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Archivo por Agosto 2011

Chile: Paro de la CUT

Publicado por Cecilia Cifuentes

Señor Director:

Este curioso paro nacional de dos días al que llama la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), en una situación en que no sólo el empleo y la fuerza de trabajo crecen a niveles récord, sino que también los salarios suben por sobre la inflación, tiene también llamativas motivaciones. Uno de los seis puntos de la convocatoria aboga por un cambio al sistema de previsión social, ya que de acuerdo con la organización, "en el actual sistema de pensiones radica el empobrecimiento de millones de pensionados y de la gente de la tercera edad".

Lo curioso del asunto es que en un informe de la OCDE del mes de julio sobre fondos de pensiones de los países miembros, se destaca que el fondo de pensiones chileno tiene la segunda rentabilidad más alta del grupo entre 2009 y 2010, lo que muestra que los trabajadores chilenos están dentro de los más favorecidos del mundo por el manejo de sus fondos previsionales. Si se considera el período 2008-2010, para tomar también el año de la crisis, el fondo de pensiones chileno sigue ocupando un lugar destacado, séptimo entre los países del grupo.

¿La CUT entonces quiere irse a un sistema de reparto que está quebrado en los países desarrollados? ¿Esa es la forma de defender los derechos de los trabajadores? ¿Qué pensarían los trabajadores españoles de este curioso paro chileno, cuando en ese país el desempleo se ha triplicado y los fondos de pensiones han caído en términos reales? Hace más de diez años que no se observaba en Chile una mejoría laboral como la que se ha visto entre 2010 y 2011.

Carta publicada en El Mercurio (Chile) el 23 de agosto de 2011.

Las falacias de Paul Krugman

Publicado por Juan Carlos Hidalgo

Ya que sus artículos son reproducidos en toda América Latina, la pluma del Premio Nóbel de Economía y columnista del New York Times, Paul Krugman, resulta muy peligrosa en cuanto a informar a los latinoamericanos sobre la actualidad económica mundial y las medidas que los gobiernos deberían tomar para contrarrestar lo que parece una inminente recesión. Las falacias de Krugman son tomadas como santa palabra por algunos economistas y analistas latinoamericanos, generando un efecto de mitomanía retroalimentada bastante nocivo.

Empecemos desde un inicio: Llegada la administración Obama al poder en enero del 2009, se generó un debate sobre qué medidas debía tomar el gobierno estadounidense para resolver (o al menos paliar) la crisis financiera que azotaba a ese país. Paul Krugman fue quizá la voz más destacada dentro del bando neokeynesiano que abogaba por abrir dramáticamente las llaves del gasto público para que este dinero reactivara la decaída economía estadounidense. Obama rápidamente se decantó por este enfoque, y fue así como el Congreso estadounidense controlado en ese momento por los demócratas, aprobó un paquete de estímulo de $780.000 millones. Para poner en contexto esta cantidad abundante de plata, los ingresos de la FIFA por concepto del Mundial de Sudáfrica 2010 fueron de un poco más de $1.000 millones. Es decir, el paquete de estímulo de Obama equivalió a 780 Copas Mundiales. Obama afirmó tras la aprobación del paquete de estímulo que gracias a él el desempleo en EE.UU. no subiría por arriba del 8%. En realidad, exceptuando dos meses, lleva 21 meses por arriba del 9%.

Para ser justos, Krugman fue un crítico del tamaño del paquete de estímulo. Para él el gasto debió haber sido de al menos el doble del acordado. De tal forma, se curó de salud ante el posible fracaso (que ahora es ampliamente evidente) de dicha política. El paquete de estímulo, aunado al aumento del gasto federal heredado de programas aprobados durante la admnistración Bush, contribuyó a que el déficit fiscal y la deuda del gobierno federal se disparara por los cielos. La economía no levantó, ya que el sector privado sabiamente intuyó que un déficit fiscal tan grande tarde o temprano se iba a financiar con impuestos más altos (o inflación). Esta incertidumbre, aunada a una ofensiva regulatoria de la administración Obama, es la responsable por la anémica recuperación de la economía estadounidense.

