Sí, Virginia, puede removerle la mascarilla a los niños

Ilya Shapiro dice que la opción que le ha dado el gobernador Youngkin a los padres de eximir a sus hijos de la orden de usar mascarillas en los colegios es mucho más modesta que la orden del ex-gobernador Northam.

Por Ilya Shapiro

Glenn Youngkin ha empezado sus labores, sin perder tiempo al empezar a implementar la agenda que lo llevó a ganar la elección en noviembre. El nuevo gobernador de Virginia, el empresario republicano y candidato político por primera vez, prevaleció en un estado que había apoyado con 10 puntos de ventaja a Joe Biden un año antes. Los dos asuntos que impulsaron su improbable victoria, la respuesta a la pandemia y el control de la educación por parte de los padres, motivaron las primeras dos ordenes ejecutivas que él firmó luego asumir su cargo el sábado.  

La primera acaba con el uso de “los conceptos inherentemente divisivos”, incluyendo la teoría crítica de la raza, en la educación pública, un proyecto de largo plazo de revertir la putrefacción cultural que se volvió evidente para los padres que supervisan la educación virtual de sus hijos. Pero es la segunda, que le da a los padres la opción de no cumplir con la orden local de usar mascarillas desde el lunes 24 de enero, obtuvo inmediatamente la atención de la prensa y ya ha provocado una resistencia masiva por parte del establishment de la educación.

Los distritos escolares en las partes más proclives hacia la izquierda del estado —Richmond, Charlottesville y poblaron considerablemente Virginia del Norte— rápidamente anunció que retendrían sus ordenes de usar mascarillas. La Secretaria de Prensa de la Casa Blanca Jen Psaki twiteó su respaldo a esas políticas como una “madre del condado de Arlington”. En una reunión de la junta escolar de la ciudad de Falls Church, donde vivo, el Superintendente Peter Noonan indicó que él y sus contrapartes regionales estaban contemplando acciones legales para mantener el control local y las ordenes de usar mascarillas. También dijo que los niños que aparezcan sin mascarillas el día lunes serán enviados a su casa. 

Aún así la Orden Ejecutiva 2 (EO2), también conocida como la Orden de Emergencia de Salud Pública 1, no pretende imponerse a las juntas escolares o superintendentes. En cambio, luego de encontrar que “las ordenes que requieren prácticamente a todos los niños en Virginia usen mascarillas cada momento que están en la escuela han demostrado ser ineficaces y poco prácticas”, esta especifica que los padres “podrían elegir que sus niños no estén sujetos a ninguna orden de usar mascarilla”. Esto llega como un gran alivio para los padres que difícilmente están siendo irracionales al preocuparse acerca del desarrollo cognitivo, el aprendizaje del lenguaje, la salud mental y otros asuntos que han surgido en la pandemia del coronavirus. A mi hijo que está en kindergarten le han diagnosticado un leve trastorno de articulación, para el cual el que fue evaluado sin removerse la mascarilla. 

Además, a diferencia de las órdenes en Florida, Texas, Utah y otros lugares, no hay prohibición de usar mascarilla. Citando una provisión clave del Código de Virginia, que dice que “un padre tiene el derecho fundamental de tomar decisiones que conciernen la crianza, educación y cuidado de su hijo”, la orden de Youngkin simplemente permite que los padres decidan lo que es mejor para sus hijos.

En lugar de quitarle el poder de tomar decisiones a las autoridades locales, como lo hizo el ex gobernador Ralph Northam el año pasado cuando requirió el uso de mascarillas en las escuelas, EO2 respeta tanto a los administradores como a los padres. Esto es sólido desde un punto de vista legal.

Los críticos de la orden argumentan que esta se encuentra en conflicto con una ley del estado aprobada el año pasado que requiere que las escuelas mantengan la instrucción presencial mientras que se adhieren “en el mayor grado posible” a las recomendaciones emitidas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). La CDC actualmente recomienda que todo el mundo use mascarillas, sin importar su status de vacunación. “Su orden ejecutiva no altera LEYES que nosotros aprobamos” twiteó la senadora del estado Louise Lucas. “Mejor aprenda cómo funciona el gobierno, nosotros elegimos Gobernadores no dictadores”.

Pero la senadora del estado Siobhan Dunnavant, una doctora que ayudó a redactar la ley, cuestionó que la ley ordena el uso de mascarillas. Seguir la sugerencia de una agencia federal no es “practicable” si el gobernador ha ilegalizado el hacerlo o si ha emitido una orden teniendo en cuenta otros aspectos de la ley del estado. Esta es una cuestión acerca de la autoridad del gobernador, no acerca de la ley para volver a abrir las escuelas, que agrega un presión atmosférica superficial pero no resuelve el asunto legal. 

Aquí, los abogados de Youngkin han hecho bien al citar no solo la autoridad ejecutiva en virtud de la constitución del Estado, sino una sección del Código de Virginia que establece los poderes y deberes de emergencia del gobernador, así como también otras provisiones respeto de los poderes del comisionado de salud. Estos poderes estatales puede que sean demasiado amplios —aunque son mucho más detallados y por lo tanto circunscritos que los equivalentes poderes presidenciales— pero la EO2 encaja cómodamente dentro del precedente existente. Bajo cualquier interpretación de la ley, el permiso de Youngkin para que los padres eximan a sus hijos de la orden de usar mascarilla es mucho más modesto que la prohibición de Northam de la flexibilidad para los distritos escolares.

Esta batalla legal por supuesto refleja nuestro debate más amplio acerca de la política frente al COVID dos años después de que se iniciara la pandemia. No debería sorprendernos que los políticos electos específicamente para corregir los excesos de las acciones estatales toscas —particularmente en el área sensible de la educación— estén haciendo precisamente eso.

Este artículo fue publicado originalmente en Newsweek (EE.UU.) el 21 de enero de 2022.