Afirmaciones falaces: “Los buenos resultados económicos (caída del desempleo, desendeudamiento, aumento de reservas, superávit) es resultado de este modelo económico”.

El argumento es falso. Parece que la “reina Cristina” se olvidó de la “Diosa Soja”. El superávit fiscal está directamente relacionado a la posibilidad de cobrar impuestos a las exportaciones y eso no tiene otra explicación que no sea el precio de la soja y el auge de la demanda externa de commodities.

Por impuesto al cheque y retenciones se recaudaron en 2006 un total de 26.300 millones de pesos en tanto que el superávit fiscal de la Nación fue de 23.000 millones. Esto quiere decir que sin estos impuestos (inventados por Cavallo y Duhalde) este gobierno tendría el mismo déficit que en los años noventa.

La tasa de crecimiento económico responde a una ola mundial de crecimiento inédita en la historia de los últimos cien años. En 2006, sobre un total de 215 países relevados, 101 crecieron a una tasa superior al 5%. Sólo cinco países no crecieron el año pasado (Monserrat, Seychelles , Maldivas--debido al tsunami, Zimbawe--en guerra civil, y Líbano--conflicto con Israel. Es autismo político pensar que el crecimiento responde sólo a causas domésticas.

Típicos olvidos: Ya es típico y característico de esta administración olvidarse de la seguridad. Lamentablemente no solo en los discursos sino también en la acción concreta. En un pasaje del discurso se dijo “quien no crea en los indicadores basta ver como están los barrios”. Lo mismo se puede decir respecto de la ignorada seguridad.

En 47 minutos, ni siquiera se mencionó la palabra. ¿Cuál es el tabú que les impide ver que este tema aterra a los argentinos?

Afirmaciones peligrosas: En un clásico ejercicio orwelliano de “doblepensar” por el cual, una persona podría decir “si” y “no” al mismo tiempo y creer en ambas palabras a la vez.

Por un lado invitó reiteradamente al diálogo y a la necesidad del debate. Pero por otro lado sostuvo que “esta política macroeconómica” debe “institucionalizarse” y no discutir en cada elección. ¿Para qué se invita al debate? El tipo de cambio, la política fiscal, comercial, de precios y social deberían ser, según la candidata, “institucionalizadas” no deben entrar en discusión.

Es peligroso creerse ser el dueño de verdad. Invitar al debate pero a la vez se descalifica como “neoliberal”, “noventista” o directamente no santificado al que piensa distinto.

Parecería que el único disenso admisible es el que puede haber entre D Elia y Emilio Pérsico, o bien entre las diferentes visiones de Moyano padre y Moyano hijo.

Falsedad histórica: Por último, es necesario aclarar una falsedad histórica que si bien no responde a la parte sustancial del discurso responde a la típica desinformación que se ofrece actualmente en las escuelas y demás claustros monopolizados por el progresismo.

Al referirse a la “generación del 80” en un inconsistente racconto histórico, Cristina dijo textualmente que se trató de “un modelo de acumulación basado en el sector agroexportador, que quiso ser el granero del mundo y que por lo tanto no generó empleo y se desplomó en la crisis del 30”. Típico casete vacío de fundamento.

Entre 1880 y 1920 arribaron a la Argentina seis millones de personas. Uno de cada diez europeos que dejaban su tierra eligió nuestro país. ¿Esos inmigrantes vinieron a un país que “no generaba trabajo”? ¿Acaso estaban locos?

Es una pena que una candidata a presidente tenga una visión tan sesgada y falsa del período histórico más importante de la Argentina.

Quizás sea necesario recordar que dichos inmigrantes vinieron cuando no había leyes laborales ni impuestos. Y muchos de sus hijos se fueron a partir de los años sesenta cuando nos embriagamos en la inflación, el paternalismo y la regulación.

