Muchos temíamos que el presidente Rafael Correa desatara una cacería de brujas en Ecuador luego de la sublevación policial del 30 de septiembre, la cual su gobierno rápidamente tildó de "intentona de golpe". Como mi colega Gabriela Calderón escribió unos días después de esos incidentes, la narrativa del gobierno de que Correa estuvo secuestrado en un hospital por los miembros sublevados de la policía nacional ha sido severamente socavada por varios testigos que dicen que Correa se quedó voluntariamente en el edificio y que él estuvo en control de la situación en todo momento. Mary O'Grady del Wall Street Journal también mencionó esto en su columna semanal.
Uno de los testigos críticos es César Carrión, director del hospital donde Correa supuestamente estuvo retenido en contra de su voluntad. Carrión no había sido involucrado por las autoridades en la rebelión policial --hasta la semana pasada. El 21 de octubre Carrión declaró en un reporte especial transmitido por CNN en Español que Correa no había sido secuestrado ni había sido amenazado. Un par de días después, Correa atacó a Carrión en su cadena radial, denominándolo como un "conspirador" y advirtiéndole que "sepa con quién se está metiendo, yo soy el Presidente de la República pedazo de majadero, tú eres mi subalterno y no puedes estar por tus intereses y odios personales tratando de hacer quedar como mentiroso a quien es tú Jefe". Carrión fue despuedido de su cargo poco después y antier fue arrestado por "intento de magnicidio contra el Primer Mandatario".
Muchas otras personas, incluyendo periodistas, quienes se atrevieron a cuestionar la dudosa aseveración del gobierno de que hubo un intento de golpe de Estado (por ejemplo, el alto comando militar dio su respaldo total al presidente el día del supuesto golpe) también han sido amedrentadas por las autoridades. Sin embargo, algunos funcionarios del gobierno aparentemente no recibieron el comunicado acerca de la alegación oficial de un golpe. El día de la sublevación Doris Soliz, Ministra de Coordinación Política le dijo a CNN en Español que no había un intento de golpe. El mismo día, Vinicio Alvarado, Secretario de Administración Pública negó en televisión pública la posibilidad de un golpe, diciendo que la protesta era simplemente "una demanda puntual de una institución del Estado".
Observadores internacionales también han cuestionado la seriedad del alegato de Correa de que hubo un intento de golpe. Pero lo que parece claro ahora es que el gobierno ecuatoriano ha decidido utilizar este incidente para perseguir a sus opositores políticos y a la prensa independiente. Aquellos que cuestionan la narrativa oficial, se enfrentan a represalias.