Ensayos sobre la libertad y el poder

Ensayos sobre la libertad y el poder
Autor: 
John Emerich Edward Dalberg-Acton

John Emerich Edward Dalberg-Acton (1834 - 1902) fue un político y escritor inglés, así como también uno de los más grandes historiadores liberales de todos los tiempos. Su temática fue "la historia de la libertad" y a pesar de que nunca fue capaz de completar una obra maestra bajo ese título, escribió numerosos ensayos, reseñas literarias y conferencias acerca del tema. También inspiró la publicación de múltiples volúmenes de Cambridge Modern History.

Pocos reconocían los peligros del poder político tan claramente como Lord Acton. Él comprendía que los gobernantes colocan sus intereses por encima de todo y que harían prácticamente cualquier cosa para mantenerse en el poder. Acton afirmaba que la libertad individual era el estándar moral por el cual los gobiernos deben ser juzgados.

Edición utilizada:

Acton, John Emerich Edward Dalberg. Ensayos sobre la libertad y el poder. Madrid: Unión Editorial, 2011.

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Apéndice: Aforismos

Apéndice

Aforismo

Selección del legado de Lord Acton

LIBERTAD

Cómo enseñar a los hombres a desear la libertad, a comprenderla, a prepararse para ella.

Add. Mss. 4941, p. 123.

La teoría de la libertad es la cima, la ley suprema.

Add. Mss. 4945, p. 184.

La libertad es extremadamente contagiosa.

5 de enero, 1862. Acton – Simpson II, p. 252.

I. LA CONCIENCIA, EL REINO DE LA LIBERTAD

Muchas definiciones de libertad –mostrar en qué escasa medida la gente piensa lo mismo sobre ella, ya sea a favor o en contra.

Add. Mss. 5399, p. 21.

Definición de la libertad: 1) garantía para las minorías; 2) la razón impera sobre la razón, no la voluntad sobre la voluntad; 3) que a nadie se le impida cumplir con sus obligaciones hacia Dios; 4) la razón antes que la voluntad; 5) El Derecho por encima de la fuerza.

Add. Mss. 5399, p. 3.

La libertad se identifica con la causa de la justicia y de la virtud –oponerse a la libertad es oponerse a la justicia y a la virtud y defender el error y el pecado.

Add. Mss. 5594, p. 13.

La autoridad y el orden aseguran el bienestar temporal del hombre. La libertad asegura su bienestar espiritual.

Add. Mss. 5552, p. 19.

La libertad nos permite cumplir con nuestro deber sin que lo impidan el Estado, la sociedad, la ignorancia y el error. Somos libres en la medida en que estemos a salvo de estos obstáculos para librar la batalla de la vida y para luchar contra la tentación, con la naturaleza –el enemigo interior.

Add. Mss. 4870, p. 1.

No es solamente el sentido de la responsabilidad individual frente a Dios lo que nos hace exigir la libertad, sino también el sentido de la responsabilidad de los demás, y nos da miedo asumir que esa responsabilidad obliga a conceder la libertad. Ningún hombre es verdaderamente consciente de su propia responsabilidad, pero aquel que desea incrementarla se siente lleno de temor.

Add. Mss. 5395, p. 27.

Libertad: el dominio sobre uno mismo. Lo contrario: el dominio sobre los demás.

Add. Mss. 5604. p. 126.

La libertad supone no estar sometido al control de los demás. Esto requiere control sobre sí mismo y, por lo tanto, influencia religiosa y espiritual: educación, conocimiento, bienestar.

Add. Mss. 4862. p. 126.

Si la verdad no es absoluta, entonces la libertad es la condición de la verdad.

Add. Mss. 4862. p. 126.

Mantén la libertad tan cerca como sea posible de la moralidad. Si persigues fines especulativos, podrías perder el contacto con ella.

Add. Mss. 4916. p. 3.

La libertad es más una cuestión de moral que de política. Add. Mss. 4950. p. 143.