En un foro a principios de este año en Cato decía el ex-Ministro de Finanzas de Polonia, Leszek Balcerowicz, que todavía prevalece la "mentalidad soviética". Para ilustrar esta mentalidad contó que una vez un Ministro de la Unión Soviética viajó a EE.UU. y probó una refrescante Coca Cola. Su reacción instantánea fue la de preguntar a su contraparte estadounidense "¿Qué Ministro está a cargo de producir este maravilloso producto?"

Me acuerdo de esto porque en Ecuador la mentalidad soviética está en todo su apogeo estos días. Esta semana, debido a que los precios de varios productos de la canasta básica han subido, el gobierno de Correa ha declarado que se tratará de "prohibir la especulación" mediante "investigaciones". También ha prometido emitir un nuevo decreto en el cual se le de poder al gobierno para decretar una "lista de precios oficiales" para los casi 300 productos que constituyen la canasta básica familiar. Aquí explico porque esto no es deseable.

Si esto no estaba ya suficientemente soviético, ayer el Ministro de Gobierno apareció en televisión diciendo que el gobierno ahora está buscando la forma de comenzar a producir aceite en funda puesto que el envase de funda es más barato que el de botella de plástico. Cualquier ama de casa que ha ido al supermercado en los últimos 40 o más años sabe que el aceite en funda ya existe y que nunca se ha necesitado que el gobierno lo produzca.

Luego dijo el Ministro que el gobierno está buscando la forma de comenzar a producir leche mezclada con soya puesto que así sería más barata. ¿No se le ha ocurrido al Ministro que tal vez el mercado no ha ofrecido esa leche porque a la mayoría de los ecuatorianos no les gusta la leche mezclada con soya?

Cuando escucho a Lou Dobbs y sus copartidarios hablar en contra de los inmigrantes, y desarrollar su terrible caricatura de estos como maleantes rapaces que van a Estados Unidos a despojar a la clase media de su bienestar, me atemorizo por comprobar cuán fácil es ignorar el sufrimiento humano en virtud de ciertos mitos políticos, como el de la nacionalidad.

Porque en efecto, el problema de la migración ilegal es un asunto de sufrimiento humano, a pequeña y gran escala. A gran escala, porque las restricciones a la migración han creado la mayor distorisión económica del mundo, la cual es culpable de las grandes diferencias de ingresos que hay en la economía global. Y a pequeña escala, porque cada inmigrante, sólo con el propósito de mejorar su condición personal, y en ocasiones de escapar de plagas como el hambre y la guerra, lleva consigo una buena carga de sufrimiento, la cual sólo es agravada por las realidades de la migración ilegal. Quienes pasan la frontera sur de Estados Unidos, y se exponen a morir en el desierto por inanición, por insolación, por las fieras, o peor aun, por los humanos, cada uno de ellos trae consigo una gran historia de dolor personal.Igual sucede con quienes cruzan el mediterráneo hacinados en precarias embarcaciones.

No se me ocurre un propósito humano más legítimo que el de mejorar la propia condición sin hacer daño a nadie. En su gran mayoría, estas personas van a Europa o Estados Unidos, no con la intención de delinquir, ni de tomar por la fuerza parte de la riqueza de las naciones desarrolladas, sino con el ánimo de participar de esa riqueza, y de ayudar a incrementarla, mediante el trabajo. Trabajo que es además necesario y provechoso para la sociedad.

El cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga --mencionado como un posible "papable" en muchos círculos-- estuvo recientemente en Costa Rica haciendo lo que más le gusta hacer: hablando mal de la globalización y del libre comercio. Esta vez sus diatribas se dirigieron contra el TLC entre Estados Unidos, República Dominicana y Centroamérica. Sus comentarios son especialmente perniciosos dado que Costa Rica decidirá el futuro de este acuerdo mediante un referéndum que se llevará a cabo el próximo 7 de octubre.

