¿Están los sistemas de escuelas estatales fallándole a las familias?
Corey A. DeAngelis señala que los padres de los niños en las escuelas privadas y concertadas eran al menos un 50% más proclives a reportar “estar satisfechos” con la instrucción provista durante el aislamiento que los padres de los niños de las escuelas estatales tradicionales.

Las familias han salido perdiendo cuando se trata de la educación estatal elemental y secundaria desde hace mucho tiempo. Desafortunadamente, esta realidad es más clara ahora que nunca antes. Una cosa es que las escuelas estatales no satisfagan las necesidades educativas de millones de niños año tras año. Pero es todo otro nivel de decepción cuando tantas de las escuelas estatales alrededor del país ni siquiera están re-abriendo sus puertas a las familias que lo necesitan por el miedo en torno a la pandemia.
Los últimos datos de Education Week indican que 74 de los 100 distritos escolares más importantes en EE.UU. están re-abriendo sin ninguna instrucción presencial. Algunos distritos de escuelas estatales que han tratado de re-abrir con opciones presenciales se están enfrentando a una resistencia feroz por parte de los grupos de maestros. La Federación Americana de Maestros amenazó con “huelgas de seguridad”, y las “huelgas de enfermedad” ya han dejado a las familias en apuros a último momento en estados como Arizona y Wisconsin.
Luego de la resistencia por parte de los sindicatos en el distrito escolar más grande de la nación, el alcalde de la ciudad de Nueva York Bill de Blasio retardó la re-apertura de las escuelas dos veces y prometió contratar miles de empleados adicionales. Más recientemente, el sindicato de rectores de la Ciudad de Nueva York aprobó de forma unánime un voto de desaprobación del alcalde justo dos días antes de que se esperaba que muchas de las escuelas estatales re-abrieran con opción presencial. La re-apertura de la opción presencial de las escuelas estatales también fue retardada por dos semanas adicionales en Fort Worth, Texas, luego de una reacción violenta por parte del sindicato de profesores.
No obstante, esto no significa que estos grupos de intereses especiales tengan malas intenciones. Los sindicatos están simplemente haciendo su trabajo buscando el mejor interés de sus miembros —y manteniendo a los edificios de las escuelas cerrados minimiza los costos en términos de responsabilidades en el cuidado de los niños, el tiempo trasladarse diariamente hacia el trabajo, y los riesgos de seguridad, mientras que mantienen los beneficios en términos de un empleo y sueldo seguros. El problema es que los empleados no son los únicos afectados en el debate en torno a la re-apertura de las escuelas. Las necesidades de las familias y los estudiantes se están quedando afuera de la ecuación.
Mantener a las escuelas estatales cerradas exacerba las desigualdades porque las familias con más recursos es más probable que puedan cubrir la pensión y costos en las instituciones que están abiertas con opciones presenciales, tales como las escuelas privadas, los centros de cuidados de niños, y las “cápsulas de pandemia”. Las familias que dependen de dos ingresos para cubrir sus gastos —y aquellas de un solo padre— están enfrentándose a dificultades desproporcionadamente superiores porque muchas escuelas estatales no están ahí para ellos este año. Chalkbeat también reportó que los estudiantes hispanos y negros es menos probable que vivan en distritos que proveen opciones de instrucción presencial en las escuelas estatales.
Pero la pérdida de ayuda con el cuidado de los niños no es el único problema. La instrucción a distancia provista por las escuelas estatales tradicionales esta primavera fue un desastre para demasiadas familias. De hecho, un análisis realizado por le Center for Reinventing Public Education encontró que solo 1 de cada 3 distritos escolares estatales siquiera requerían que los profesores den clases esta primavera —y menos de la mitad requerían que los profesores tomen asistencia o se pongan en contacto con sus estudiantes de manera regular. El Distrito Unificado de Los Ángeles, por ejemplo, llegó a un acuerdo con el sindicato de maestros para requerir únicamente a los profesores que trabajen 4 horas cada día en la primavera —y ese requisito no incluía ninguna instrucción vía videos en vivo.
Además, una encuesta nacionalmente representativa realizada por Ipsos Public Affairs encontró que alrededor de 1 de cada 4 escuelas estatales tradicionales no introdujo contenido nuevo alguno a sus estudiantes durante el aislamiento. La mayoría de los distritos escolares han pasado el verano preparándose para impartir algún tipo de instrucción virtual, pero todavía está por verse si esto será más eficaz que aquello de la primavera.
