¿Qué es la incapacidad moral?
Iván Alonso indica que el término de "incapacidad moral", que casi derivó en la destitución del presidente Pedro Pablo Kuczynski, no está definido en la Constitución del Perú.
Por Iván Alonso
Al momento de escribir este artículo, no se conocía el resultado de la votación de anoche sobre la vacancia presidencial. El pedido de vacancia era por incapacidad moral. El término no está definido en la constitución, como tampoco lo está el de incapacidad física, que es otra causal de vacancia. Pero en el caso de la incapacidad física podemos, al menos, remitirnos a lo que diga la ciencia médica. La incapacidad moral está en un terreno puramente especulativo.
Una incapacidad física para gobernar consiste en una pérdida de las facultades cognitivas, un impedimento de carácter permanente para informarse y tomar decisiones. Tiene que ser permanente porque nadie está libre de caer en un estado de pérdida temporal de la consciencia, a causa de una enfermedad o un accidente, y no se justifica dar un paso potencialmente traumático como la vacancia por una condición que puede superarse en cuestión de días.
¿Cuál sería, entonces, un impedimento de tipo moral para gobernar? Pues la pérdida de ciertas facultades. No de las facultades cognitivas, sino acaso de ciertas facultades volitivas, o sea, facultades relativas a la voluntad. Descartes decía que la razón no se equivoca; la que se equivoca es la voluntad, que niega o afirma los juicios que la razón le propone.
Podríamos decir que la incapacidad moral es una inclinación de la voluntad a hacer juicios errados. Pero no es cualquier inclinación de la voluntad. La ignorancia y la torpeza, como está abundantemente documentado, en el mundo de la política, sobre todo, inclinan la voluntad hacia el error. Pero eso no es lo que nos viene a la mente cuando hablamos de incapacidad moral.
Pensamos, más bien, en una inclinación de la voluntad condicionada por consideraciones ajenas y posiblemente contradictorias con las obligaciones del cargo. ¿Y cuáles son esas obligaciones? El presidente debe buscar siempre lo mejor para el país, pero no es tan fácil ponerse de acuerdo en qué es lo mejor para el país ante una situación específica; y, por lo tanto, no es tan fácil saber si el presidente actuó rectamente. Por otro lado, es literalmente imposible tomar cualquier decisión de gobierno sin favorecer intereses particulares porque todas las decisiones de gobierno benefician a algunas personas y perjudican a otras o, en todo caso, benefician a unas más que a otras. Sin embargo, lo que esperamos es que el presidente sea capaz de dar cuenta de cómo sus decisiones benefician a la mayoría, aunque ésta en lo inmediato no lo perciba, o quizás a una minoría que, de otra manera, se vería injustamente privada de algún derecho.
Hay incapacidad moral cuando un presidente se guía por objetivos subalternos. Un objetivo subalterno no es necesariamente ilegítimo, como cuando una preocupación personal concentra la atención del presidente y lo induce a tomar decisiones pensando más en esa preocupación que en el bienestar general del país. En ese caso, la incapacidad moral es temporal, y se cura con una licencia del cargo. Una incapacidad moral permanente es la que se manifiesta en un sesgo en las decisiones de un presidente, un sesgo que no es ocasional, fruto de una ligereza en un momento particular, sino repetido, y que lo inclina a beneficiarse a sí mismo o a sus allegados o amenazar o perjudicar a sus adversarios, ya sea materialmente, personalmente o políticamente.
Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 22 de diciembre de 2017.