Gasto Obama

El tamaño del gasto federal en EE.UU. fue el principal tema de la elección de medio período del año pasado, donde surgió el Tea Party como un actor político destacado promoviendo el recorte drástico del tamaño del Estado. Paul Krugman, por el otro lado, insistía que el gobierno federal no solo tenía que mantener sus niveles de gasto (sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial), sino que más bien tenía que aumentarlo. Si no es el Estado el que estimula la economía, ¿quién va a hacerlo? La elección dio como resultado una paliza del Partido Republicano, liderado por el Tea Party. Los demócratas perdieron el control de la Cámara de Representantes y varios escaños en el Senado. El mensaje del electorado estadounidense fue claro: no solo no compartía la borrachera de gasto de la administración Obama, sino que mandaba a nuevos congresistas cuya única y principal promesa de campaña era recortar dramáticamente el gasto público.

La misión no era fácil. El Senado continúa en manos demócratas y Barack Obama sigue en la Casa Blanca. De ahí que cuando llegó la negociación sobre aumentar el techo de la deuda federal hace unas semanas, las negociaciones fueron sumanente contenciosas y se extendieron casi que hasta el último minuto. Krugman era de la posición de que el techo de la deuda debía aumentarse sin recortes de gasto. Cualquier consolidación fiscal debía darse por el lado de aumentarle los impuestos a los ricos, según él. De ahí que cuando finalmente se alcanzó un acuerdo que contemplaba únicamente "recortes" de gasto sin aumento de impuestos, Krugman echaba espuma por la boca. Se trataba, según él, de una capitulación inaceptable de la administración Obama ante la "extrema derecha republicana". El gobierno federal no debe recortar el gasto, más bien debe aumentarlo. ¿Y que hay de la preocupación de que la deuda de EE.UU. estaba alcanzando niveles altamente peligrosos? Patrañas, decía Krugman. EE.UU. bien puede aumentar su deuda federal por encima del 98% del PIB en que actualmente se encuentra. ¿Y las amenzas de que EE.UU. pudiera perder la confianza de los mercados y que se reduciera la calificación de su nota crediticia? No va a pasar, dijo el Nóbel.

¿Y qué tan grandes son los recortes de gasto que despertaron la rabia de Paul Krugman? Pues así es como se ven:

Budget deal

Un momento... ¿cuáles recortes si las barras van para arriba todos los años? Pues efectivamente. El acuerdo entre republicanos y demócratas no recorta el gasto, simplemente limita el crecimiento del mismo. El gobierno federal gastará más dinero en cada uno de los siguientes 10 años. Aún así, esto es demasiado para Krugman, quien advierte que los "masivos recortes" atentarán contra la recuperación económica.

A los pocos días del acuerdo bipartidista, la calificadora de riesgo Standard and Poor's rebajó por primera vez la calificación credicitia de EE.UU. de AAA a AA+. El impacto inmediato es limitado puesto que hasta el momento solo S&P ha dado este paso, sin embargo eso ha bastado para que los mercados internacionales colapsen ante la perspectiva de un EE.UU. con una capacidad comprometida para controlar el crecimiento de su deuda (y eventualmente pagar a sus acreedores). ¿Cuál fue la reacción de Krugman? Todo es una conspiración de las calificadoras de riesgo y la extrema derecha del partido Republicano. La administración Obama debe prestar oídos sordos y continuar gastando.

En su último comentario de blog, Krugman ofrece una nueva solución para reactivar la economía estadounidense: una inflación más alta. Según el Nóbel, EE.UU. debería permitir que la inflación suba hasta quizá el 6% anual. Esa es la receta de Paul Krugman para la economía estadounidense: más gasto público, una deuda federal que supere el 100% del PIB (a riesgo de que EE.UU. continúe perdiendo su calificación crediticia), impuestos más altos y una mayor inflación. Todo esto, según él, estimulará al sector productivo estadounidense y reactivará la economía de este país.