De acuerdo con los conservadores, la libertad es un lujo, no una necesidad para los hombres. Los pobres, la gente ignorante no pueden disfrutarla. Dadles primero otras cosas. Usad el poder para su bienestar y sacrificad la libertad a la seguridad, a la moralidad, a la prosperidad. Todo esto llena la vida de la gente común, contribuye más a su felicidad. Su felicidad depende, si depende de algo, de la apariencia, no de la realidad. Por ello ofrecedles formas engañosas compatibles con la mano dura y con el gobierno desde arriba.

No existe respuesta fuera de la religión. Si la felicidad es el fin de la sociedad, entonces la libertad es superflua. No hace a los hombres felices. Depende del otro mundo. Es la esfera del deber, no de los derechos. Sufrir, sacrificarse por un fin más allá de esta vida. Si no hay ninguno, entonces no hay por qué sacrificar nada.

Add. Mss. 4945, pp. 232-33.

La libertad es la condición del deber, el guardian de la conciencia. Crece en tanto crece la conciencia. Los dominios de ambos crecen conjuntamente. La libertad es seguridad frente a todos los impedimentos, incluso frente al pecado. Por lo que la libertad termina siendo libre voluntad.

Add. Mss. 5006, p. 242.

El centro y objeto supremo de la libertad es el reino de la conciencia. Sólo en el siglo XVII produjo la religión esta fuerza – al igual que sólo en el siglo XIX, en los treinta años que van desde 1833 a 1864, redimió la esclavitud.

Add. Mss. 5006, p. 252.

Libertad y moralidad. Cómo tratan de separarlas para fundar la libertad en los derechos, en los placeres, no en los deberes. Insistir en su identidad. La libertad es la condición que facilita el gobierno de la conciencia. La libertad es el gobierno de la conciencia. El reino de la conciencia.

Add. Mss. 4939, p. 326.

La libertad no ha subsistido fuera del cristianismo. Aunque la Providencia llama a una gran parte de la humanidad al disfrute de la verdad, que es la bendición de la religión, ha llamado a una parte aún mayor de la humanidad al disfrute de la libertad, que es la bendición del orden político –que la libertad debería ser religiosa, y la religión debería ser libre.

Add. Mss. 5392, p. 140.

Definición: la libertad es el reino de la conciencia.

Add. Mss. 4941, p. 332.

II. LA LIBERTAD Y EL ESTADO

La libertad como idea —como una condición de la que se disfruta— como una seguridad establecida.

Add. Mss. 4951, p. 280.

Toda libertad consiste en su raíz en la preservación de una esfera privada exenta del poder del Estado. Esa reverencia por la conciencia es el germen de toda libertad civil, y el modo en que el cristianismo la ha servido. Es decir, la libertad ha surgido de la distinción (separación es una mala palabra) de la Iglesia y el Estado.

5 de enero, 1862. Acton–Simpson, II, p. 251.

La libertad es la ley suprema. Limitada únicamente por una libertad mayor.

Add. Mss. 5611, n.n.

No deberían pesar más los intereses públicos que los privados. Add. Mss. 4980, p. 105.

No existen objetivos públicos, distintos de los privados, que merezcan la pena perseguirse a expensas del alma. Consecuentemente, el interés de los individuos está por encima del exclusivo interés del Estado. En ningún caso debe colocarse en la misma balanza el poder y la libertad –es decir, la conciencia del súbdito. Quienes actúan de otro modo son los peores de los criminales.

Add. Mss. 4960. p. 278.

La libertad es la armonía entre la voluntad y la ley.

Add. Mss. 5552, p. 17.

La libertad equivale a esa condición de la vida política que no depende de intereses, o pasiones, o prejuicios, o clases.

Add. Mss. 4951, p. 211.

La libertad no es nada sin la seguridad.

Add. Mss. 4943, p. 403.

Un derecho puede abandonarse; un deber, no. Por eso la libertad es menos segura como derecho que como deber.

Add. Mss. 4980, p. 28

La libertad requiere sacrificio. Presupone la existencia de muchas condiciones. Exige el sacrificio de muchas ventajas que compiten entre sí.

Add. Mss. 4945, p. 87.

Tanta autoridad como sea necesaria para proteger a los pocos frente a los muchos, o a los débiles frente a los fuertes, no es contraria a la libertad, sino su condición.

