La oposición venezolana logró una victoria importante --por ahora. En las elecciones parlamentarias de este último domingo logró recibir 52% del voto popular, lo cual significa algo más de unos 60 escaños de 165 en la Asamblea Nacional. Así le han quitado a Chávez de la mayoría de dos tercios que él necesita para aprobar algunas leyes y decisiones cruciales como nombrar a los jueces de la Corte Suprema.
La victoria muestra que una mayoría de los venezolanos están cansados del estilo autocrático del régimen y de sus resultados; ha fortalecido a una oposición que hasta ahora había sido poco efectiva y desorganizada; y socava la legitimidad a la cual Chávez ha apelado diciendo que él habla por el pueblo (será difícil para él continuar descalificando las críticas serias a su gobierno como preocupaciones de una oligarquía pequeña).
Así que la vida puede que sea más difícil para Chávez en el futuro, pero sería ingenuo pensar que Chávez de repente empezará a respetar las instituciones democráticas y permitirá que los resultados electorales obstaculicen su revolución socialista. Ha usado cualquier cantidad de artimañas para subvertir y silenciar a sus adversarios --descalificación técnica de los candidatos, distribución conveniente de los distritos, intimidación, desfinanciamiento de gobiernos locales liderados por la oposición, ha exiliado o encarcelado a críticos con acusaciones falsas y ha cerrado medios de comunicación, etc.-- y para ganar el control autocrático de todas las instituciones importantes del país.
Chávez seguramente intentará evadir la Asamblea si le conviene. Él ha construido estructuras paralelas de gobierno que él controla y ha hablado de crear "comunas" locales a lo largo del país cuyas decisiones estarán por encima de las de la Asamblea. Chávez controla prácticamente todo el gasto público en un proceso obscuro que no exige rendición de cuentas. Será una tarea difícil para la nueva Asamblea transparentar el gasto y exigir una rendición de cuentas. La Asamblea saliente que durará tres meses más (y que Chávez controla completamente) todavía puede pasar una ley que habilite a Chávez para gobernar por decreto durante cualquier periodo de tiempo que esta desee. Por lo tanto Chávez todavía tiene como hacer las cosas a su manera.
Al final del día, la política importa, pero el factor que determinará si Chávez podrá continuar en el poder podría ser la economía. La economía es la de peor desempeño en Latinoamérica, la inflación es de alrededor de 30%, el país sufre de cortes de luz y escasez de agua, hay una escasez de alimentos básicos y otros productos, la infraestructura está colapsando y el dramático aumento del crimen ha hecho de Venezuela uno de los lugares más criminalmente violentos del mundo. No debería sorprender, por lo tanto, que gran parte de los venezolanos estén cansados de Chávez. El aumento del descontento, incluyendo dentro de su base política, amenaza la permanencia en el poder de Chávez. Ahí está la necesidad del autócrata de moverse rápidamente para consolidar su revolución al estilo cubano, momento en el cual el descontento popular importa muy poco. En Venezuela todavía se está desenvolviendo una carrera entre una economía doméstica en deterioro y la consumación del proyecto totalitario de Chávez.