En este pasaje el economista austríaco Ludwig von Mises describe su visión de una economía de mercado:
"Es absurdo hablar del "poder" de las grandes empresas. La gran característica del capitalismo es que el poder supremo en todas las cuestiones económicas queda en los consumidores. Todas las empresas grandes crecieron a partir de inicios modestos y llegaron a la grandeza porque el apoyo de sus consumidores los hizo crecer. Sería imposible que las empresas pequeñas o medianas provean esos productos de los cuales ningún estadounidense actual quisiera prescindir. Mientras más grande es una corporación, más depende de la disposición de sus consumidores para comprar sus productos. Fueron los deseos o, como algunos dicen, los errores de los consumidores los que condujeron a la industria automotriz hacia la producción de autos cada vez más grandes y que obligaron a que hoy produzca autos más pequeños. Las cadenas de tiendas y los grandes almacenes tienen la necesidad de ajustar sus operaciones cada día para satisfacer los cambiantes deseos de sus clientes. La ley fundamental del mercado es: el cliente siempre tiene la razón".
Vale la pena resaltar también esta párrafo donde explica los beneficios para todos de la acumulación de capital:
"...Lo que hizo de EE.UU. el país más rico del mundo era el hecho de que su 'individualismo firme' de los años antes del New Deal no colocaron obstáculos serios a los hombres emprendedores. Los empresarios se enriquecían porque consumían solo una pequeña parte de sus ganancias y destinaban una parte mucho mayor de estas a invertir en sus negocios. Por lo tanto se enriquecieron así mismos y a todas las personas. Porque fue esta acumulación de capital que elevó la productividad marginal del trabajo y por lo tanto, el nivel de los salarios.
Bajo el capitalismo la codicia del individuo empresario beneficia no solo así mismo sino a todas las personas. Hay una relación recíproca entre su adquisición de riqueza mediante el servicio a los consumidores y la acumulación de capital y la mejora de la calidad de vida de los trabajadores asalariados, quienes constituyen la mayoría de los consumidores. Las masas están en su capacidad de asalariados y de consumidores de que los negocios florezcan. Esto es lo que los viejos liberales tenían en mente cuando ellos declaraban que en la economía de mercado prevalece una armonía entre los verdaderos intereses de todos los grupos de la población".