Carta a Mary Gladstone, 19 de febrero de 1881, en Paul, p. 177.

El test de la libertad radica en la posición y la seguridad de las minorías.

Carta a Mary Gladstone, 10 de febrero de 1881, en Paul, p. 169.

Ley: las fuerzas que prevalecen en la sociedad tienden a controlar el Estado. Cuando prevalece una sola no hay forma de contrarrestarla. Porque es uniéndonos a otros como prevenimos la preponderancia de una sola. De ahí que la libertad requiera que todos obtengan el puesto que les corresponde, mediante la representación. El esfuerzo de la libertad para prevenir esa preponderancia indebida, para proteger al débil frente al fuerte.

Add. Mss. 5602, p. 114.

La libertad se establece por el conflicto de los poderes. La asegura el equilibrio de poderes.

Add. Mss. 5552, p. 14.

La igualdad incluía un gran elemento de la libertad –implicaba tolerancia.

Add. Mss. 5594, p. 78.

La libertad de expresión sigue a la libertad de conciencia.

Add. Mss. 5594, p. 78.

La corrupción es mucho mejor que el tormento, que las empulgueras o la bota, pero tienden a un fin parecido: reducir la libertad.

Add. Mss. 4945, p. 215.

Las leyes son locales y nacionales. La libertad no tiene nada que ver con la nacionalidad.

Add. Mss. 4938, p. 165.

La esencia de la libertad: no creer en la santidad del pasado.

Add. Mss. 5015, p. 69.

III. LA HISTORIA DE LA LIBERTAD

Historia de la libertad; una historia de los últimos doscientos años. Al final del reinado de Carlos II, se extinguió en Europa. Pero aunque en la práctica empezaba entonces, en teoría había empezado doscientos años antes. En realidad la libertad es la unidad, la única unidad de la historia del mundo; y el único principio de una filosofía de la historia.

Add. Mss. 4991, p. 198.

La tradición, el argumento de la larga duración, no favorece la libertad. Si lo que dura está bien, entonces la libertad está mal.

Add. Mss. 5011, p. 296.

No tenemos más guía a través de la enormemente intrincada y compleja política moderna que la idea de progreso hacia una libertad más perfecta y segura, y el divino derecho de los hombres libres.

Acton, Lectures on Modern History, p. 202.

La libertad es el único tema común de la historia antigua y moderna: de cada nación, cada época, cada religión, cada filosofía, cada ciencia.

Add. Mss. 4941, p. 22.

Progreso de la libertad: el conflicto a su favor y en su contra es el único nexo de unión entre la historia antigua y la moderna. Ese es el único tema común en Atenas, en Roma, durante la época de las migraciones, en la filosofía y las iglesias, en el conflicto entre la Iglesia y el Estado, y entre iglesia e iglesia, en la fundación del cristianismo, en sus divisiones y enemigos.

Add. Mss. 4950, p. 332.

La Historia de la libertad no debería ser tanto una historia del mundo como una especie de filosofía de la historia.

11 de febrero de 1881, traducido del alemán. Döllinger, III, p. 231.

Parece como si la libertad, la justicia y la civilización fueran tres fuerzas en lucha constante, unas contra las otras.

8 de julio de 1866, traducido del alemán. Döllinger, I, p. 435.

La libertad no es un don, sino una adquisición; no un estado de calma sino de esfuerzo y crecimiento; no el comienzo sino el resultado del gobierno; o al menos el comienzo solo en cuanto a objetivo –no como dato, sino como objetivo. Así como los movimientos regulares de los cuerpos celestes producen la música de las esferas, la libertad es el resultado del principio suum cuique en acción.

23 de noviembre de 1861. Acton – Simpson, II, p. 203.

La libertad es un desarrollo, no una supervivencia. El producto de una civilización avanzada, no de la naturaleza. La idea de que la libertad está bien no aparece durante miles de años, no hasta que se considera que la esclavitud está mal. Durante miles de años la historia del hombre ha sido el desarrollo no de la libertad sino de la esclavitud.

Add. Mss. 4980, p. 192.

