Los mitos no deberían bloquear la libertad para elegir la educación
Neal McCluskey y Corey de Angelis señalan que la libertad para elegir la educación, mediante propuestas innovadoras como aquella recientemente aprobada por le senado de Iowa que crea cuentas de ahorro para la educación, es un factor igualador.
Por Neal McCluskey y Corey A. DeAngelis
Conforme la pandemia del COVID-19 y las batallas de reapertura de las escuelas alrededor del país provocan que las familias busquen alternativas educativas para sus hijos, las políticas de libertad educativa cada vez más son vistas como una solución.
Esto está pasando de manera más prominente en Iowa, donde una ley para establecer un programa de cuentas de ahorro para la educación ha sido aprobado por el Senado del estado y está siendo considerado en el congreso de dicho estado. Pero la propuesta ha generado un debate sustancial, del tipo que suele exhibir muchos mitos anti-opciones. Los ciudadanos de Iowa no pueden permitir que estos mitos bloqueen las mejores opciones educativas para sus niños.
En el corazón de esta propuesta está la creación de unas nuevas cuentas de ahorro para la educación denominadas “Becas Los Estudiantes Primero”, en las cuales el estado depositaría fondos. Las familias que califiquen podrían usar los fondos para pagar la pensión en escuelas privadas, como un bono escolar tradicional, pero también para una serie de otros usos educativos, incluyendo las clases particulares, las terapias para niños con discapacidades, entre otras cosas. Los estudiantes en las escuelas estatales que son señaladas por su mal desempeño podrían calificar para recibir la beca y recibir alrededor de $5.200 en su cuenta de ahorros para la educación cada año.
Una preocupación común es que dicho programa “extraería” dinero de las ya apretadas escuelas estatales, perjudicando a los niños que se quedan atrás. Como el periódico Des Moines Register manifestó en su editorial, exigir la libertad para elegir “es un intento de ponerle lápiz de labio al chancho que le quitaría dinero de los contribuyentes a las escuelas estatales para canalizarlas hacia las escuelas privadas”.
A primera vista, esta parecería ser una preocupación razonable: hacer que los dólares para la educación sigan al niño hacia otro proveedor de educación podría, de hecho, dejar a una escuela estatal con menos fondos. Pero eso no es quitar. Eso es conectar el dinero con las personas a quienes más se supone que debe servir —los niños— y los fondos solo se van si una familia ha encontrado un proveedor de educación que prefiere.
Mírelo de esta manera: una familia que toma dinero para la educación de su hijo de una escuela estatal y lo lleva a una escuela privada no extrae más dólares que cuando elige ir a hacer sus compras en Price Chopper en lugar de Hy- Vee. Los Pell Grants de igual forma no “extraen” dinero de las universidades comunitarias solo porque pueden ser utilizados en las universidades privadas elegidas por los estudiantes.
El financiamiento de la educación no debería pertenecer a una institución en particular. Se supone que es para educar a los niños.
Además, dado que solo el financiamiento estatal seguiría a un niño, gran parte del dinero se quedaría con la escuela estatal, aumentando los recursos para cada niño que permanecen en la escuela estatal. Siendo que Iowa gasta alrededor de $13.744 por cada niño en escuelas estatales según el Buró del Censo, un depósito de $5.200 en una cuenta de ahorro dejaría dinero atrás.
Imagínese si Hy- Vee fuese capaz de quedarse con gran parte de su presupuesto para compras de supermercado luego de que empezara a comprar en su preferido Price Chopper. Eso sería un arreglo fantástico para Hy- Vee. Las escuelas estatales de igual forma pueden quedarse con grandes sumas de dinero para niños que ya no están educando.
Tal vez la ganancia financiera por pupilo para las escuelas estatales es una razón por la que las investigaciones han encontrado que en regiones donde hay más libertad para elegir escuelas privadas, las escuelas estatales se desempeñan mejor. O, quizás las mejoras en las escuelas estatales tienen que ver con la competencia —conforme las escuelas se esfuerzan más sabiendo que otra institución podría obtener su financiamiento. No obstante, 26 de 28 estudios sobre este asunto encuentran que la libertad para elegir conduce a mejores resultados para los niños que permanecen en las escuelas estatales. Esta es la marea proverbial que levanta a todos los botes.
Y seamos claros: los mitos anti-opciones previenen de manera desproporcionada que aquellos con menos recursos tengan opciones educativas. Las familias con más recursos ya tienen libertad para elegir la educación de sus hijos. Viven en barrios que están asignados por su residencia a las mejores escuelas estatales. Ellos pueden pagar de su bolsillo por los costos de una educación privada.
Financiar a los estudiantes directamente permite que más familias tengan acceso a las alternativas educativas. La libertad para elegir la educación es un factor igualador. En última instancia, la necesidad de la libertad para elegir es sencilla: es injusto un sistema en el que el código postal de un niño determina su futuro. Iowa debería financiar a los estudiantes, no a las instituciones.
Este artículo fue publicado originalmente en Des Moines Register (EE.UU.) el 12 de febrero de 2021.