Desde que Hugo Chávez prometió cerrar Globovisión el año pasado —el último canal independiente que queda en Venezuela— solo ha sido cuestión de cuándo y cómo intentaría cumplir con su promesa. Un dictador no puede tolerar una prensa libre y la cobertura crítica e independiente de Globovisión desde hace mucho tiempo ha sido una espina en el costado de Chávez.
Sin embargo, cerrar Globovisión constituiría una medida brusca que sería condenada a nivel internacional y le hubiese dificultado la vida a aquellos líderes internacionales que todavía dicen que Venezuela es una democracia, entre ellos el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza. Aún así, Chávez no podía permitir tener un canal de televisión independiente en Venezuela en el contexto de una marcada caída de su popularidad en las encuestas, un creciente descontento social y una importante elección en septiembre que determinará la composición de la nueva Asamblea Nacional y que podría conducir a que su partido pierda el control sobre esta.
Es por esto que Chávez ha iniciado una estrategia de toma de Globovisión, la cual se volvió evidente ayer con su anuncio de que el gobierno venezolano confiscará casi la mitad de las acciones de Globovisión y nombrará representantes en la Junta Directiva del canal. Su plan consiste en confiscar las acciones de un banco cuyo dueño también es un propietario parcial de Globovisión, así como en tomar el control de las acciones de un accionista del canal que murió recientemente. Esto le daría al gobierno 45,8% de las acciones del canal. Esta medida ha sido calificada como “legalmente absurda” por Guillermo Zuloaga, presidente de Globovisión, quien se escapó de Venezuela el mes pasado luego de que una corte controlada por el gobierno emitió una orden de captura para él y su hijo por “acaparamiento de carros”.
Chávez también anunció que elegiría a Mario Silva, el Goebbels de Venezuela, como representante en la Junta Directiva de Globovisión. Esto también sería totalmente ilegal.
Si Chávez continúa con su plan de tomar una participación minoritaria en Globovisión, a pesar de la naturaleza burdamente ilegal de su estrategia, el caso probablemente terminará en las cortes, las cuales son controladas por el régimen. También es fácil prever que tarde o temprano Chávez intentará tomar control de las acciones de Zuloaga en el canal, afirmando que es un “fugitivo de la justicia”. Cuando eso pase, Globovisión estará completamente en manos del gobierno y el último canal independiente en Venezuela dejará de existir.