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Archivo por Febrero 2009

Pobre Nicaragua

Publicado por Juan Carlos Hidalgo

“Nadie puede investigarnos... El Poder Judicial es autónomo, podemos inventar 100 planillas, tener 500 mil empleados, esa es potestad del Poder Judicial".

Manuel Martínez, presidente de la Corte Suprema de Nicaragua, ante denuncias del diario La Prensa que revelan que al menos 11 de los 16 magistrados tienen hijos, hijas, parientes y hasta amigos políticos laborando para la Corte.

El senador Richard Lugar (R-IN), el republicano de más alto rango dentro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, ha publicado el borrador de un informe sobre la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba. En éste, Lugar señala que las sanciones que Washington ha impuesto sobre La Habana por casi medio siglo han fracasado en introducir la democracia en Cuba, y además recomienda levantar el embargo y normalizar relaciones con la isla.

Las recomendaciones del reporte son muy similares a las que hemos venido proponiendo en el Cato Institute por muchos años con respecto a la política que Estados Unidos debería tener hacia Cuba.

El 30 de enero de 1933 (en plena Gran Depresión), Paul von Hindenburg nombró al nacionalsocialista Adolfo Hitler como Canciller de Alemania; y casi un mes después ocurrió el incendio del Parlamento como consecuencia de un acto terrorista en el que es muy posible que los nazis hubieran estado involucrados.

El 28 de febrero, un día después del fuego, Hitler convenció a Hindenburg de que emitiera un decreto Para la protección del pueblo y del estado. El mismo suspendía las garantías constitucionales relacionadas con los derechos individuales. Hitler y los nacional-socialistas sabían que en tiempos de crisis y de turbulencia, la gente está bien disupuesta a renunciar a su libertad, con tal de que retorne el orden.

Dos semanas después del incendio Hitler obtuvo, del Reichstag los poderes que reclamaba para controlar la situación y para manejar la crisis. En el parlamento 441 representantes, contra 84, votaron a favor de darle a Hitler el poder que demandaba. Y el 23 de marzo, democráticamente, Hitler se convirtió en dictador de Alemania, libre de toda atadura constitucional, o parlamentaria. Los poderes se le entregaron temporalmente, por cuatro años.

Hindenburg murió en agosto de 1934 y Hitler asumió los títulos de Fuehrer y Canciller del Reich; y usó sus poderes de emergencia para consolidar su control omnipontente sobre todo el país. Cada cuatro años, sin embargo, Hitler acudía al Parlamento a renovar sus poderes temporales; y el Reichstat, democráticamente se los renovaba. Y la gente aceptaba, tranquilamente, este orden de cosas.

De esto me he acordado ahora que leo que Hugo Chávez consiguió que los venezolanos le dieran el a sus posibilidades constitucionales de reelección indefinida. "Preparémonos pues: comienza el tercer ciclo histórico de la revolución, del 2009 al 2019. ¡Estoy listo! En el 2012 habrá elecciones presidenciales para el período 2013-2019 y, a menos que Dios disponga otra cosa, que el pueblo disponga otra cosa, este soldado es ya precandidato a la Presidencia", afirmó Chávez.

Los Hitler y los Chávez (o los Correa, los Morales, las Fernández) no ocurren en el vacío. Se crían en tiempos de crisis; y se cultivan cuando la gente tiene miedo. Como cuando hay crisis económicas, o cuando se percibe intensa inseguridad ciudadana. Y cuando las élites sociales, económicas, académicas y políticas demuestran incapacidad.

Para aquellos que no viven en Ecuador, esta noticia puede que no les llegue de otra manera. Resulta que el ex vice-ministro de Seguridad Interna y Externa del Ecuador, José Ignacio Chauvín, ha admitido --públicamente-- haber sido amigo personal de Raúl Reyes y haberse reunido con el 7 veces entre noviembre de 2007 y marzo de 2008, habiendo sostenido la última reunión dos días antes del bombardeo al campamento de Reyes por parte de las Fuerzas Armadas de Colombia.

