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Archivo por Diciembre 2016

Videojuegos terroristas

El número dos y portavoz parlamentario de Podemos, Íñigo Errejón, aprovechó el reciente atentado terrorista en Berlín para criminalizar a los videojuegos violentos. Según manifestó en una entrevista en la Cadena Ser: “Creo que también hay un efecto imitación. Estoy convencido de que el que ha hecho lo de Berlín no lo habría hecho de la misma forma si no es porque conoce lo de Niza y porque ha visto videojuegos similares y películas similares”. Uno esperaría de nuestros representantes un poco más de prudencia a la hora de efectuar declaraciones tan gratuitas y aventuradas que, en última instancia, sólo contribuyen a colocar el foco de la sospecha sobre centenares de miles de adolescentes que disfrutan de su tiempo libre sin dañar ni entrometerse en la vida de nadie. Si en asuntos de Justicia solemos aplicar la máxima de la “presunción de inocencia” y exigimos pruebas suficientes como para despejar toda “duda razonable” antes de efectuar una declaración de culpabilidad, sería conveniente emplear reglas igualmente prudenciales a la hora de juzgar de un modo tan severo las consecuencias presuntamente derivadas de jugar a los videojuegos. Sobre todo porque la evidencia disponible a la hora de efectuar tales afirmaciones es más bien escasa.

Es verdad que en los experimentos controlados en laboratorio sí suele encontrarse una cierta relación positiva entre exposición a videojuegos violentos y pulsiones agresivas u hostiles: es decir, aquellas personas que han dedicado parte de su tiempo a visualizar o participar en videojuegos violentos tienen ulteriormente respuestas, pensamientos o actitudes algo más agresivas que el resto. Pero un cierto aumento de la agresividad según los artificiales parámetros experimentales de un laboratorio no equivale a un incremento de los comportamientos violentos en el mundo real y, mucho menos, a un aumento de las actividades terroristas. Precisamente, uno de los últimos estudios publicados al respecto (Violent Video Games and Violent Crime, de Cunningham, Engelstätter y Ward) no encuentra relación alguna entre mayor exposición a los videojuegos violentos e incrementos de la delincuencia; más bien al revés, los autores constatan que, de existir algún tipo de conexión, sería más bien negativa. A más videojuegos violentos, menor criminalidad: “no hallamos ninguna evidencia de los videojuegos aumenten la delincuencia, si acaso la reducen”. Antes de seguir degenerando hacia el meapilismo doctrinario, más valdría que Podemos le echara un vistazo a la evidencia disponible y contuviera su incontrolable ansia de ingeniería social.

Publicado originalmente en La Razón (España) el 23 de diciembre de 2016.

Texas vs. Venezuela

Publicado por Javier Paz

La edición dominical de El Deber hace una comparación entre el estado de Texas y la República Bolivariana de Venezuela indicando que el PIB per cápita venezolano es de $us 13.000 y su índice de desarrollo humano es de 0,697 mientras los indicadores texano son de $us 45.000 y 0,914 respectivamente. El factor que mejor explica esta diferencia es el régimen de propiedad privada. En Texas quien es dueño del suelo, es dueño de sus recursos y si encuentra oro o petróleo, le pertenecen, se hará rico y pagará impuestos razonables sobre su explotación. En Venezuela decidieron que el petróleo debía ser del Estado para que así se reparta y no haya pobreza; el resultado es que en Venezuela abundan los pobres (ahora y siempre). En Texas, donde el Estado no es dueño de los recursos naturales, la pobreza es mucho menor tanto en cantidad de personas pobres como en su calidad de vida: ser pobre en Venezuela es peor que ser pobre en Texas.

Y si comparamos otros elementos, como los niveles de violencia, de asaltos y asesinatos vamos a encontrar nuevamente pierde Venezuela. Según Wikipedia en Venezuela hay 39 homicidios con armas de fuego por cada 100.000 habitantes lo que la hace uno de los países más violentos del mundo, donde muere más gente por armas de fuego que incluso lugares que se encuentran en guerra. Texas por el contrario tiene una tasa de 3,2 homicidios por 100.000 habitantes, guarismo levemente inferior al promedio de los Estados Unidos de 3,5. En Texas, como en todo Estados Unidos, el poseer armas es legal y de hecho el derecho a poseer armas de fuego tiene protección constitucional y este estado norteamericano es uno de los lugares con mayor índice de armas en el mundo. En Venezuela las armas son prohibidas y el Estado las controla, lo que significa que solo los criminales tienen armas, mientras se priva a la gente decente de poseerlas. Otro ejemplo de cómo la intromisión del Estado genera consecuencias contraproducentes.

