica es una de las notas distintivas de los países desarrollados. La experiencia pasada por el tamiz de la razón, es lo que orienta el accionar tanto individual como de los gobernantes. No se asumen como verdades las “palabras seductoras” sino aquello que ha sido investigado rigurosamente y corroborado en los hechos.

Montesquieu afirmó que las leyes son las grandes responsables de la calidad de vida que hay dentro de un territorio. La buena legislación incentiva el progreso, tanto individual como del país en su conjunto; la mala, miseria generalizada. Las normas jurídicas a su vez, hunden sus raíces en las costumbres y doctrinas dominantes de ese pueblo.

Es importante resaltar que para llegar a esa conclusión, este autor no hizo filosofía barata, sino que investigó y comparó las leyes que tenían diferentes comunidades de su tiempo (siglo XVIII) con los resultados obtenidos tanto económicos como de libertades.

Por su parte Max Weber analizó las características de diferentes tipos de personas que han alcanzado –para bien o mal de sus conciudadanos- una posición política encumbrada. Fue él quien describió a los líderes carismáticos. Este autor define el carisma, como un atributo de ciertas personalidades que sobresalen, por salirse de lo común de una manera difícil de imitar por otros.

El carisma es un magnetismo intenso que se proyecta sobre otros a un nivel emocional desprovisto de racionalidad. El líder carismático es buen comunicador, persuasivo y egocéntrico. Adapta su lenguaje a las características del público a quien va dirigido. Ejerce su poder por medio de la persuasión verbal y la excitación emocional. Suelen ser un fenómeno peligroso porque frecuentemente hacen surgir fanatismo entre sus seguidores.

Hugo Chávez fue un líder carismático y hundió a Venezuela en la pobreza y la desesperación. José “Pepe” Mujica es otro, y sentó las bases para que Uruguay transitara un camino parecido. En ambos casos eso fue posible, porque la cultura y costumbres de los latinoamericanos son proclives al surgimiento de esta clase de caudillos.

La trayectoria de Chávez y lo que provocó, es bien conocida; la de Mujica todavía no, porque los uruguayos estamos en una etapa más atrasada del mismo proceso.

Veamos en qué nos basamos para hacer esa afirmación:

Mujica gobernó nuestro país en el período 2010-2015. En la mayor parte de ese tiempo, el precio de nuestros productos de exportación alcanzó niveles nunca vistos desde la década de 1950. En consecuencia, los ingresos públicos también crecieron en forma exponencial. Jamás había el Estado uruguayo contado con recursos tan cuantiosos como en esa etapa. Sin embargo, el déficit fiscal a enero de 2015 fue de 3,6 % del PBI, la misma magnitud que tuvo en diciembre de 2002, año en que estalló la traumática crisis bancaria que asoló a los habitantes de nuestro país.

Dada esa situación, ¿cómo fueron administrados esos dineros?

Dicho en forma sintética, hubo un colosal despilfarro de los dineros públicos que fueron manejados de modo desaprensivo. El norte de la administración fue fundamentalmente beneficiar a los amigos, a los correligionarios, perpetuarse en el poder y sentar las bases de un socialismo al estilo cubano-chavista.

Daba la sensación de que el hecho de que esa plata no le pertenecía al presidente sino a los contribuyentes, carecía de importancia. En gran medida fue manejada discrecionalmente como si fuera propia. Esto quedó comprobado cuando Mujica reconoció, que les había dicho a los jerarcas de las empresas púbicas que invirtieran todo lo que pudieran sin hacerle caso al Ministro de Economía, porque éste tenía la misión de “machetear”.

Entre las principales decisiones funestas tomadas por Mujica, se encuentran las siguientes:

