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Archivo por Diciembre 2015

Las mujeres y la libertad

Publicado por Javier Paz

En 1869 John Stuart Mill publicó The Subjection of Women, donde argumentada a favor de la total igualdad entre los sexos. En esos tiempos, tal propuesta era revolucionaria y muy contraria a las normas y costumbres en todo el mundo. Hoy la cultura occidental reconoce, aunque sea en teoría, que las mujeres tienen los mismos derechos que el hombre. Hoy, en el siglo XXI, tal proposición debería ser una verdad de Perogrullo. Sin embargo en muchos países, incluso de tradición occidental, muchas mujeres siguen sometidas a los designios del hombre, ya sea del padre o del esposo y tanto las normas sociales, como la legislación, hacen que las mujeres no gocen de todos los derechos que les corresponden.

Más triste aun es la situación del género femenino en culturas diferentes a la occidental, donde la mujer es privada de libertades civiles y políticas elementales. El islamismo por ejemplo, de la manera en que se practica en buena parte del mundo implica una negación de tales libertades. Aunque para ser justos, el catolicismo actual mantiene una discriminación odiosa entre el hombre y la mujer, tal discriminación no pasa de lo eclesiástico, mientras que en el islam traspasa a lo civil y político. Felizmente hay avances en el mundo y en Arabia Saudita las mujeres pudieron votar y postularse a cargos públicos por primera vez en la historia. Aunque todavía queda mucho por recorrer (en este país las mujeres no pueden manejar vehículos y deben pedir el permiso de sus maridos para todo), el voto universal es un gran avance.

En nuestra Latinoamérica, también hay razones para alegrarnos del rol del género femenino en la lucha por la libertad. En Venezuela, dos mujeres, Lilian Tintori y María Corina Machado, han jugado un rol fundamental en la defensa de los valores liberales y han contribuido a frenar seriamente las aspiraciones totalitarias del liberticida régimen chavista.

Finalmente, si una persona es inepta, impostora y fascista, uno no tiene por qué hacer miramientos en defender las ideas liberales contra tal persona, aunque sea mujer. Por tal motivo también me alegro por la señora Cristina Fernández de Kirchner que terminó su paupérrima gestión como presidente de Argentina. Espero que vaya a disfrutar los millones de dólares de patrimonio que acumuló durante las presidencias de ella y su esposo y le haga el favor a los argentinos de no volver a postularse.

Santa Cruz de la Sierra, 14/12/15

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Un dato curioso que nos relata Johan Norberg en el video enlazado abajo (en inglés) es que la Navidad se inició como una tradición pagana de mediados de invierno, tradición mediante la cual "la tradición romana de darse regalos se popularizó a lo largo de toda Europa, y eventualmente también se popularizó la alabanza a los árboles. Esta celebración era tan popular que la Iglesia Cristiana la convirtió en la celebración del nacimiento de Jesús".

Norberg agrega que "Santa Claus fue originalmente una mezcla de dos personajes distintos, el Tomte del folclor escandinavo; un diminuto y un tanto gruñón protector de la hacienda, con una larga barba blanca y algunas veces un gorro rojo. Y el caritativo Saint Nikolaus, de la actual Turquía. Los holandeses lo llamaban Sinterklaas y los inmigrantes en EE.UU. --ellos lo trajeron a EE.UU., donde su nombre fue cambiado-- Santa Claus. Allí él también obtuvo su tradicional traje rojo en los comerciales de Coca Cola de la década de 1930".

De manera que no hay por qué ofenderse cuando le digan "¡Feliz Navidad!", aún así usted no sea cristiano. Norberg concluye que "La Navidad es una celebración de la alegría que cada cultura convierte en suya con algunas adiciones únicas". Dicho esto, ¡Feliz Navidad!

