El presidente Correa tiene una extraña obsesión conmigo. Esto comienza a ser un grave problema psiquiátrico. ¿Por qué miente el presidente Correa? Una hipótesis es que padece la variante política del síndrome de Münchausen, uno de los llamados “trastornos facticios” que afectan la mente. Quienes lo sufren inventan dolencias y se convierten en víctimas para llamar la atención.
El primer síntoma de su curiosa manía comenzó con una agresiva carta en la que se quejaba de El regreso del idiota, un libro que publiqué en compañía de Álvaro Vargas Llosa y Plinio Apuleyo Mendoza hace unos años. Cuando la leí me decepcionó. Me pareció una persona crispada y sin sentido del humor. Hasta ese momento creía que era una persona mucho más inteligente y flexible. Era un hombre psicorígido con una manifiesta tendencia a la iracundia. Admito mi error.
Después me acusó de formar parte de una organización de Derechos Humanos que lo había acusado de alguna violación. Yo nada tenía que ver con esa institución ni con la denuncia. No tenía idea de lo que hablaba. Ahora insiste en vincularme a una supuesta conspiración para derrocarlo en la que figuraba el ex presidente Lucio Gutiérrez. Se lo ha declarado al periodista hispano-francés Ignacio Ramonet en una entrevista reproducida en Le Monde Diplomatique.
El origen de esa calumniosa falsedad fue una charla dada por Gutiérrez en un acto académico convocado en Miami por el Instituto Interamericano por la Democracia una semana antes del motín policiaco del 30 de septiembre. Me pidieron que lo presentara y, como es habitual, dije algunas frases amables sobre el disertante. Eso fue todo. Antes lo había hecho con otros invitados, dado que por esa libre tribuna han pasado dos docenas de personas, y entre ellas ex presidentes como el argentino Eduardo Duhalde y el uruguayo Luis Alberto Lacalle.
En el público, naturalmente, había un grupo de ecuatorianos notables residentes en Miami. Algunos de ellos detestan a Correa y afirman que recurre frecuentemente a la persecución judicial y fiscal de sus enemigos. Condenan, como medio Ecuador, la forma en que acumuló poder violando la Constitución, destrozando los poderes legislativo y judicial, y desconfían de sus intenciones por la manera en que trata a la prensa y recorta las libertades. Temen que conduzca al país a un alborotado manicomio como es la Venezuela de Hugo Chávez o a una dictadura como la cubana. Yo no estoy seguro de lo que tiene en la cabeza, pero, por lo pronto, me parece un pésimo gobernante dedicado a crear problemas en lugar de buscar soluciones.
La conferencia de Gutiérrez se divulgó inmediatamente por medio de Internet, dado que nada hay oculto o siniestro en las tareas del Instituto: todo es transparente, limpio y dentro del respeto a la ley. De ese video, el señor Correa dedujo las supuestas “pruebas” de la conspiración. ¡Qué actitud tan demagógica y tan poco seria! ¡Pobres ecuatorianos! Es una lástima que los trastornos facticios posean tan mal pronóstico. No tienen fácil cura.