La visión de política exterior de Cato está guiada por la idea de que la defensa y estrategia de seguridad nacional se adapten al marco constitucional de una  república, más no a las necesidades de un imperio. Los académicos de política exterior de Cato cuestionan la presunción de que una política exterior intervencionista promueve la seguridad nacional y que esta tiene consecuencias como la formación de alianzas opuestas, la proliferación de armas de destrucción masiva e inclusive el terrorismo. El uso de la fuerza militar debería estar limitado a aquellas ocasiones en que la integridad territorial, la soberanía nacional o la libertad corren peligro.