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Las guerras de divisas y la Fed

Publicado por Gerald ODriscoll

Las compras planificadas de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) de $600.000 millones de bonos de la Tesorería a largo plazo estaban dirigidos a resolver problemas domésticos, pero están teniendo consecuencias internacionales. La expansión de la hoja de balance de la Fed ejerce presión hacia abajo en el tipo de cambio del dólar y (lo mismo) fuerza a que el valor de otras monedas se aprecie.

Los mercados emergentes con altas tasas de interés a corto plazo atraerán flujos de “dinero caliente”. Estos flujos no son fuentes estables de financiamiento y volatilizan los mercados de capitales pequeños de estos países. A largo plazo, la apreciación de sus monedas perjudica su competitividad en los mercados globales de productos.

Brasil ya ha impuesto controles de capital y otros mercados emergentes podrían imitarlo. China, en particular, ha reaccionado de manera drástica. De acuerdo a un reporte de Reuters, Xia Bin, consejero del Banco Central de China, dijo que otra crisis financiera es “inevitable”. Agregó que China actuará para proteger sus propios intereses.

En resumen, las medidas de la Fed han deshecho cualquier beneficio que resultó de las reuniones del G20. Cualquier esperanza que haya habido respecto de una cooperación sobre los valores de las monedas y una estabilidad financiera ha sido descartada. Hay efectos secundarios potenciales en otras áreas de la cooperación global.

Las guerras de divisas, como otras guerras, tienen consecuencias no intencionadas y daños colaterales. Algunos países, de manera predecible, reaccionarán imponiendo controles de capitales. Esto podría ser seguido de medidas para desplazar las importaciones. El proteccionismo monetario conduce al proteccionismo comercial.

Como sea que la Fed quiera que se den las cosas, esta no puede actuar simplemente a nivel doméstico. Ha llegado al máximo nivel útil de un mayor alivio cuantitativo.

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