Las libertades primitivas existen antes de que surja con claridad la noción de Estado. Mientras ésta no esté bien definida esas libertades no constituyen la libertad real.

Add. Mss. 4980, p. 39.

La teoría de la libertad primitiva descansa en la idea de que los hombres son libres al margen de la civilización, la libertad del buen salvaje. Nosotros consideramos que la libertad es el lento y más elevado producto de la civilización.

Add. Mss. 4951, p. 161.

La libertad originaria: esto es, que había formas primitivas antes de que surgieran los problemas reales del Estado. La tierra se tenía y se administraba en común, un arreglo compatible con la mayor tiranía; hace a los hombres realmente insensibles respecto a ella. Pero la historia activa comienza con el reinado de la fuerza.

Add. Mss. 4939, p. 225.

La libertad comienza sólo cuando existe la obediencia. Hasta entonces es subordinación y anarquía. Así, pues, nosotros no reconocemos como libertad la condición de la sociedad primitiva. Pero existen algunos de sus gérmenes. No respetan los derechos y apenas conocen los deberes.

Add. Mss. 4980, p. 225.

Nuestras actuales libertades derivan en parte de la revolución, en parte de fuentes más tempranas: 1848, 1830, 1789, 1776, 1688. Esta de 1640, aquella de 1580 y 1517; las libertades de las ciudades y la representación; los conflictos de la Iglesia y el Estado; la política de los germanos y la Cristiandad; la política romana, la filosofía griega, el judaísmo.

Add. Mss. 4939, p. 289.

La idea de la libertad como algo sagrado, como la vida o la propiedad, no es nueva. Esta idea llena el mundo antiguo, el mundo clásico.

Add. Mss. 4915, p. 101.

La libertad no es primitiva, necesaria o hereditaria. Debe conseguirse. Esto es, no consiste en un derecho abstracto, sino en un privilegio. Esta es la teoría medieval; eres libre cuando pruebas tu derecho a la libertad.

Add. Mss. 4941, p. 32.

La libertad era medieval –era el absolutismo lo que era moderno.

Add. Mss. 4982, p. 127.

Se supone que la libertad está relacionada con el gobierno del pueblo. Pero la libertad religiosa fue la obra de la monarquía, a pesar del gobierno popular.

Add. Mss. 5594, p. 36.

En muchas ocasiones la monarquía ayudó a la libertad. Protegía a la nación contra las clases privilegiadas.

Add. Mss. 4939, p. 268.

El carácter nacional: es notorio que la libertad no está reñida con el talento, el pensamiento original, la invención, la lógica, el coraje, la cultura moral o la frugalidad. Se aloja en naciones diversas, sabiendo cómo y qué obedecer; paciente, tenaz, no unida en la fe, lenta de comprensión, amiga del juego limpio, no fanática de las ideas. En Inglaterra la libertad ha dependido durante años de los votos escoceses e irlandeses.

Add. Mss. 5011, p. 278.

La Reforma acabó con la continuidad, la tradición, el respeto por el pasado y con la sabiduría de los muertos. Esto minó una gran fuente del conservadurismo y provocó rápidos cambios, la independencia del pensamiento.

Add. Mss. 4960, p. 36.

Penn, un tory, un defensor de Jacobo II, fundó el Estado de Pensilvania, alabado por Voltaire como la comunidad más libre de todo el planeta.

Add. Mss. 4969, p. 228.

Los cuáqueros: la última evolución del principio protestante. Fundamenta los derechos del hombre sobre el pilar de la conciencia.

Add. Mss. 4952, p. 205.

Para los cuáqueros, los derechos del hombre son un producto de la religión cristiana que cedió su puesto al deísmo y al escepticismo, una herencia de las épocas religiosas y el último y más maduro fruto del movimiento reformista.

Add. Mss, 4952, p. 204.

El siglo dieciocho aisla al individuo de la sociedad –y de la historia. En lugar de hechos y fuerzas históricas, abstracciones. El sistema es la auténtica corona del siglo XVIII, la negación de la historia, esencialmente revolucionaria y descreída. El Romanticismo se opone a todo esto. Todo deriva de la historia, no de los ideales abstractos.

