Una zona franca financiera
Gabriela Calderón de Burgos señala que el presidente podría proponer una ley en la asamblea para crear una zona franca financiera.

Por Gabriela Calderón de Burgos
En la economía moderna y donde cualquier persona con una computadora tiene acceso al mercado global para ofrecer una gama prácticamente infinita de productos y servicios, la represión financiera previene que los ecuatorianos se beneficien de la internacionalización financiera.
Un buen sistema financiero capta abundantes ahorros nacionales e internacionales. La mayor captación de ahorros, eventualmente ejercería una presión a la baja sobre la tasa de interés. Para captar más ahorros hay que liberalizar el sistema financiero, reducir la carga tributaria y flexibilizar el mercado laboral.
Casi todos los políticos han expresado su deseo de bajar las tasas de interés. Ya sabemos que el control de las tasas de interés, como todo control de precios, deriva en escasez y mercados negros.
El presidente tiene la capacidad legal para modificar regulaciones del sistema financiero mediante resoluciones de la Junta de Política y Regulación Monetaria. La Junta en la época de Correa implementó múltiples resoluciones con la intención de concentrar cada vez más depósitos del sistema en el Banco Central y la consecuencia fue convertirlo en una caja chica del gobierno.
El gobierno también puede casi desaparecer varios impuestos que afectan la actividad bancaria, los cuales lejos de afectar a los banqueros como se pretendió en la época del correísmo, los termina favoreciendo al blindarlos de la competencia extranjera. Por ejemplo, en 2012 se creó un impuesto de 0,25% mensual sobre la base imponible para los fondos disponibles en entidades extranjeras y de 0,35% mensual para los fondos captados a través de subsidiarias en el extranjero, impuestos que el Ejecutivo puede reducir legalmente vía decreto hasta el 0,1%. Hay otros que el Presidente puede reducir vía decreto, como ya lo ha empezado a hacer con el Impuesto a la Salida de Divisas. Estas reducciones son factibles considerando que el panorama fiscal del gobierno ha mejorado.
El presidente también podría presentar una propuesta de ley que liberalice el sistema financiero ecuatoriano mediante la creación de una zona franca financiera. ¿Quién se opondría en la Asamblea a inyectarle más competencia al sector bancario para que bajen las tasas de interés?
Esta ley crearía un sistema financiero paralelo en el que las instituciones serían reguladas en base a la legislación que rige en otros centros financieros globales como Panamá o, mejor aún, Singapur. La zona franca homologaría la regulación tributaria, financiera y laboral con aquella de otro centro financiero de talla mundial adoptando la extraterritorialidad.
Este arreglo permitiría que este sistema florezca sin necesidad de que todos nos pongamos de acuerdo en realizar las reformas laboral, bancaria y tributaria a nivel nacional que el país necesita. Esto sería superior a la ley de inversiones dado que quienes vengan a invertir en el sector financiero del país no dependerían de la venia de un comité conformado por delegados del Ejecutivo y sus servicios estarían disponibles a todos los ecuatorianos que encuentren más atractiva la oferta de los bancos de la zona franca. Los bancos locales podrían crear subsidiarias regidas por las normas vigentes en la zona franca bancaria y competir allí en igualdad de condiciones con los extranjeros.
Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 8 de abril de 2022.