Las mil y una noches por 99 centavos

Publicado por Javier Paz

A fines de noviembre fue "black friday", una tradición estadounidense que este año se estrenó con fuerza en Santa Cruz. El evento sucede un día después del día de acción de gracias, una importante fecha para los estadounidenses porque celebran la ayuda que los nativos americanos dieron a una población hambrienta de peregrinos ingleses (no sabían que su generosidad sería retribuida con el casi exterminio de su etnia).

Los gringos, con un espíritu comerciantes tan propio de ellos, han aprovechado para hacer de este feriado, el de mayor ventas en EE.UU., dando los mayores descuentos del año y ocasionando un frenesí entre la gente que comprando es feliz.

Como yo no soy ajeno a la influencia de la publicidad decidí que no podía quedar al margen de esta fiesta del consumismo. Sin embargo, aborrezco los atiborramientos, los empujones de la gente y las colas, además de no tener nada qué comprarme. Resolví mi falta de interés por ir de shopping entrando a la tienda de libros virtual, el Ibook Store. Compré una versión mal escrita de Las mil y una noches por 99 centavos de dólar. Los errores de redacción me llevaron a comprar otra edición similar (traducida del árabe al francés por J.C. Mardrus y posteriormente al castellano por Vicente Blasco Ibáñez) pero sin errores de redacción por US$1,99 (lamentablemente no encontré la traducción de Cansinos Assens). Finalmente compré Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski por US$5,99. Mi frenesí de prodigalidad me costó un total de US$8,97 para adquirir libros que ya he leído (pero Borges dijo que lo importante no es leer, sino releer).

Las mil y una noches, o más propiamente dicho, el libro de Las mil noches y una noches tiene más de 4.000 páginas y sin embargo se puede adquirir en un lector digital por 99 centavos de dólar (precio regular). Esto es un ejemplo adicional de cómo, el sistema capitalista, a través de la innovación tecnológica convierte los lujos y privilegios disponibles solo para unos cuantos, en cosas comunes y corrientes disponibles incluso para los más pobres. Hace doscientos años, la única forma de escuchar una orquesta sinfónica era asistir a un concierto, algo no disponibles para todos. Hoy un CD o un MP3 permite tener la música de nuestro gusto a disposición en cualquier momento. El teléfono celular hoy no es ningún lujo, sino incluso una herramienta de trabajo asequible a todos. Y libros que antes costaban cientos de dólares hoy cuestan algunos centavos. En un sentido muy real, todos somos cada vez más ricos.

De monarcas y presidentes

Publicado por Mariano Simon

“El Estado soy yo”. Estas palabras fueron pronunciadas por Luis XIV, también conocido como El Rey Sol, ante el parlamento de París en el siglo XVIII. En dicha ocasión el rey se presento en las sesiones con el fin de prohibir las discusiones que se desarrollaban y en las que se criticaba ciertas ordenanzas reales. Tal actitud se entiende mejor si consideramos que en aquella época se veía a los reyes como sustitutos de Dios en la Tierra, principio que aprovecharon años antes los Estuardo en Inglaterra para concentrar el poder en sus manos, y cuyas consecuencias sumieron a los ingleses en una guerra civil.

Luis XIV, imitando a los Estuardo, se designó como la imagen visible de Dios, por lo que su voluntad era incuestionable, y se valió de dicho ardid para concentrar cada vez mas poder alrededor suyo. Un rey para tal fin requería de ministros cuya obediencia fuese ciega; Juan Bautista Colbert fue el mas efectivo de ellos. Para Colbert era intolerable hasta la menor oposición al rey, y no dudó en entorpecer el accionar de parlamentos y asambleas provinciales cuando no coincidieron con la voluntad real. Pero si por algo fue elemental Colbert durante el reinado de Luis XIV, fue por ser quien se encargara de recaudar los fondos necesarios para solventar los gastos (cada vez mayores) del Rey Sol, los cuales produjeron un déficit económico que perduraría hasta la revolución durante el reinado de Luis XVI.