Esto es de tremenda importancia en el Ecuador puesto que, como verán en el video presentado aquí, el Presidente Correa puso a disposición su cargo si es que se comprobaba en algún momento que su gobierno --OJO, no él personalmente sino alguien de su gobierno-- tenía nexos con las FARC. El escándalo de Chauvín parece traer una cola muy larga y al fiscal del Guayas, quien conduce la investigación y denunció que se había realizado una "limpia" de oficiales en la policía en lo que parecía un intento encubrimiento, ahora se le ha prohibido hacer declaraciones públicas acerca del caso.

Hace unas horas, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia publicó una declaración acerca del estado de la guerra contra las drogas en América Latina. La conclusión es contundente: “Las políticas prohibicionistas basadas en la represión de la producción y la distribución, así como la criminalización del  consumo, no han producido los resultados esperados. Estamos más lejos que nunca del objetivo de erradicación de las drogas”.

¿Quiénes integran esta comisión? Pues nada menos que tres respetados ex-presidentes latinoamericanos (Fernando Henrique Cardoso de Brasil, Ernesto Zedillo de México y César Gaviria de Colombia), además de otros connotados intelectuales y diplomáticos de la región como Mario Vargas Llosa, Enrique Krauze, Paulo Coelho, Moisés Naím y Sergio Ramírez.

Aparte de señalar lo obvio--el fracaso de la guerra contra las drogas--la comisión hace un llamado a “romper el tabú” que existe sobre la discusión de alternativas a la política prohibicionista que caracteriza a los esfuerzos anti-drogas en América Latina. Para esto la comisión sugiere enfocar el consumo de droga como un tema de salud pública y no uno criminal. También propone discutir la conveniencia de la descriminalización de la marihuana para consumo personal, entre otras medidas sensibles.

El caos de violencia que envuelve a México debido al tema del narcotráfico, violencia que ya empieza a derramarse sobre los países centroamericanos hace más que pertinente el llamado de esta comisión. La guerra contra las drogas ha dejado un legado de muerte y corrupción. Llegó la hora de discutir alternativas.

El gato y Tío John

Publicado por Alberto Benegas Lynch

El maestro de una escuela trataba infructuosamente de explicarle a tres niños las motivaciones de los actos humanos. Una noche tuvo un sueño que aparentemente daba en la tecla y resolvió trasládaselo a su pequeña e incrédula audiencia. El diálogo se suscitó del siguiente modo en el que, en primer lugar, tomó la palabra el docente y luego, por turno, respondieron cada uno de los tres participantes frente a lo cual el profesor emitía su dictamen:

  • Henos aquí que un día compré un gato para satisfacer al tío John ¿Qué se les ocurre decir en torno a esta adquisición referida a los móviles de la acción?
  • Que está bien, siempre que el tío John sea el gato.
  • Respuesta incorrecta.
  • Que está bien, siempre que le agraden los gatos a su tío John.
  • Respuesta incorrecta.
  • Que está bien, siempre que el tío John sea usted.
  • Respuesta correcta.

A partir de ese momento el titular del sueño les dijo a los tres niños que el caso ilustra que toda acción se realiza en interés personal de quien la lleva a cabo.

Esto, enfatizó, en el fondo es una tautología puesto que si no está en interés del sujeto actuante ¿en interés de quien diablos es?.

Hay acciones sublimes, las hay ruines y existen las corrientes aseveró el catedrático pero todas, en toda circunstancia, son en interés de quien la ejecuta. En este sentido, no hay acciones desinteresadas. En el lenguaje coloquial se suele hacer referencia a una acción desinteresada cuando no se espera dinero a cambio pero, en toda circunstancia, el acto se realiza para satisfacer a quien lo emprende.

Estaba en el interés personal de la Madre Teresa de Calcuta el cuidar a los leprosos. Esa era su preferencia y su escala de valores. En eso se define su calidad personal. Por su parte, estaba en interés de Al Capone el tener éxito en sus crímenes. Eso lo catalogaba como persona.