Add. Mss. 4952, p. 270.

La teoría de las relaciones entre Estados e Iglesias está unida a la teoría de la tolerancia, y en este tema el siglo XVIII apenas supera una visión intermitente, desconcertante y acientífica. Porque la libertad religiosa se compone tanto de las propiedades de la religión como de las de la libertad, y entre los líderes de opinión del momento nunca uno de sus factores se convirtió en objeto de observación desinteresada. Ellos (los pensadores del siglo XVIII) prefirieron el argumento de la duda al de la certidumbre, y trataron de vencer la intolerancia expulsando la revelación, como habían derrotado la persecución de las brujas expulsando al diablo. Aquello fue un defecto de su liberalismo, porque la libertad sin fe queda desposeida de la mayor parte de su sustancia. El problema es menos complicado y la solución menos radical y menos profunda. Ya entonces hubo escritores que adoptaron de alguna manera un poco superficial la convicción, de la que Tocqueville hizo una piedra angular, de que las naciones que carecen de la fuerza de la religión no están preparadas para la libertad.

Acton, Lectures on the French Revolution, p. 6.

Idea inglesa: todo hombre tiene derecho a no ser robado por su prójimo –un caballero inglés no debe ser robado por el Estado. Idea abstracta: todo hombre tiene tanto derecho como un inglés a ser protegido contra el Estado tanto como contra el individuo.

Add. Mss. 4945, p. 36.

La libertad depende de tantas cosas además de la ley —civilización, moralidad, conocimiento— que la cuestión siempre es cuánto aguantará un país.

Add. Mss. 4943, p. 410.

La libertad pertenece a naciones florecientes, no a naciones inmaduras o decadentes. ¿A qué se debe esto? A la presencia de cualidades morales. Una nación que no respeta las promesas, que no está preparada para la justicia, sin educación, que no condena la deshonestidad. ¿No hace todo esto referencia a la conciencia? Donde hay una conciencia ilustrada debe haber libertad. Donde no la hay, no. El puro disfrute de bienes materiales hace a los hombres indiferentes.

Add. Mss. 5011, p. 286.

La libertad es fruto de una lenta evolución. Depende de tantas cosas… Las naciones sin dios, o sin un dios personal, o con dioses infernales, la obstaculizan con distinciones de castas, con ideas subdesarrolladas de la propiedad. Por eso, el conocimiento político avanzó más lentamente que cualquier otra ciencia. Desde Solón a Locke —desde la constitución de Atenas a las leyes de Carolina— el progreso es mucho menor que en cualquier otra rama del conocimiento humano vigente.

Add. Mss. 4939, p. 97.

La libertad implica muchas otras cosas –depende de muchas condiciones. Cuando decimos que es el objetivo del progreso —y su esencia— queremos decir que es el resultado de otras cosas. No puede separarse de las cosas de las que depende. Debe haber independencia, cultura, prosperidad, literatura, religión, una saludable opinión pública —poderosa—, un elevado nivel de moralidad, una larga preparación histórica. Por ello contribuyeron tantos elementos.

Add. Mss. 4951, p. 47.

En ciertas épocas la libertad no progresa porque la sociedad está absorbida por aquellas cosas que la preceden y la permiten existir: la religión, la condición social, la conquista.

Add. Mss. 4916, p. 13.

La educación no es uno de los signos de capacitación para la libertad. Véanse los cantones suizos. Pero, ¿qué moralidad requiere? La opinión pública en el lugar de la ley; la santidad de las promesas; el respeto por la propiedad. Obsérvese bien: el desprecio por la historia hizo a los hombres incapaces de ver que existe esta diferencia entre las épocas y las condiciones.

Add. Mss. 4916, p. 61.

Signos de libertad: emancipación, abolición, libre comercio, prensa libre, educación, nacionalidad, leyes de pobres, autogobierno.

Add. Mss. 5648, p. 21.

El libre comercio mejora la condición del pueblo y le prepara para la libertad.

Add. Mss. 4945, p. 248.