Quizás uno de los símbolos más representativos del reinado de Luis XIV fue el palacio de Versalles, donde buscaba representar una vida artificial y de servilismo, pues el único objetivo de quienes tenían el privilegio de ingresar al palacio era servir al rey.

Cuatro siglos pasaron desde el reinado de Luis XIV y en Argentina la realidad no es muy distinta. A mediados de octubre, valiéndose de un abuso del ejercicio de sus deberes, y en medio de una fuerte campaña electoral, la presidente hizo uso por cuadragésima cuarta vez en lo que va del año de la cadena nacional, medio que junto a otros ha servido de maquinaria mediática y que en conjunto no constituyen más que un Versalles argentino.

En este nuevo palacio, al igual que en el francés, se busca crear una ficción paralela a la de la realidad nacional. Las pintura murales, las estatuas, y todo el lujo de aquel palacio se nos aparece aquí en forma de una nación en la que la inseguridad es tan solo una sensación, en donde la desnutrición ha sido prácticamente erradicada, la inflación no es significativa, etcétera. La nobleza francesa se reemplazó en forma de actores defensores del modelo, aplaudidores de turno, periodistas afines, y una juventud militante, todos ellos “comprometidos” con el modelo encarnado por la presidente, pero por supuesto, todos financiados con fondos públicos.

En Argentina la presidencia no proviene de Dios, pero sí del “Pueblo”, término que se ha desvirtuado y mitificado en los últimos años al nivel de deidad, y al cual se ha identificado oportunamente con la ex presidente, censurando tácitamente de esta forma cualquier crítica a la primer mandataria, como una crítica a la totalidad de los ciudadanos argentinos.

En la Francia del siglo XVII la concentración del poder implicó debilitar el principal contrapeso de la monarquía, el parlamento, a lo cual se le sumó la cada vez más terrible situación en que se sumía a los franceses mediante nuevas cargas impositivas, todo ello para sostener los gastos de un Estado cuyo gasto público solo iba en aumento. La consecuencia no fue distinta a la de los Estuardo en Inglaterra, una sangrienta revolución seguida de años de guerra civil.

Pero a diferencia de la monarquía francesa, en Argentina tenemos la posibilidad mediante elecciones de evitar semejante desenlace, decisión fundamental que deberemos tomamos en las urnas hace algunas semanas.

De todos los escenarios posibles para las elecciones parlamentarias de ayer en Venezuela, el resultado acaecido es el más positivo y, para mí, el menos esperado.

Pasada la media noche en Caracas, y más de cinco horas después de que se cerraran las urnas, la titular del Consejo Nacional Electoral anunció que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) había obtenido 99 escaños en la Asamblea Nacional, contra los 46 escaños alcanzados por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Los otros 22 escaños supuestamente permanecen demasiado reñidos como para ser determinados. Pocos minutos después, el presidente Nicolás Maduro salió al aire para admitir la derrota, al tiempo que culpó a la “guerra económica” por los resultados.

Este no era el escenario que esperaba seis horas antes, cuando el CNE ilegalmente ordenó que las urnas se mantuvieran abiertas una hora más, al tiempo que la televisión estatal sin reparos hacía un llamado a la gente a que votara por el PSUV y había reportes de hordas de partidarios del gobierno siendo conducidos a las urnas. Todavía más preocupante, una vez que se cerraron los puestos de votación, y a pesar de tener un sistema electrónico que debería producir resultados en cuestión de minutos, las autoridades electorales guardaron silencio durante cinco horas.

Parecía un déjà vu otra vez. En abril del 2013 algo similar ocurrió durante la elección presidencial entre Nicolás Maduro y el candidato de la oposición, Henrique Capriles. La MUD estaba confiada de que había ganado la elección, pero horas más tarde el CNE anunció que Maduro ganó por 1,5 puntos porcentuales. Un testimonio reciente en el Congreso de EE.UU. de Russ Dallen, editor titular del Latin American Herald Tribune, explicó en detalle cómo se cometió el fraude esa noche. ¿Se estaba repitiendo la historia?