Ante tal disparate es que muchos en América Latina se persignan.

Los países de la comunidad europea se encuentran en lo que parece ser un camino sin salida. Por un lado se encuentran con fuertes déficits fiscales. Por el otro, con un abultado monto de deuda que prácticamente ya no puede ser sostenido; los recientes eventos en Grecia son una muestra de este fenómeno. Cómo si eso no fuese suficiente, los gobiernos también se enfrentan a una fuerte oposición por los ciudadanos, como el caso de los “indignados” españoles, al recorte de gasto público. Alta deuda sobre un hombro y un abultado déficit fiscal sobre el otro, poco margen para incrementar los ingresos y la ciudadanía que se opone a cortar el gasto. Ciertamente no es un dilema fácil de resolver. La brecha fiscal posee trabas por ambos lados: aumento de ingresos y baja de gastos.

EE.UU., por su lado, tampoco está libre de este problema. Este gráfico de The Economist muestra el ajuste necesario en el presupuesto fiscal para reducir la deuda bruta a un 60% del PBI para el año 2026.

Debt management

Según el gráfico no son pocos los países importantes que presentan un buen panorama, incluido EE.UU. Las protestas sociales no pueden cambiar la realidad económica. Los políticos no pueden hacer desaparecer el problema detrás de discursos y debates. Si los gobiernos han gastado más de lo que pueden por un largo tiempo, entonces tarde o temprano un ajuste de cuentas será necesario. Esconder el problema con nuevas deudas no soluciona el problema. Beneficios y programas sociales provistos por el gobierno a sus ciudadanos son difíciles de descontinuar una vez que la población se ha acostumbrado a ellos, especialmente si el método de financiación de estos programas no es claro para el público en general. ¿De dónde vienen los fondos? A mayor gasto público mayor alcance y grado de dependencia de las erogaciones del gobierno, y a mayor gasto público menor productividad. El nudo es difícil de desatar.

¿Implica llegar al límite de deuda entrar en default? No necesariamente. Como explica el profesor Steve Horwitz en Coordination Problem, un default sucede cuando uno deja de pagar sus deudas, no cuando uno alcanza su límite de endeudamiento. Por ejemplo, si alcanzamos el límite de crédito de nuestra tarjeta de crédito no estamos en default, estamos en default el día que dejamos de pagar nuestras obligaciones con la tarjeta de crédito. Si llegamos a ese punto, entonces tenemos que re-asignar nuestros gastos, disminuyendo el consumo para poder pagar nuestras deudas. Lo mismo sucede con el gobierno, si no es posible obtener nuevos créditos, entonces una reubicación de las partidas de gasto es necesaria para evitar el default; pero esto se debe a que el gobierno ha estado gastando sobremanera por demasiado tiempo, no porque el sistema bancario haya sido golpeado por una tormenta perfecta. Si el congreso puede cambiar el límite de deuda, entonces también puede cambiar la partida de gastos para evitar el default. El problema a resolver es si el problema va a ser resuelto ahora en será postergado para más adelante, en frente a una situación posiblemente aún más delicada. Incrementar el límite de deuda sienta un precedente que puede ser contraproducente, ¿cuál es la idea de un límite al endeudamiento del gobierno si cuándo más importante es respetarlo el mismo es modificado? Los límites se vuelven relevantes cuando el mismo se hace sentir, no cuando uno se encuentra lejos de alcanzarlo.