Defendida como valor en sí misma, la libertad aparece muy tarde en la historia de la humanidad. Esto sólo puede ocurrir cuando prevalecen las ideas, y no los intereses o las tradiciones.

Add. Mss. 4945, p. 280.

No solamente la opresión política o social son obstáculos para la libertad, sino también la pobreza y la ignorancia.

Add. Mss. 4941, p. 131.

La libertad es parte de la misma idea que prolonga la vida de los ancianos, salva a los niños enfermos, promueve la supervivencia de los incapacitados —el soldado desvalido y tullido—, que se esfuerza, a costa de grandes pruebas y penalidades, por reformar al criminal en lugar de dejarlo al cuidado del verdugo, lo que sería más fácil.

Add. Mss. 5399, p. 28.

¿Cuál es el camino de la Providencia? El que lleva a la idea, la seguridad y el disfrute de la libertad.

Add. Mss. 4895, p. 61.

Cómo, a menudo, el progreso de la historia es la ruina de la libertad: el interés, la necesidad, la pasión, la ignorancia y la indolencia contribuyen a ello. Sólo una fuerza espiritual redentora interviene y nos salva. Debe pelear con el reino del pecado, con los vivos y los muertos.

Add. Mss. 4939, p. 316.

La concatenación de razonamientos que dio lugar a la libertad moderna comenzó con una visión espiritual más elevada de la causa de Dios, y acabó en revolución, no porque los hombres no pudieran soportar la pobreza, la miseria y el dolor, sino porque les enseñaron a preferir la ruina y la muerte al error.

Add. Mss. 4982, p. 4.

IV. AMENAZAS A LA LIBERTAD

La lucha de la libertad con los obstáculos – y con los amigos disfrazados. Esto se produce en los momentos de la victoria y roba sus frutos. Deseo de poder, igualdad, comunismo, irreligión.

Add. Mss. 5602, p. 5.

La libertad no sólo tiene enemigos que ella misma se gana, sino amigos pérfidos que roban los frutos de sus victorias: la democracia absoluta, el socialismo.

Add. Mss. 5552, p. 18.

El ateísmo político –el fin justifica los medios. Esta es todavía la más extendida de todas las opiniones enemigas de la libertad. Los utilitaristas no son los más peligrosos porque —sobre todo Mill, su más grande representante— aprecian sinceramente la libertad.

Add. Mss. 5602, p. 45.

Muchos nuevos enemigos de la libertad: Schopenhauer, Hegel, Comte, Fourier, Carey, Prusia, Darwin, Fichte.

Add. Mss. 5551, p. 6.

Se oponen a la libertad: Spencer, Buckle, Fourier, el nacionalismo, Carey, Darwin, Comte.

Add. Mss. 4941, p. 15.

La herencia de Spencer es enemiga de la libertad; la emancipación del entorno, la fuente del progreso. La dependencia respecto a él, a los otros, impide el avance – éste se lleva a cabo escuchando a Dios, no a los hombres. Esto es lo que produce la evolución, incluso la revolución.

Add. Mss. 5011, p. 240.

La doctrina de la raza (Gobineau) una de las muchas teorías que niegan la libre voluntad, la responsabilidad, la culpa, y que suplanta la moral por fuerzas físicas.

Add. Mss. 4940, p. 81.

Insisten en la influencia de la raza – en detrimento de la libertad y negándola. Gran parte de la historia moderna es un alegato contra la libertad. Buckle, Taine, Mommsen. Para nosotros significa el reino de la conciencia.

Add. Mss. 5011, p. 81.

La doctrina de la evolución ha añadido nuevos peligros (al progreso de la libertad) además del nacionalismo, el clan, el partido, la secta, el interés, la escuela. Añade la sutil herencia del prejuicio.

Add. Mss. 4942, p. 14.

El fin es el Reino de Dios que es la libertad. ¡Qué lejos estamos del final! África no ha empezado –Asia, qué poco. Pero las ideas de nuestra revolución gobiernan América, Australia y Suráfrica. Estas ideas gobiernan el mundo. En Europa, su reacción.

Add. Mss. 5504, p. 7.