Adam Smith --continuó su perorata el educador de marras-- explicó que lo atractivo del orden social libre es que cada uno siguiendo su interés personal, sin proponérselo, beneficia a los demás. En eso consiste la celebre metáfora de “la mano invisible” y la imperiosa necesidad de defenderse de lo que el susodicho maestro recordó es “el pie visible del aparato estatal” que, al intervenir fuera de lo que teóricamente es su misión específica de brindar seguridad y justicia, desarticula arreglos contractuales libres y voluntarios, genera descoordinaciones, faltantes y sobrantes que no permiten que las partes logren sus respectivos cometidos.

De allí es la tan conocida y citada frase del autor escocés en La riqueza de las naciones: “No debemos esperar nuestra comida de la benevolencia el carnicero, del cervecero o del panadero, sino que se debe a sus propios intereses. No nos dirigimos a su humanidad sino a su interés personal, y nunca conversamos con ellos de nuestras necesidades sino de su ventajas”.

En estos días que corren pareciera que en lugar de atender las necesidades del prójimo a través de transacciones comerciales son muchos los que pretenden el “apoyo” estatal, claro está, con los recursos forzosamente detraídos de los vecinos. El profesor terminó su clase del día repitiendo un cuento que por entonces circulaba: en un comarca había un rey a quien acudieron a pedir “salvatajes” tres comerciantes de la zona argumentando que necesitaban “protección de la competencia”. El rey pidió tres filosas espadas y se las entregó a los visitantes y les dijo que el obsequio era para que se defiendan contra quienes ellos reclamaban la susodicha protección. Los así llamados comerciantes protestaron airadamente y manifestaron que sería horrible e injusto usar las armas contra supuestos atacantes, a lo que el rey, haciendo gala de una sorpresiva y poco usual sabiduría, les replicó: “Es también horrible que yo recurra a la fuerza gubernamental contra gente inocente”. Los niños que escuchaban atentamente comprendieron no solo la motivación de las acciones humanas sino que entendieron que el uso de la fuerza debe ser únicamente de carácter defensivo.

Aporrea.org, uno de los sitios chavistas más visitados en Internet, ataca hoy al Cato Institute por supuestas contradicciones en cuanto a nuestra posición respecto a la reelección presidencial ilimitada. Para eso echa mano a un artículo publicado en ElCato.org el 31 de enero del 2004--Aporrea convenientemente no menciona el año--escrito por Lorenzo Bernaldo de Quirós, académico asociado de Cato, antes de la primera reelección de Álvaro Uribe en Colombia, donde éste se opone a la idea de limitar los mandados presidenciales. Aporrea destaca que mientras el Cato Institute le otorga el Premio Milton Friedman a Yon Goicoechea por su oposición al proyecto reeleccionista de Hugo Chávez en Venezuela, el instituto como un todo apoya la idea de la reelección indefinida.

Esto no es así. Cato no cuenta con una posición institucional en ningún tema. Son los académicos del instituto los que tomamos posiciones, las cuales se enmarcan dentro de la misión de Cato de fomentar las ideas a favor de limitar el tamaño del Estado, los mercados libres, la libertad individual y la paz.

Si bien Lorenzo Bernaldo de Quirós en su artículo apoyó la idea de la reelección presidencial, otros hemos escrito en contra de ésta. Para muestra el artículo que publicamos en julio pasado donde me opongo a la idea de una segunda reelección consecutiva de Uribe en Colombia. Meses antes, Ángel Soto, colaborador de ElCato.org y de LibreMente, también atacó los ímpetus reeleccionistas de varios presidentes latinoamericanos, incluyendo a Uribe.

Se puede argumentar con toda seguridad que la posición que más favorecen los académicos de Cato con respecto a la reelección indefinida es estar en contra de ésta. Ed Crane, presidente del instituto, ha escrito en múltiples ocasiones a favor de limitar el número de reeleciones a las que pueden aspirar los congresistas en Estados Unidos. Otros académicos como Roger Pilon, John Samples y Patrick Basham han sostenido posiciones similares.

De tal forma que Aporrea manipula groseramente la verdad al afirmar que el Cato Institute apoya la reelección indefinida, basado en un sólo artículo de hace más de 4 años, e ignorando a la vez múltiples escritos de nuestros académicos a favor de imponer límites a la reelección de los políticos.

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