La pobreza de Venezuela es producto del estatismo desde antes de Chávez, el extremo al que ha llegado de crisis humanitaria es producto del socialismo impuesto por Chávez. Si los venezolanos quieren salir de la crisis política, económica y de derechos humanos en la que se encuentran, deben dejar el socialismo; si quieren reducir significativamente la pobreza, deben acabar con el estatismo, implementar un verdadero régimen de propiedad privada y abrazar el capitalismo, como lo hizo Texas.

Santa Cruz de la Sierra, 06/11/16

El consumidor

Publicado por Isaac Katz

¿Cual tiene que ser el objetivo último de la política económica? La respuesta es sencilla: generar las condiciones institucionales para que las familias maximicen su nivel de bienestar dado el ingreso que obtienen de su actividad productiva y, a través de esta maximización familiar, que se traduzca a que también se maximice el bienestar de la sociedad en su conjunto. Para que ello pueda suceder obviamente se requieren varias condiciones.

Primero, es indispensable que los mercados, tanto de bienes y servicios como de factores de la producción, operen en condiciones de competencia. Para ello se requiere que haya bajas barreras regulatorias de entrada y salida de los mercados. Una regulación eficiente facilita la movilidad intersectorial, intrasectorial y regional de los factores de la producción (capital, mano de obra) y le permite a cada agente económico privado, poseedor de recursos productivos, decidir con libertad cómo y dónde asignarlos. La escasez de recursos es una realidad de la cual no nos podemos escapar y, ante ello, cada agente económico buscará asignar sus recursos hacia aquella actividad en la cual espere obtener la mayor rentabilidad ya que ello le permite generar el mayor ingreso posible que le permita, a su vez, maximizar su bienestar y el de su familia a través del consumo. Más aún, con mercados de bienes y servicios operando en condiciones de competencia, implica que los consumidores tendrán una mayor diversidad de bienes entre los cuales elegir, mayor calidad de los mismos y menores precios. Además, tener una eficiente y transparente regulación de los mercados se refleja en una menor incidencia de corrupción, mayor inversión, mayor creación de empleos y mayor crecimiento.

Segundo, es indispensable que haya estabilidad macroeconómica, con una inflación baja y estable. La inflación es un impuesto expropiatorio de la riqueza individual y, peor aún, es el impuesto más regresivo que existe ya que las familias de menor ingreso no tienen acceso a instrumentos financieros que los protejan de la inflación, además de que como porcentaje de su ingreso familiar su tenencia de dinero en efectivo es mayor que el de las familias de mayor ingreso. Tener un escenario de bajas y estables tasas de inflación, además de mantener el poder adquisitivo del dinero, le permite a los individuos poder hacer una mejor y más eficiente planeación de sus decisiones de consumo intertemporal.

Tercero, el papel del gobierno en la corrección de las fallas de mercado. Ofrecer bienes públicos financiados con la recaudación general de impuestos, gravar las externalidades negativas (como la contaminación ambiental generada por acciones individuales) y subsidiar las positivas (como la educación) y combatir las prácticas monopólicas que llevan a un perjuicio para los consumidores y un costo en el bienestar de la sociedad. Una eficiente labor del gobierno en la corrección de las fallas del mercado permite acercarse al óptimo social. Adicionalmente, es papel del gobierno asumir una política de subsidiaridad para generar un arreglo institucional que derive en igualdad de oportunidades.

Cuarto, relacionado con el primero, es la necesidad de tener un libre comercio internacional de bienes y servicios así como la libre movilidad internacional de capital (con tipos de cambio flexibles) y de mano de obra. Esto no solo amplía el abanico para los consumidores sino que también se traduce en una más eficiente asignación de recursos en las diferentes regiones del mundo y, en consecuencia, mayor generación de ingreso y mayores niveles de bienestar familiar.

Donald Trump (igual que muchos en México) no lo entiende; que alguien se lo explique, por favor.

Publicado originalmente en Asuntos Capitales el 6 de diciembre de 2016.

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