LAS IDEAS COMO FUERZAS HISTÓRICAS

Lo que realmente distingue la técnica histórica moderna de la de los antiguos es que ahora la historia de las ideas se entiende en relación con la historia de los acontecimientos… La principal función del historiador moderno consiste en exhibir el curso de las ideas y el de los acontecimientos en su progreso paralelo y en su acción recíproca… Si la historia ha de entenderse más como un progreso intelectual que natural, debe estudiarse como historia del espíritu. En la medida en que comprendamos las ideas que han influido en cada país y en cada época sucesiva, la voluntad accidental desaparece, lo que parece episódico y aislado será absorbido y colocado en el armonioso curso de la historia.

Recensión de Schmidt-Weissenfels, Geschichte der französischen Revolutions-literatur, en The Rambler, n.s. 2 (noviembre 1895): 105-106. Acton – Simpson, I, p. 211.

Cuando se trata de comprender la historia política, religiosa, literaria o científica, el gran objetivo ha de ser situarse más allá de los hombres y atrapar las ideas. Las ideas tienen una radiación y un desarrollo, unos antepasados y una posteridad propios, en los que los hombres juegan el papel de padrinos y madrinas más que el de padres legítimos. Carta a Mary Gladstone, 15 de marzo, 1880, en Paul, p. 99.

El progreso de las ideas, no de las instituciones. Porque el mundo gana con sus fracasos. Hay tanto que aprender de la experiencia de las naciones que han fracasado como del descubrimiento de las verdades. Add. Mss. 5594, p. 45.

No existe unidad en la historia de las instituciones, salvo que se trate de países concretos. Pero existe una gran unidad en la historia de las ideas –de conciencia, o moralidad, y de los medios de asegurarla. Me atrevo a decir que el secreto de la filosofía de la historia reside aquí: es el único punto de vista desde el cual uno descubre un progreso constante; el único, por lo tanto, que justifica los caminos de Dios hacia el hombre.

22 de Septiembre de 1882, Döllinger III, p. 312.

Por qué no instituciones. Sólo en las ideas podemos ver el progreso de la libertad. Es la mejor forma de progreso.

Add. Mss. 5436, p. 7.

Insistimos en la historia de las ideas. Es la que rescata a la historia de las garras de la materia, de la lucha por la existencia, del reino del hambre y de la pasión.

Add. Mss. 5015, p. 118.

Son las ideas las que principalmente gobiernan el mundo. Esa es la razón del progreso. Si solamente gobernaran ellas, el progreso sería constante porque la demostración es irresistible. Pero en parte está gobernado por el hábito, las condiciones, los intereses, la pasión.

Add. Mss. 4941, p. 207.

Una época no comienza con un nuevo hombre, sino con una nueva fuerza o una nueva idea.

Add. Mss. 5692, n.n.

Cuanto mayor es el dominio de las ideas, mayor es la aportación que se hace a la historia contra el prejuicio, la pasión, el interés. Por lo tanto, las ideas, no las civilizaciones, son el objetivo. Las ideas son internacionales – hacen internacional a la historia. A. Smith, Burke, Bentham, Darwin, Hegel, Comte, Helmholzt. Las ideas proveen el eslabón perdido con el pasado – los hombres actúan por sus propias ideas, no por las de sus antepasados.

Add. Mss. 4981, p. 70.

Las ideas son extraterritoriales y cuando pasan de un país a otro no han de pagar aranceles.

Add. Mss. 4981, p. 77.

Hasta que no se prueban, las nuevas ideas son impotentes. La tradición no necesita más argumento que la costumbre.

Add. Mss. 4941, p. 44.

Las instituciones y costumbres gobernaban la Edad Media. La Edad Moderna reconoce el poder superior de las ideas y el carácter y el genio del hombre individual.

Add. Mss. 4960, p. 9.

El gobierno de las ideas tiende a abarcarlo todo; tiende a hacer a toda la sociedad obediente a esas ideas. Los espacios no gobernados de esta manera son inconquistables; no son susceptibles de ser ni convertidos ni convencidos; son un futuro peligro.

Add. Mss. 4941, p. 44.