En privado, la MUD dijo que ganó 113 escaños, lo cual le daría una mayoría de dos tercios con el poder de nombrar nuevos directores para el CNE y proponer reformas constitucionales para ser aprobadas vía referéndum. Incluso podría convocar un referéndum para revocarle el mandato a Nicolás Maduro. Una mayoría de 101 escaños le daría el poder a la oposición de destituir a ministros del gobierno. Así que la diferencia de 14 escaños entre lo que el CNE anunció y lo que la MUD dijo que ganó está lejos de ser insignificante. Es crítica para determinar lo que sucederá en Venezuela.

¿Podemos decir que este es el principio del fin del chavismo? Yo parafrasearía más bien a Winston Churchill y diría que estamos ante el fin del principio de ese movimiento político que llegó al poder hace casi 17 años. No será una transición expedita de la autocracia hacia la democracia, y el gobierno todavía puede infligir serios retrocesos. Estamos ingresando en aguas desconocidas en la relación entre el chavismo y la oposición. ¿Descubrirá Nicolás Maduro a su Montesquieu interno y empezará a trabajar de manera constructiva con una Asamblea Nacional controlada por la oposición? Lo dudo. ¿Buscará socavar los poderes del Legislativo? Eso es más probable si los precedentes nos sirven como guía.

Hoy es un gran día para los demócratas en Venezuela y alrededor del mundo. Pero queda muchísimo trabajo adelante para reconstruir las destruidas instituciones democráticas venezolanas.

El Misterio de la Banca

Publicado por Javier Paz

Uno de los aspectos más difíciles de entender sobre economía es la parte monetaria. ¿Cómo se origina el dinero? ¿Por qué un pedazo de papel intrínsecamente inservible es aceptado como medio de pago? ¿Qué es la inflación y cuáles son sus causas? ¿Cómo funciona la banca? ¿Qué rol desempeña un banco central? ¿Qué es el patrón oro? ¿Qué características tiene el sistema de banca de reserva fraccionaria? Estas son preguntas que incluso un economista o un banquero puede no comprender del todo.

The Mystery of Banking (1983) de Murray N. Rothbard (1926-1995) expone de manera didáctica el origen y el rol del dinero junto con el papel que juegan el banco central y los bancos comerciales en la economía moderna. Luego de explicar los factores de oferta y demanda que determinan el nivel de precios, el autor muestra como funciona la banca principalmente bajo dos sistemas bancarios: la banca libre y competitiva con 100% de reservas respaldadas en oro y el sistema de banca fraccionaria con un Banco Central con el monopolio de la emisión de moneda y que actúa como prestamista de última instancia.

Rothbard expone claramente los incentivos inflacionarios del sistema de banca con reserva fraccionaria. Por un lado, el Banco Central, al no tener la obligación de respaldar su emisión de papel moneda con reservas de oro, puede imprimir libremente para por ejemplo financiar los déficit fiscales. Por otro lado, los bancos comerciales al poder crear dinero de la nada en base al multiplicador monetario, también generan periodos de inflación seguidos por periodos de contracción, creando y exacerbando los ciclos económicos de auge y depresión. Aunque la tesis no es original (el mismo Rothbard la atribuye a Ludwig von Mises) su exposición es más didáctica para el no economista que la exposición de Mises en su tratado de economía La Acción Humana.

El autor repasa el desarrollo de la banca en Inglaterra y Estados Unidos poniendo énfasis en la motivación y los intereses políticos y económicos para la creación de los bancos centrales en ambos países: El Banco de Inglaterra y El Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Rothbard muestra cómo estas entidades, no solo no contribuyeron a solucionar el problema para el cual fueron creadas (la recurrencia de crisis bancarias y económicas) sino que contribuyeron a agravarlas y generaron inflación.

El libro no solo es didáctico, sino también entretenido y lleno de datos históricos interesantes.

Santa Cruz de la Sierra, 08/11/15

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