Un mejor enfoque del comercio entre Estados Unidos y China
Clark Packard destaca la importancia de que Estados Unidos retorne a sus fortalezas tradicionales: apertura al comercio, la inversión y la inmigración.
Por Clark Packard
El mes que viene se cumplirán cinco años desde que la administración Trump inició una agresiva guerra comercial con China por una serie de prácticas comerciales y de inversión abusivas de Pekín. Los aranceles causaron represalias predecibles que impusieron enormes costos a la economía estadounidense, particularmente a la fabricación, y quizás lo peor de todo, no disciplinaron las prácticas mercantilistas de alta tecnología legítimamente preocupantes de Pekín. A pesar de calificar los aranceles a China de la administración Trump de "perjudiciales", "imprudentes" y "desastrosos" en la campaña electoral de 2020 y a pesar de la inflación elevada, el presidente Biden no ha dado marcha atrás y, de hecho, ha adoptado más restricciones al comercio internacional y sigue desdeñando a los aliados que comparten las preocupaciones estadounidenses. En la actualidad, siguen proliferando los controles a la exportación y las restricciones a la inversión. Mientras tanto, el Congreso ha aprobado subvenciones masivas para deslocalizar la producción de semiconductores en Estados Unidos, imitando el mismo tipo de política industrial de mano dura que adopta cada vez más Pekín. Estas políticas son lamentablemente erróneas; se necesita desesperadamente un nuevo enfoque.
En este preocupante contexto, mi colega de Cato Scott Lincicome y yo hemos publicado un nuevo análisis titulado "Course Correction: Charting a More Effective Approach to U.S.-China Trade". El análisis reconoce una serie de prácticas problemáticas empleadas por Pekín, pero ofrece un enfoque radicalmente diferente del comercio internacional y la inversión entre las dos mayores economías del mundo. En lugar de redoblar la intervención gubernamental en la economía, sostenemos que Estados Unidos debería apostar por sus puntos fuertes tradicionales: apertura al comercio, la inversión y la inmigración; una política tecnológica relativamente ligera y reformas fiscales para reforzar la competitividad estadounidense. En pocas palabras, Estados Unidos debe superar a China y la forma de hacerlo es apostando por los mercados.
A largo plazo, las políticas estadounidenses que restringen el comercio y la inversión, disuaden a los extranjeros con talento de venir al país y reprimen a las empresas estadounidenses más competitivas e innovadoras a escala mundial son una receta para el estancamiento. Nuestro análisis político ofrece una hoja de ruta a los responsables políticos que buscan un enfoque más productivo y eficaz de la relación económica entre Estados Unidos y China. Léalo completo aquí.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 9 de mayo de 2023.