  • Nombrar por amiguismo al frente de Ancap –la petrolera monopólica estatal- a alguien que notoriamente no estaba capacitado para dirigirla. El resultado fue que la fundió (aunque parezca increíble) y tuvo que ser capitalizada en forma urgente para que no tuviera que cerrar. Esa “gracia” le costó a los contribuyentes entre U$S 800 y U$S 1.200 millones.
  • La información con respecto a Ancap fue conocida a raíz de la única comisión investigadora legislativa que permitió el partido gobernante. En ese momento Mujica declaró que era un grave error autorizarla. Por eso no se sabe cuál es la situación real de las otras empresas públicas aunque se sospecha, que será parecida a la de Ancap.
  • Creó el Fondo de Desarrollo (Fondes), “la vela prendida al socialismo” según sus propias palabras. Ese organismo tuvo como misión promover las cooperativas de trabajadores. La ideología tras ese emprendimiento fue, que sus resultados no debían ser medidos con “una vara economicista”. El resultado de tal “filosofía” ha sido, que el Fondes concedió créditos que sumaban más de U$S 70 millones a 28 empresas, en muchos casos incumpliendo la normativa vigente en la materia. Al finalizar el gobierno de Mujica, había una gran morosidad y la siguiente dirección tuvo que pasar a pérdida entre el 60 % y 70% del capital del organismo para “sincerar” los números y por razones de “buena administración”.
  • Bajo su presidencia ingresaron 33.631 empleados públicos más. Se tiene una idea cabal de la magnitud de esa cifra, al considerar que la población total de Uruguay es de unos 3.300.000 habitantes. En el año electoral ingresaron 9.384. O sea que el Estado ocupa 1 de cada 5 trabajadores.
  • Cerró intempestivamente Pluna, la aerolínea estatal uruguaya. Pero luego inventó la creación de una nueva, Alas-U, integrada por ex funcionarios de Pluna. A estos trabajadores les otorgó condiciones privilegiadas porque gozaron de un subsidio por desempleo por tres años (lo normal es que sea por 6 meses) y el Fondes les otorgó un crédito casi sin ningún tipo de garantías por U$S 15 millones. En total el Estado desembolsó por este motivo U$S 24 millones.
  • Apenas dos meses después de haber comenzado sus operaciones, la aerolínea enfrentó graves dificultades financieras que la obligó a cancelar vuelos. Está en duda que pueda seguir funcionando.

    La inercia de esa forma de dilapidar el fruto del trabajo ajeno continúa. Actualmente el déficit fiscal es del 4 % del PBI, la inflación supera el 10%, sube el desempleo en el sector privado, las empresas afrontan crecientes dificultades para seguir con sus puertas abiertas y disminuye el ingreso real de la población.

    Los líderes carismáticos latinoamericanos -esos encantadores de serpientes- seguirán cautivando a los extranjeros con sus peroratas en contra del capitalismo y el consumismo. Y simultáneamente los países regidos por ellos, continuarán sufriendo las consecuencias de tanta “filosofía barata”.

Estos son extractos de programas realizados por la Secretaría del Buen Vivir, organismo estatal con rango de ministerio en Ecuador, donde aparece el ministro de dicha cartera recomendando actividades que comprenden el "buen vivir". Aquí les dejo un par de extractos en el que el Secretario del Buen Vivir Freddy Ehlers nos recomienda hacer siesta y abrazar árboles. Creo que esto solo debe pasar en Ecuador...

Todo esto, por supuesto, se deriva de la muy anti-liberal idea de que al Estado le corresponde promover la felicidad de los individuos.

Encontré este pasaje acerca de la educación superior en el Libro V de La riqueza de las naciones y me sentí plenamente identificada, pues a lo largo de una vida estudiantil desde pre-kinder hasta la maestría, salvo las brillantes excepciones de profesores valiosísimos, tuve muchos profesores que se merecían esta crítica:

"En vez de explicar él mismo a sus alumnos la ciencia en la que se propone instruirlos, puede leerles algún libro; y si este libro está escrito en una lengua extranjera y muerta puede traducirlo a sus alumnos o, lo que le causaría menos problemas, puede hacer que se lo traduzcan ellos, y al dejar caer algún comentario aquí y allá puede fantasear con la idea de que está dando una lección. Podrá hacerlo con un mínimo de conocimiento y esfuerzo, y no se expondrá al menosprecio y la mofa, ni a decir nada que sea verdaderamente tonto, absurdo o ridículo. La disciplina del colegio, al mismo tiempo, le permitirá obligar a todos sus alumnos a que asistan regularmente a sus seudolecciones, y a que se comporten con la máxima decencia y respeto mientras dure su actuación”.

Smith explicaba que estos profesores eran el resultado de un sistema en el que los incentivos estaban pervertidos, pues cada vez más el profesor dependía menos del estudiante para obtener su ingreso, todo lo cual mermaba una rendición de cuentas efectiva del profesor ante sus estudiantes. Él escribía en una época en que estaba disminuyendo la práctica de que los estudiantes le pagaran directamente al profesor y aumentando aquella de pagarle a una universidad por un "paquete" de profesores. La educación universitaria gratuita en aquellos países donde todavía no existe, terminaría cercenando la conexión, al menos indirecta, que existe entre el profesor y el estudiante en las instituciones de educación superior.

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