Este otoño, los distritos escolares ya han tenido problemas técnicos con el aprendizaje a la distancia en estados tales como Virginia, Pennsylvania, Texas, Carolina del Norte, Florida y Connecticut. Una encuesta nacional realizada por Common Sense Mieda en agosto encontró que 59% de los adolescentes reportaron que ellos creen que el aprendizaje virtual es peor que el aprendizaje presencial, mientras que solo 19% reportó lo contrario.
A algunos adolescentes les desagrada tanto el aprendizaje remoto tanto han descifrado cómo tomar una foto de sí mismos en su pantalla aparentando estar atentos de tal manera que puedan salirse del aula virtual sin meterse en problemas. Un estudiante en Nueva York incluso fue arrestado en septiembre por presentarse en su escuela estatal para recibir clases presenciales en los días de aprendizaje virtual. Además, Bethany Mandel argumenta de que demasiado tiempo en la pantalla durante la instrucción remota “está perjudicando a los niños” y que “los niños tan jóvenes como de cinco años se sienten exhaustos luego de que se espere que estén concentrados durante seis horas en Internet al día”.
Algunos distritos escolares estatales también están empujando a las familias con normas y regulaciones innecesarias. Un distrito escolar en Illinois, por ejemplo, anunció que a los estudiantes no les está permitido usar pijamas incluso si están aprendiendo desde su casa. Un distrito escolar en Tennessee le dijo a los padres que firmen un formulario acordando no monitorear las clases virtuales de sus propios hijos. Una escuela en Colorado llamó a la policía para que vaya a ver a un niño de 12 años porque él estaba jugando con una pistola de juguete Nerf durante su clase virtual de arte —y el estudiante fue suspendido por cinco días. La policía de igual forma apareció en la casa de un niño de 11 años en Baltimore, Maryland, luego de que su profesor lo reportara por tener una pistola de aire montada sobre la pared detrás de él durante una clase virtual.
La situación ha empeorado tanto que las familias están huyendo de las escuelas estatales tradicionales en manadas por primera vez en la historia moderna de EE.UU. Varios distritos escolares alrededor del país ya han reportado reducciones sustanciales en sus matrículas. Estas caídas en las inscripciones han ido desde alrededor de 3 por ciento en Clark County, Nevada hasta 9% en Orange County, Florida. Las aplicaciones para cursar la educación en casa también han aumentado marcadamente en casi todas partes, incluyendo Texas, donde estas han aumentado en un 288% en relación a esta época el año pasado. Nada de esto es para decir que la educación virtual no puede funcionar, o que no funciona en general. El aprendizaje virtual provisto por las escuelas estatales tradicionales podría funcionar bien para algunos estudiantes. Las escuelas concertadas virtuales también han estado satisfaciendo las necesidades de miles de estudiantes durante décadas. Y una encuesta nacional por parte de Ipsos Public Affairs sugiere que las escuelas privadas y concertadas fueron más rápidas en reaccionar ante las necesidades de las familias durante el aislamiento.
La encuesta encontró que los padres de los niños en las escuelas privadas y concertadas eran al menos un 50% más proclives a reportar “estar satisfechos” con la instrucción provista durante el aislamiento que los padres de los niños en las escuelas estatales tradicionales. Una encuesta nacional realizada por Common Sense Media de igual forma encontró que los estudiantes de las escuelas privadas eran doblemente proclives a conectarse con sus profesores cada día que los estudiantes en las escuelas estatales.
Estos resultados tienen sentido. Las escuelas privadas saben que sus clientes —las familias y sus niños— pueden llevar su dinero a otro lugar si no logran satisfacerlos. El sistema de escuelas estatales no tiene ese mismo tipo de significativa rendición de cuentas y la realidad es que el sistema en gran medida le falló a millones de familias esta primavera y no queda claro cómo será distinto este otoño.
Pero hay una forma de arreglar este problema de ahora en adelante. Financiar directamente a los estudiantes, en lugar de sistemas escolares, le daría a las instituciones verdaderos incentivos de atender las necesidades de las familias. El financiamiento educativo se supone que debe ser destinado a educar a los niños —no se supone que debería ser destinado a mantener y proteger un monopolio estatal. Finalmente acertemos en nuestras prioridades y financiemos a los estudiantes y no a los sistemas.
Este artículo fue publicado originalmente en Institute for Family Studies (EE.UU.) el 6 de octubre de 2020.