Un nuevo estudio revela los elevados costos y los escasos beneficios de la ley proteccionista "Buy American"

Colin Grabow sostiene que los más de noventa años de existencia de la Ley Buy American han proporcionado tiempo suficiente para estudiar y demostrar los efectos contraproducentes de tal proteccionismo.

Por Colin Grabow

A algunos estadounidenses les sorprenderá saber (o quizá no, dados los déficits presupuestarios de billones de dólares) que una ley federal obliga al gobierno a pagar precios inflados por muchos de los productos que compra. Aprobada en 1933, la Ley Buy American (BAA) concede, con algunas excepciones, una preferencia de precios significativa a los bienes y materiales producidos en Estados Unidos en las adquisiciones federales. Al inclinar la balanza en contra de los productos importados menos caros, la ley significa que el gobierno debe gastar más dinero y comprar menos bienes, o una combinación de ambas cosas. 

Aunque el gobierno nunca ha sido sinónimo de eficiencia, este proteccionismo lo hace aún menos.

Aunque los defectos del proteccionismo de la BAA se reconocen desde hace tiempo, cuantificar sus daños no es tarea fácil. Pero eso no ha impedido a un grupo de economistas intentarlo. En un estudio reciente, cuatro economistas intentaron calcular el costo de la ley elaborando un conjunto de datos sobre las compras federales y comparando después la parte correspondiente a las empresas extranjeras con el consumo de importaciones del sector privado.

Su conclusión: Los requisitos de la Ley Buy American han creado hasta 100.000 puestos de trabajo a un costo de 111.500 a 137.700 dólares. Con una media salarial de 65.000 dólares anuales para los empleados de producción y no supervisores en puestos de producción de bienes, esto no es un retorno estelar de la inversión.

Peor aún, es probable que este costo por puesto de trabajo aumente. Aunque tradicionalmente se ha exigido que al menos el 50% de los materiales de los productos manufacturados sean de origen estadounidense para que se consideren nacionales, esta cifra aumentará hasta el 75% en 2029. Los economistas prevén que este endurecimiento de las restricciones creará otros 41.300 puestos de trabajo a un costo de entre 154.000 y 237.800 dólares cada uno.

Para que nos hagamos una idea, estos 141.300 puestos de trabajo actuales y futuros (como máximo) creados por el proteccionismo de la BAA representan sólo el 1,1% de los casi 13 millones de empleos manufactureros del país. Además, esta costosa creación de empleo se produce en medio de la preocupación por la escasez nacional de mano de obra (también por parte de los fabricantes).

No es de extrañar que los autores del documento encontraran "escasas pruebas del uso de las normas Buy American como política industrial eficaz".

Y la Ley Buy American no es la única ley que impone requisitos de contenido nacional. 

La Ley Buy America –incluida como parte de la Ley de Transporte de Superficie de 1978 y ampliada desde entonces por la Ley Construye América/Buy America aprobada en 2021– exige que los proyectos de infraestructuras financiados con fondos federales utilicen hierro, acero, productos manufacturados y materiales de construcción de producción nacional. Las Enmiendas Berry y Kissell, por su parte, exigen que los Departamentos de Defensa y Seguridad Nacional adquieran determinados artículos de origen totalmente nacional.

Dada su similitud con la BAA, hay buenas razones para pensar que estas leyes producen resultados igualmente magros a cambio de costos desorbitados, muchos de los cuales no son fáciles de captar.

Los requisitos de "Buy America", por ejemplo, pueden provocar retrasos en los proyectos de infraestructuras (con las consiguientes repercusiones en el costo), ya que se pierde tiempo buscando materiales con suficiente contenido nacional o pasando por diversos obstáculos para obtener una exención de la ley. La Enmienda Berry, por su parte, restringe la selección de los militares a la hora de encontrar calzado cómodo para correr: ¿cómo se calcula el costo de un calzado incómodo?

Otro costo de este proteccionismo es que socava el apoyo internacional a un sistema comercial libre y abierto. Si Estados Unidos no sigue la senda del libre comercio, ¿por qué deberían hacerlo otros? Cuando los estadounidenses abrazan el proteccionismo, no deberían sorprenderse de que sus socios comerciales sigan su ejemplo (de hecho, algunos partidarios de la BAA abogaron por la adopción de la medida en 1933 para contrarrestar una campaña cotemporánea de "Compre productos británicos").

La teoría económica sostiene que la riqueza y la prosperidad se maximizan permitiendo que los bienes y servicios se adquieran a sus productores más eficientes. Al impedir ese libre intercambio, la Ley Buy American y las leyes conexas inflan innecesariamente los costos para obtener escasos beneficios. En otras palabras, este último estudio sobre los costos de la BAA no hace sino confirmar el sentido común económico: obligar al país a pagar más por los productos es un acto de auto-empobrecimiento.

Los más de noventa años de existencia de la Ley Buy American han proporcionado tiempo suficiente para estudiar y demostrar los efectos contraproducentes de tal proteccionismo. Los responsables políticos que deseen promover la salud fiscal del país, la buena gobernanza y una política comercial sólida harían bien en incorporar a su agenda la desaparición de la BAA, así como de otras leyes afines, que debería haberse producido hace tiempo.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 27 de septiembre de 2024.