¿Qué tiene que hacer un cardenal opinando sobre libre comercio, propiedad intelectual, inversiones extranjeras, entre otros temas que no le competen? Definitivamente el cardenal Rodríguez Maradiaga no escuchó la recomendación del Papa Benedicto XVI quien el año pasado afirmó “El fiel espera solamente una cosa de los sacerdotes: que sean especialistas en promover el encuentro entre el hombre y Dios. No se le pide a los sacerdotes ser expertos en economía, construcción o política”.

Ha circulado una noticia según la cual Carlos Slim se ha convertido ya en el hombre más rico del mundo, y ha superado a Bill Gates en fortuna. Se dice también que esto es una buena noticia para Latinoamérica, y que los latinoamericanos debemos estar orgullosos de que uno de los nuestros alcance semejantes cumbres

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A mí, con todo respeto, no me parece buena noticia ni motivo alguno de orgullo. Mientras que Bill gates construyó su riqueza con base en la innovación, y en la capacidad de hacer que las novedades tecnológicas cambiaran para bien la vida de la gente común, la fortuna de Slim se basa en su capacidad monopolísitica. Dicha fortuna es fruto de aquellas privatizaciones disfuncionales de los años ochenta y noventa, cuando varios monopolios públicos pasaron a convertirse en monopolios privados. Para triunfar en este medio no hay que ser talentoso, ni creativo, ni innovador, sino tener la habilidad de reconocer oportunidades en los procesos políticos, y aprovecharlas. Por esta razón, no creo que sea buena noticia que el magnate de Telmex, un monopolio privado altamente rentable, pero poco provechoso para los usuarios, se haya convertido en el hombre más rico del mundo.

En estas páginas, se preguntaba Don Manuel Ayau si acaso los enemigos del mercado conciben a este como un ogro diabólico. En efecto, eso creen, y cosas mucho peores. Pero en mi concepto, tal vez el mayor error en estas percepciones es la de concebir al mercado como una opción, como una más de las alternativas posibles de organización económica. La verdad es que la elección de modelo de organización económica está sometida sin excepción a una prueba eminentemente pragmática, y por tanto potencialmente dolorosa.

Es similar a la prueba pragmática que Hilary Putnam invoca contra el relativismo en su Reason, Truth and History: alguien puede pensar que todo esquema conceptual es válido, pero si tiene un esquema que le dice que puede caminar por el aire, y sale por la ventana, observará las desventajas de su punto de vista. Así, si alguien cree que el mercado es simplemente una opción más, y que cualquier otra es igualmente válida, y adopta una que sea ajena a los mecanismos del mercado, observará de manera trágica y dolorosa las desventajas de su hipótesis.

No tiene sentido continuar gastando más de un cuarto del presupuesto del gobierno ecuatoriano en el subsidio al gas y al combustible si los resultados son malos para todos los involucrados.

Ecuador ha tenido un problema de escasez de gas constantemente desde que se inició el subsidio al gas. En Perú se vende a $9 el tanque y en Ecuador el gobierno fija el precio en $2. ¿Cómo pretende eliminar el contrabando el gobierno?

Ha decidido "focalizar" el subsidio al gas, lo cual en la práctica ha significado que el gobierno le confisca a todas las piladoras de arroz y demás actividades comerciales en el campo las "bombonas" (envases) de gas de tamaño doméstico. Esto no causaría mayores problemas si es que hubieran suficientes bombonas de gas de tamaño industrial, pero el problema está en que según el ex Ministro de Agricultura Sergio Seminario, solo hay 20.000 bombonas de tamaño industrial mientras que hay una demanda de como 180.000. Después de la brillante "solución" del gobierno las piladoras no están operando porque no pueden conseguir gas, sus campesinos están sin trabajo, sigue habiendo escasez de gas en el país y la bomba de tiempo que son los subsidios sigue activada.

Tampoco tiene sentido la reacción de las autoridades del gobierno, quienes se han dedicado a negar la existencia de la escasez de gas. Las imágenes en los periódicos y noticieros que muestran unas largas colas de personas esperando el gas no mienten. O el gobierno nos miente porque piensa que así desaparecerá el problema, o lo que es peor, quiere darle la espalda a la realidad.