Es por este motivo que la crisis financiera es más una manifestación de un prolongado desequilibrio fiscal que de un problema puramente ubicado en el sector financiero. Cuando hablamos de la crisis financiera pareciera ser que el problema fuese únicamente financiero, pero el problema de fondo es un déficit fiscal crónico que los gobierno no han querido corregir. No son los bancos, sino los gobiernos, los que no pueden pagar sus deudas. Si no lo hacen, entonces los bancos se verán afectados. Salvar a los bancos, entonces, puede ser una forma de ir por encima del problema fiscal y atacar al síntoma en lugar de al problema de fondo. El siguiente gráfico, también de The Economist, muestra la exposición de los bancos europeos a la deuda soberana.

Exposición a deuda soberana

Un gran esfuerzo va a ser necesario en los dos lados del Océano Atlántico para resolver este problema. Y es muy probable que los problemas que Grecia y EE.UU. han estado enfrentando en los últimos días sea el inicio de una seria de problemas similares que el resto de los países de Europa van a tener que enfrentar tarde o temprano. La burbuja inmobiliaria, y déficit fisca de EE.UU. eran problemas conocidos desde hace tiempo, al no mantener sus cuentas fiscales en orden la comunidad europea ha dejado pasar una oportunidad para ganar peso económico y en cambio se encuentra frente al mismo problema que su competencia internacional.

No importa cuál sea el régimen monetario que tengamos, si no hay una conducta de equilibrio fiscal por parte de los gobiernos, es una cuestión de tiempo hasta que los problemas salgan a superficie. Cuando hubo que elegir entre el patrón oro y estabilidad fiscal, el patrón oro fue abandonado. ¿Tendrá el Euro un destino similar?

Un juez experto en "copia y pega"

Publicado por Gustavo Coronel

Como se sabe el diario El Universo de Guayaquil, sus directivos y uno de sus columnistas fue condenado por una decisión del juez Juan Paredes a pagarle al presidente Rafael Correa $40 millones, y los 4 individuos involucrados fueron sentenciados a 3 años de cárcel. Se comentó desde el principio que la sentencia de Paredes había sido escrita en horas, a pesar de constar de numerosas páginas. El 31 de julio de 2011 El Universo publicó unos hallazgos del jurista Joffre Campaña, en los cuales se ve como el juez Paredes es un vulgar artífice del “copia y pega”. El tipo simplemente extrajo párrafos enteros de sitios virtuales chilenos y argentinos para construír su sentencia.

La nota aparecida ayer en El Universo dice, en parte:

“Mientras revisaba la sentencia del juez Juan Paredes en contra de la Compañía Anónima EL UNIVERSO, sus directivos y el ex-editor de Opinión, el jurista Joffre Campaña detectó unos textos que, a su criterio, eran 'bastante elaborados'. Se referían, especialmente, a los conceptos sobre la injuria calumniosa, delito que el presidente Rafael Correa imputó a Emilio Palacio, Carlos, César y Nicolás Pérez”.

El jurista Campaña encontró párrafos enteros en la sentencia que provenían de material existente en la web. Por ejemplo:

Comparación del texto de la sentencia con sitios web, realizada por el jurista Joffre Campaña

De la sentencia del juez Juan Paredes (página 149):

“La injuria es un delito doloso y las diferentes formas del dolo son aptas para configurar este delito, el dolo consiste en que el agente tenga conciencia de que su conducta (palabra, acto, gesto) es idónea para ofender, no obstante de lo cual, igual actúa. Para que exista injuria es necesaria la existencia del 'animus injuriandi', es decir, la intención o ánimo de injuriar, de ofender, de deshonrar o desacreditar a la víctima. Basta que exista 'animus injuriandi' para que exista injuria”.

Del sitio www.todoiure.com.ar/monografias

“La injuria es un delito doloso y las diferentes formas del dolo son aptas para configurar este delito. El dolo consiste en que el agente tenga conciencia de que su conducta (palabra, acto, gesto) es idónea para ofender, no obstante de lo cual, igual actúa (...) Para que exista injuria es necesaria la existencia del 'animus injuriandi', es decir, la intención o ánimo de injuriar, de ofender, de deshonrar o desacreditar a la víctima. Basta que exista 'animus injuriandi' para que exista injuria, no requiriéndose la intención de causar un daño a la víctima...”

