Javier Paz García
Mi madre me legó un sentido de la estética que aplico hasta ahora: si me gusta, es bonito y si no me gusta, no lo es. Y por ejemplo, siendo una ávida lectora, y gustando de varias novelas de Gabriel García Márquez, no le llama la atención “Cien años de soledad” a pesar de ser su novela más famosa; “eso de hombres con colas de chancho son burreras” me dijo una vez.
Uno de mis profesores de economía tenía en su oficina un aerosol de juguete que afirmaba que servía para evitar la charlatanería. Su título era “no bullshit spray”. Efectivamente, luego de entender lo poco que entiendo de economía, he llegado a la conclusión de que abundan los charlatanes en esta profesión. Y una de las características de los charlatanes es usar un lenguaje tan rebuscado y oscuro, que haga que la gente, al no entenderlo, piense que el “economista” es un erudito que se expresa con tanta propiedad y conocimiento que nadie más puede entenderlo.
Uno de los cuentos más famosos de la literatura universal es el de dos charlatanes que le dicen a un rey que le van a confeccionar un suntuoso vestido hecho de hilos de oro que solo puede ser visto por las personas inteligentes. Los charlatanes se embolsican el oro y le entregan al rey aire. El rey para no quedar de ignorante afirma ver un hermoso vestido y todos sus ministros también afirman verlo por los mismos motivos. La farsa solo se descubre cuando un niño pregunta por qué el rey está en paños menores.
En un reciente artículo (El palo en la escoba) el Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, critica el arte postmoderno. Que alguien logre colocar un palo de escoba en un museo prestigioso y que la gente pretenda que eso tiene algún valor o mérito muestra que los charlatanes no solo han logrado embaucar a un rey y sus ministros, sino al mundo entero. El arte postmoderno pretende hacer de los garabatos cultura y convertir la mierda en caviar. Y por supuesto mucha gente se come la mierda, y para no quedar de ignorante afirma que es caviar y que está delicioso. Un síntoma del palo de escoba es la cantidad de cuadros que uno encuentra en todas partes que no son más que garabatos, sin significado alguno, sin técnica alguna, sin mérito alguno y que la gente cuelga en sus paredes para sentirse cultos. El mundo del arte ha sido capturado por charlatanes que consiguen oro y entregan aire. Yo, gracias a la influencia materna, considero que la mierda es mierda y un palo de escoba o un garabato no son arte. Un Nobel de literatura concuerda conmigo.
Santa Cruz de la Sierra, 24/07/16
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