El debate sobre el límite al endeudamiento público empieza a encenderse en medio de la crisis de recursos que atraviesa el Gobierno. Y dado que en los últimos meses del año es cuando el déficit fiscal se presenta con fuerza, se acentuará de aquí a diciembre. Suenan dos caminos dentro del Régimen: el aumento del techo de la deuda pública (40% del PIB), y una nueva colocación de bonos de deuda externa por $1.000 millones. El primero se camuflaría con la construcción de la Refinería del Pacífico, el segundo se trataría de una reapertura de los Bonos 2020.
Por lógica financiera es común que la falta de recursos empiece a sentirse conforme se aproxima el fin del periodo fiscal. Pero este año el Presupuesto General del Estado ha empezado a sufrir esos estragos muy fuerte y con mucha anticipación. El déficit apareció en mayo, antes de la mitad del año, con un monto bastante elevado de --$772 millones, y al cierre de junio ya supera los $1.148 millones. Esto equivale a casi el triple del déficit registrado el mismo mes de 2014 y 2015 cuando recién empezaba a aparecer.
Aún más, en el presupuesto anual (codificado) el déficit ya es más de $4.609 millones, que sumado a lo que se necesita para el pago de deudas da como resultado un requerimiento financiero de $8.883 millones. Por eso se empieza a debatir sobre el límite de endeudamiento. El Gobierno necesita nuevos desembolsos de por lo menos $4.000 millones para el resto del año y el ratio deuda/PIB se encuentra en 35%.
La otra opción es ajustar el gasto público, pero para el oficialismo eso no es una opción por el severo impacto económico recesivo que ocasionaría y que le pasaría factura en las próximas elecciones presidenciales de febrero de 2017. Por esta razón, el Gobierno tratará a toda costa de mantener el nivel de gasto público. Incluso ha proyectado gastar $2.869 millones más (+10%) de lo presupuestado inicialmente ($29.835 millones). Este escenario solo deja un camino, mayor endeudamiento a como dé lugar. Eso explica la necesidad de esos $4.000 millones, ya sea con nuevos desembolsos provenientes de China y/o una nueva emisión de bonos de deuda externa. Ante esta situación es previsible que el Presupuesto del 2017 empiece con una millonaria deuda por los atrasos que queden pendientes del 2016. La nueva deuda es inminente.
Totalmente consciente de esto el Gobierno ya piensa en un plan para los próximos años. Al ser año electoral el Presupuesto del 2016 regirá hasta el 2017 hasta la llegada del nuevo régimen, justo en mayo cuando comienzan los problemas fiscales. Pero asumiendo que el oficialismo continúe en el poder, les sería imposible considerar 1 solo dólar de déficit. Pues no sería posible financiar el Presupuesto con el límite actual de endeudamiento. Peor si tomamos en cuenta que la economía se contraerá este año y el próximo, incrementando el ratio deuda/PIB muy cerca del límite (40%) y dejando prácticamente sin opciones al Gobierno. Por eso el Gobierno busca la salida fácil: subir el techo de la deuda. Reforma que busca justificar legalmente asociándola al financiamiento para la Refinería del Pacífico. Es un hecho que 2017 tendrá un nuevo techo de deuda pública de por lo menos 50% del PIB.
Publicado originalmente en el blog Panchonomics el 1 de julio de 2016.