Blog Home

Archivo por Diciembre 2012

Abundancia de bondad

Publicado por Javier Paz

Con tantas noticias feas es fácil caer en el pesimismo de pensar que la gente es mala por naturaleza. Sin embargo en el mundo también abundan los actos de amor, de solidaridad, de altruismo. En realidad nuestra vida es tan abundante de estos actos que los pasamos por alto. Es más fácil recordar al taxista que se nos cruzó en la vía y encima nos insultó que a la persona que sin conocernos esperó para que entremos en el ascensor. Cosas como vecinos que se prestan azúcar, parejas que cumplen día a día el incesante rol de ser padres, alguien que nos da una dirección en la calle, misioneros que dedican su vida a ayudar a los demás, un estudiante que se desvela para preparar a su amigo a dar un examen, son tan cotidianas que las olvidamos.

Pero algunos actos de solidaridad quedan en la memoria. Narró dos anécdotas de un viaje de mochilero por Europa el 2002. Los hostales de Londres son muy caros y para que mi presupuesto alcance, una noche me quedé en la calle. Guardé mi mochila en un “locker” en la estación de trenes y salí a caminar. Terminé conversando con un vagabundo quien me ayudó a construir una cama con cartones. Aparte de distraerme gran parte de la noche narrándome una inverosímil versión de su vida, me enseñó que cuando uno busca cartones en la basura, debe olerlos antes para asegurarse que no apesten a comida podrida. También prometió llevarme la mañana siguiente a comprar el café más barato de Londres, promesa que no pudo cumplir porque yo decidí seguir otros rumbos.

La segunda anécdota acontece en el puerto de Patras en Grecia. Yo ya había finalizado mi viaje y estaba retornando hacia el norte de Italia donde debía buscar trabajo para sobrevivir el resto del verano boreal. Para mi mala suerte el puerto estaba paralizado por una huelga laboral. Con el dinero justo para volver y sin la certidumbre de encontrar trabajo en Italia, la demora me tenía preocupado. En el hostal conocí a un mochilero alemán que quería llegar hasta la India. Jugamos ajedrez unas cuantas veces y vimos algún partido del Mundial de fútbol que se jugaba en Corea y Japón. Al saber que me estaba quedando sin dinero, este mochilero, a pesar de no tener dinero de sobra, ni de conocerme y a quien nunca volvería a ver se ofreció a prestarme lo suficiente para llegar a mi destino y me dijo que se lo trasfiera cuando pueda.

Vale la pena recordarnos a nosotros mismos que hay una abundancia de bondad entre los seres humanos y que hay más cosas buenas que malas en la sociedad.

República de Banania

Publicado por Cristina Lopez

Tomo prestado el nombre del portal “República de Banania” para compartir el siguiente relato. Banania es un país de cualquier tamaño. Su ubicación geográfica está desparramada por lo ancho y largo del globo terráqueo y sus habitantes, a pesar de sus diferencias étnicas y lingüísticas, se parecen mucho más de lo que se dan cuenta.

En Banania, las leyes son meras sugerencias. Guías de conducta obligatoria para los que estorban, pero opcionales para los Luis XVs que en Banania se eligen como gobernantes y que administran sus gestiones con mentalidades de corto plazo, reflejo de que realmente viven aquello de “Después de mí, el diluvio” como filosofía.

En la República de Banania hay democracia, pero parecería que está pegada con cinta adhesiva usada, porque la pobre ciudadanía bananera está siempre en riesgo de amanecer con la noticia de que en un madrugón se destituyeron los magistrados de sus salas constitucionales por cometer el atrevimiento de fallar en contra de los intereses de otros políticos. Tampoco es raro en Banania que los Napoleones y Cleopatras que reinan decidan callarle la boca a la molesta prensa cuando pueda decir cosas que ofendan a sus reales majestades.

Es de lo más común en Banania que los emperadorcitos que gobiernan decidan sin mayor remordimiento hacer uso privado de los fondos que recaudan del esforzado contribuyente bananero, sin que por ello haya consecuencias. Aparte, cuando la cuenta corriente se empieza a quedar vacía, se recurre a exprimir más al contribuyente bananero, lo que con el discurso correcto siempre trae excelentes resultados para los emperadorcitos.

El gobierno de Banania crece a pasos más acelerados que su economía, y cosas que puedan ofender los gustos personales de los mandamases (como la Coca Cola o cualquier porquería de esas que vienen del Norte) quedan prohibidas. La otra cara de la moneda es que toda cosa que agrade y convenga al gobernante bananero se vuelve obligatoria, probablemente para ahorrarle al ciudadano de Banania el esfuerzo extenuante de tener que decidir sobre lo que mejor le conviene. Una curiosidad más que hace a Banania diferente, es que los gobernantes son también magos: son capaces de hacer desaparecer los derechos de propiedad automáticamente, simplemente con pronunciar la palabra mágica “Exprópiese”.

Parece un cuento macabro la descripción de Banania, donde las leyes con mejores records de cumplimiento son la ley del mínimo esfuerzo y la ley de la selva. Sin embargo, Banania es real. Todo lo anterior se cumple en Honduras y en Ecuador, en Argentina y en el Congo, en El Salvador y en la India, en Venezuela y en las Filipinas, en Bolivia y en Nicaragua. Bienvenidos a Banania, el lugar donde pasa de todo y nadie hace nada.

Publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 9 de diciembre de 2012.

Enrique Peña Nieto asumió la presidencia de México la semana pasada. Durante los seis años de la administración de Felipe Calderón, los resultados desastrosos de su guerra contra las drogas cambiaron dramáticamente el debate a tal punto que este ha llegado a incluir una discusión seria de la posibilidad de acabar con la prohibición de las drogas. Calderón recientemente hizo un llamado a que EE.UU. explore alternativas de mercado a la guerra contra las drogas (en inglés) y pocos días antes de asumir el poder Peña Nieto dijo "estoy a favor de un debate hemisférico sobre la eficacia de la ruta de la guerra contra las drogas que hemos seguido".

Los tiempos en realidad han cambiado desde que Milton Friedman visitó México en mayo de 1992 para hablar en una conferencia organizada por el Cato Institute, durante la cual él argumentó a favor de la legalización de las drogas. La caricatura presentada aquí (que fue publicada en El Economista el 22 de mayo de 1992) representaba la típica reacción en México:

Friedman on marihuana

(Nótese que en México "pacheco" quiere decir lo que en algunos otros países dicen "fumado" o "quemado" por ejemplo; o sea significa estar bajo los efectos de la marihuana).

La realidad tiene su manera de despejar la mente de las personas y la opinión de Friedman ya no es ridiculizada en México o en otras partes de América Latina (yo creo que México también se encaminará hacia la privatización de la energía tarde o temprano).

Categorias

Autores

Archivos