De la sentencia del juez Juan Paredes (página 150)

“El delito de injurias supone en la persona que lo ejecuta el conocimiento de que sus expresiones o acciones, en las circunstancias en que fue proferida por un medio de comunicación social, tenía un sentido agraviante para otra persona”.

Del sitio http://www.blogmejillones.cl/

“Delito de injuria

Este delito supone en la persona que lo ejecuta el conocimiento de que su expresión o acción, en las circunstancias en que fue proferida o realizada, tenía un sentido agraviante para otra persona; en otras palabras, presupone un 'animus injuriandi', concebido como una voluntad de causar daño al ofendido”.

¿Original el muchacho, no? Para muestra basta un botón. Esto es vergonzoso, sobre todo tratándose de la administración de justicia en un caso relacionado con la presidencia de la república y con la libertad de expresión.

La manera como este juez Paredes ha manejado este caso de El Universo es un escándalo, tan grave por su nivel de corrupción ejecutivo-judicial, como es el caso de la sentencia en contra de Chevron-Texaco. La reputación del sistema judicial ecuatoriano está por el suelo con este tipo de actuaciones. Y la mano de Rafael Correa, quien sigue los pasos del dictador venezolano Hugo Chávez, parece estar detrás de ambas decisiones.

Mordaza en Ecuador

Publicado por Cristina Lopez

Condenados. "Cuando advierta que para producir usted necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces usted podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”. (Ayn Rand, 1950).

Fue esta la portada que saludó por la mañana a miles de lectores del periódico ecuatoriano El Universo el pasado 21 de julio de 2011. Por la opinión personal de uno de sus columnistas, Emilio Palacio, el diario El Universo fue condenado en un juicio por 40 millones de dólares, por parte del presidente Rafael Correa, quien dijo sentirse injuriado por la columna publicada.

La columna era un análisis de la crisis de gobierno del 30 de septiembre del pasado 2010, y no un reporte periodístico con vocación de informar. Con la injusta condena, se pasó sin más, por encima del medio que John Stuart Mill acuñara como “la esencia para el descubrimiento de la verdad”; la libertad de expresión que en El Salvador disfrutamos y a veces tomamos por sentado.

El papel de la libertad de expresión en una sociedad libre, va más allá de permitir a los ciudadanos expresar su opinión, sin temor a sufrir consecuencias perjuiciosas, ya que permite al ciudadano jugar su rol de auditor democrático, para exigir la rendición de cuentas a los políticos que eligió como gobernantes. Sin embargo, cuando la misma es limitada por aquellos que deben garantizarla, la autocensura y la fabricación de información desequilibran injustamente el mercado de las ideas, a favor de quien tiene más intereses en esconder verdades y oprimir libertades.

Sin embargo, por más que hagan los dictadores autoritarios de Sur América por apropiarse las causas del Libertador Simón Bolívar, la libertad que predicó Bolívar es una causa que no les pertenece. Por más que haga Rafael Correa por controlar las cortes, la justicia que defienden quienes se sientan libres, no le pertenece tampoco. Por más que trate de adueñarse de los medios de comunicación a través de la censura, no puede adueñarse de la libertad de expresión y de conciencia. Y precisamente porque lo sabe, es que está invirtiendo tanto en ganar esta absurda batalla de supresión de los derechos individuales.

Poco hemos hecho desde nuestro país para condenar los actos insólitos de supresión de libertades en Ecuador. Ojalá que la vocación periodística de nuestro presidente, le incentive con toda objetividad y sin sesgos ideológicos, a condenar la violación a la libertad de expresión por parte del presidente Correa, y lo anime a preservar férreamente la nuestra.

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