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Analizando las políticas de austeridad de España

Publicado por Juan Carlos Hidalgo

España es quizá el eslabón más débil de la Eurozona después de Grecia. Casi una cuarta parte de su fuerza laboral está desempleada; su sistema bancario es extremadamente vulnerable y podría colapsar en cualquier momento; los precios de la vivienda no han regresado a la normalidad tras el estallido de la burbuja inmobiliaria; y la economía está en su segunda recesión en tan solo dos años y se espera que se contraiga aún más en 2012 e incluso también en 2013. Un rescate parece inminente y el economista de George Mason University, Tyler Cowen, incluso advierte de “una implosión absoluta y total” de la economía española.

Hay un amplio consenso de que los problemas económicos de España son el resultado de una enorme burbuja inmobiliaria —aún más grande que la que afectó a EE.UU.— que estalló en 2008. Tan solo el año anterior a eso, España gozaba de indicadores fiscales saludables: Un superávit presupuestario del 1,9% del PIB y una deuda bruta consolidada de solo 36,2% del PIB. Sin embargo, una vez que estalló la burbuja, los ingresos del gobierno colapsaron y se inyectó gasto de estímulo en la economía, lo que se tradujo en un déficit fiscal de 11,2% en 2009 y una deuda bruta que ha aumentado más de 30 puntos porcentuales del PIB en tan solo cuatro años.

Paul Krugman y The Economist sostienen que esto demuestra que, a diferencia de Grecia, España no era despilfarradora. Sin embargo, el diablo está en los detalles. Es cierto que España tenía un superávit antes de la crisis, pero no porque el gasto público fuera mesurado, sino porque los ingresos tributarios estaban aumentando exponencialmente (gracias al crecimiento de la burbuja inmobiliaria). Si nos fijamos en el gasto total del gobierno español en la última década, podemos ver un aumento constante y significativo desde 2009:

Gasto público en España
* Usando Deflator del PIB.
Fuente: Comisión Europea, Asuntos Económicos y Financieros.

El gasto público en términos nominales aumentó a una tasa anual de 7,6% de 2000 a 2009. Ryan Avent de The Economist afirma que “el impulso por la austeridad comenzó en 2010”, y por lo tanto tenemos que ver el gasto nominal después de ese año, cuando de acuerdo a Avent, se recortó “substancialmente” debido a las medidas de austeridad. En realidad, bajó solo un 1% en 2010 y otro 3,6% en 2011. Si estos recortes le parecen “substanciales” a Avent, entonces un aumento promedio anual de 7,6% durante casi una década debe ser dramático.

Por otra parte, si nos fijamos en el gasto público en términos reales, utilizando euros constantes del año 2000, no ha habido ningún recorte en el gasto público.

Si analizamos el gasto público como porcentaje de la economía, España parece fiscalmente prudente: El gasto representó el 39,2% del PIB en 2000 y exactamente la misma cifra en 2007. Sin embargo, como lo han señalado los economistas Juan Ramón Rallo, Ángel Martín Oro y Adrià Pérez Martí del Instituto Juan de Mariana en un reciente estudio del Cato Institute, “los datos deben ser interpretados con cautela, dado que el PIB estaba creciendo a una tasa artificialmente alta”. El punto es comprobado por el hecho de que cuando la economía se detuvo en 2008 (creció solo 0,9%), el gasto público como porcentaje del PIB saltó en 2,3 puntos porcentuales al 41,5% en solo un año. El gasto público como un porcentaje de la economía se mantuvo constante durante la mayor parte de la década de 2000 no porque el gasto estatal aumentara poco, sino porque el PIB estaba creciendo demasiado rápido.

Por otra parte, una vez que la crisis estalló, el gasto público como porcentaje del PIB alcanzó un pico de 46,3% en 2009 (gracias a una combinación de mayor gasto de estímulo y una economía en contracción). Luego se redujo a 43% en 2011, aún así una proporción mayor que en 2008. El gasto público en España sí ha disminuido en los dos últimos años, pero no de una manera tan dramática como algunos nos quieren hacer creer.

¿Qué ocurre con los impuestos? Como ha sido el caso en Gran Bretaña, Francia, Italia y Grecia, en los dos últimos años el gobierno español aumentó los impuestos para hacer frente al creciente déficit: El impuesto sobre la renta subió en 2010 y dos nuevas tasas de 44% y 45% fueron creadas para los ingresos más altos. Se revocaron créditos fiscales a los trabajadores independientes. La tasa del IVA subió del 16% al 18% y se aumentaron también los impuestos especiales sobre el tabaco y la gasolina. Todos estos aumentos de impuestos ocurrieron antes de que se introdujeran los grandes aumentos tributarios del gobierno de Mariano Rajoy, quien convirtió a España en uno de los países con los impuestos más altos de Europa como lo detalla ampliamente este estudio del Instituto Juan de Mariana.

En síntesis, la austeridad en España, descrita por Paul Krugman como “una locura”, consiste principalmente de aumentos significativos de impuestos y de modestos recortes al gasto público.

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