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Juan Pablo Viscardo y Guzmán: la paz y el comercio

Publicado por Gabriela Calderón de Burgos

El historiador Carlos Deustua Pimentel destaca la obra de Juan Pablo Viscardo y Guzmán La paz y la dicha del nuevo siglo: una exhortación a todos los pueblos libres o que quieran serlo. Aunque menos conocida que la célebre "Carta a los americanos españoles", esta nos provee una mayor apreciación de las ideas económicas de Viscardo y Guzmán. Deustua destaca algunas citas que vale la pena destacar aquí. Viscardo y Guzmán sostenía, como muchos autores de la Ilustración, que el comercio era el amigo natural de la paz. Y que las guerras eran la ruina de los estados y las sociedades:

"Consecuencia de tal situación es el aumento constante de los tributos; lo que impide todos los remedios futuros, ya que no se cuenta con las rentas y se hace la guerra con el capital. No es extraño ver a los estados hipotecar sus fondos durante la paz misma; y emplear, para arruinarse, medios que llaman extraordinarios y que son tantos, que el hijo de familia más enajenado apenas puede imaginarlos". 

Para Viscardo y Guzmán, el comercio es de suprema importancia:

"La verdadera medida del poderío es en la actualidad la de la prosperidad del comercio, padre de la industria, que es lo único que enriquece y puebla los estados y cuya presencia es siempre la época de una grandeza que pasa cuando éste termina, pero lo que lo hace infinitamente más precioso, es que siendo amigo de la paz y de la libertad puesto que sólo subsiste con ellas, asegura a los hombres los dos bienes principales de que pueden gozar".

Y agrega:

"El efecto natural del comercio es el de llevar a la paz. Dos naciones que negocian entre ellas se hacen recíprocamente dependientes: Si una tiene interés en comprar, la otra tiene interés en vender y todas las uniones están fundadas sobres necesidades mutuas... El espíritu del comercio une a las naciones, y produce en los hombres un sentimiento de justicia exacta". 

Deustua señala que estas citas provienen de manera precisa de Montesquieu en el Espíritu de las leyes y señala que también encontramos en esta obra algo de Adam Smith:

"El comercio y las manufacturas han traído gradualmente el orden y el buen gobierno, y con ellos la libertad y la seguridad de los individuos, particularmente para los del campo, que vivían antes en un estado casi continuo de guerra con sus vecinos y de dependencia servil con sus superiores. Éste es de lejos el más importantes de sus efectos, a pesar de haber sido el menos notorio".

Deustua destaca la influencia que tuvo Quesnay y los fisiócratas sobre Viscardo y Guzmán, quienes sostenían que había un "cierto orden natural espontáneo, ciertos principios de acción que rigen a los individuos" (Quesnay). Veamos la aplicación que hizo de Quesnay Viscardo y Guzmán:

"Cuando la luz de la razón haya descubierto en todas partes los errores más importantes; cuando conceptos más liberales reemplacen las míseras invenciones del espíritu monopolista, y cuando el comercio, en una palabra, se vea liberado del resto de obstáculos que frenan su tendencia natural a consolidar la paz entre las naciones, se habrá encontrado entonces la solución del problema más importante de la humanidad".

Nada de esto es original en Viscardo y Guzmán, lo que ciertamente parece ser algo novedoso es su tesis de que la invasión española se inició con un "espíritu de empresa" y fue positiva al principio puesto que el monarca delegó en los privados denominados "conquistadores" --permitiéndoles lucrar individualmente-- la tarea de explotar el Nuevo Mundo. Que solo fue cuando se dio cuenta de la importancia y abundancia de la riqueza de "las Indias" fue que decidió cambiar hacia una explotación monopólica y excluyente:

"Con la quinta parte de estos tesoros, y el producto de otros impuestos con que abrumó al coercio, a la industria y a la agricultura de España, agitó y ensangrentó a Europa y al globo, hasta el momento en que la célebre bancarrota de Felipe II hizo ver una vez más cuál era el escollo más peligroso para la ambición. El único propósito que le resultó exitoso fue el consolidar el despotismo civil y religioso más ilimitado, dándole una base sólida fundada sobre las ruinas de la libertad cuyo restablecimiento costó tantos esfuerzos a los españoles después de la invasión de los moros..."

Viscardo y Guzmán creía que valía la pena aprender por qué España pasó de la opulencia a la decadencia: 

"La libertad es el gran resorte del Estado: Roto éste todo se derrumba y se explica fácilmente la extrema súbita decadencia de un pueblo poderoso y rico, por su industria, rodeado desde los más grandes medios de incrementar su opulencia hacia el final del siglo XVI".

Y viceversa, la prosperidad repentina de Holanda y Estados Unidos se debía a "la energía de las fuerzas creadoras y vivificantes de la Libertad".

Viscardo y Guzmán distinguía entre la prosperidad del fisco y aquella de la sociedad: "El rey de España que recibe sumas grandes de su aduana de Cádiz no es, en este sentido, sino un individuo muy rico en un estado muy pobre. Todo se transfiere de los extranjeros a él, sin que sus súbditos tengan alguna participación. Este comercio es independiente de la buena o mala fortuna de su reino".

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