Ninguna certeza acerca del advenimiento de grandes hombres lo suficientemente fuertes como para causar grandes cambios de acuerdo con las ideas. Pero es cierto que las condiciones de una época tienden a cambiar despacio, poco a poco, a medida que se descubren los males.

Add. Mss. 4952, p. 220.

El depósito permanente de la historia no es el que dejan los políticos o soldados cuya obra pasa, sino el de los hombres de ideas que ponen los cimientos de la verdad y el conocimiento, y el sugestivo error.

Add. Mss. 4993, p. 238.

Los hombres representativos van por un camino trillado, hablan como hacen los demás, y no nos dicen nada. Los hombres originales abren una brecha y llevan al mundo hacia adelante. Las Universidades tratan principalmente con lo primero, con lo reconocido. Debemos buscar en otro sitio los maestros no reconocidos del pensamiento.

Add. Mss. 5011, p. 22.

(De Cristóbal Colón): sus falacias valían más que la ciencia de todas las Universidades de la Cristiandad.

Add. Mss. 4902, p. 140.

La educación del hombre es tradicional: van con la corriente. Nacen en su entorno y están determinados por los contactos accidentales. Se someten a las influencias, no las resisten ni las controlan. Generalmente representan su tiempo, por el que se entiende el tiempo de su juventud, los años de formación. Raramente alcanzan el punto de Arquímedes.

Add. Mss. 4977, p. 277.

Hasta qué punto un hombre es el fruto de su época, lugar y raza. La cultura lo emancipa, le da el mundo para elegir de acuerdo con las ideas que le gobiernan. A través de la preponderancia del espíritu sobre la materia, le relega de su nación y de su pasado, y por la preeminencia de la moral sobre las materias intelectuales le libera de sus paisanos y de su presente.

Add. Mss. 4981, p. 23.

Es peligroso tomar tus ideas de los demás. De ellos debes recoger información. Pero las ideas, como la experiencia, deben ser de tu propiedad.

Add. Mss. 5011, p. 23.

Cuán necesario es para la gente tener un objeto ideal que excite sus energías más allá de cualquier cosa material aunque el ideal nunca se realiza– afortunadamente, quizás, por lo general.

12 de marzo de 1860. Acton – Simpson II, 52-53.

Los hechos, como las palabras, son los signos del pensamiento, y si consideramos únicamente los acontecimientos externos, sin seguir el curso de las ideas cuya expresión y resultado son, no tendremos más que una noción coja de la historia y olvidaremos el eslabón alternativo en la cadena del progreso humano. La toma de la Bastilla, por ejemplo, fue un gran signo; el panfleto de Sieyès ¿Qué es el tercer estado? fue un hecho aún mayor.

Recensión de Schmidt-Weissenfels, op. cit., p. 107. Acton – Simpson I, p. 211.

La gran y constante influencia de la Edad Media sobre la Edad Moderna no se produjo sobre las instituciones o las costumbres, sino en las ideas. Se hizo a través de los libros. Y por los escritores individuales de los libros, muchos de los cuales no fueron escuchados en su época.

Add. Mss., 4960, p. 131.

El gobierno rige el presente. La literatura, el futuro.

Add. Mss. 4982, p. 141.

El mundo está gobernado por las ideas. También por los hechos. Estos representan el pasado, las ideas el futuro.

Add. Mss. 4960, p. 141.

Aquellos libros que más a menudo han influido en los hombres —los escritos polémicos de los teólogos y las especulaciones políticas de filósofos y hombres de Estado— raramente poseen esa clase de mérito que asegura el renombre. Pero para el historiador son más importantes que las obras de un gran genio, está más interesado en la Nueva Atlántida que en Advancement of Learning, en la Areopagitica que en el Paraíso Perdido.

Recensión de Schmidt – Weissenfels, op. cit., p. 106. Acton – Simpson, I, p. 211.

Fue a través del método como Bacon y Descartes renovaron el mundo.

Add. Mss. 4978, p. 20.

Vicio de los historiadores: preocuparse de los hechos más que de las ideas. Por lo tanto, viven en la superficie de las cosas y no llenan sus mentes de sabiduría.

Add. Mss. 5692, n.n.