Patrocinamos a refugiados bajo el programa nuevo de Biden: los resultados fueron sorprendentes

Ilya Somin relata los beneficios del programa Uniting for Ukraine, programa que gira en torno a patrocinio privado de los refugiados.

Por Ilya Somin

Nueve días después de que mi esposa y yo presentamos los formularios de patrocinio, el gobierno estadounidense autorizó la admisión de tres refugiados ucranianos —Ruslan Hasanov, su esposa, Maya, y su hija de dos años, Melissa. Menos de seis semanas después de eso ellos estaban aquí. Esto es prácticamente un milagro para aquellos de nosotros desde hace mucho hemos lamentado el estado esclerótico del sistema para refugiados de EE.UU.

El próximo paso es que el Congreso y la administración de Biden trabajen juntos para convertir ese milagro, con algo de mejoras críticas, en algo normal y no solo para los ucranianos. 

La brutal invasión rusa ha obligado a más de 7 millones de personas a huir de Ucrania, creando la crisis de refugiados más importante en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Como respuesta a esta crisis, la administración de Biden estableció Uniting for Ukraine, un programa privado de patrocinio a refugiados que permite a los migrantes ucranianos ingresar a EE.UU. de manera mucho más sencilla de lo que fuera posible bajo el sistema convencional para admitir refugiados. 

La velocidad y la facilidad de ingreso lograda bajo el programa Uniting for Ukraine es un logro impresionante, especialmente considerando los estándares lentos de la burocracia de inmigración en EE.UU., donde las solicitudes de visa y refugio normalmente tardan meses o incluso años. El patrocinio privado es la innovación crucial. Bajo Uniting for Ukraine, los ucranianos pueden ingresar, vivir y trabajar en EE.UU. hasta por dos años, siempre y cuando un ciudadano estadounidense o residente permanente acepte patrocinarlos, ayudarlos con asuntos burocráticos y proveerles algún tipo de respaldo financiero (la cantidad es en gran medida definida entre el patrocinador y los migrantes) mediante un formulario enviado a través del sitio Web de Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU.

Desde abril, al menos 94.000 ucranianos han ingresado a EE.UU. bajo este programa. En cambio, el sistema convencional de admisión de refugiados, que depende de que las agencias aprobadas por el estado reubiquen y respalden a los refugiados, solo admitió a 25.400 personas de alrededor del mundo en todo el año 2022. El proceso de admisión de refugiados desde hace mucho ha sido lento y engorroso, pero las cosas empeoraron mucho cuando el Presidente Donald Trump redujo las cotas de admisión anual, socavando el sistema de maneras que la administración de Biden todavía no ha logrado resolver. No hay evidencia real de que los tiempos de espera desesperadamente largos promuevan la seguridad o acarree otros beneficios. 

Mi esposa y yo decidimos convertirnos en patrocinadores de Uniting for Ukraine, porque soy un académico con conocimiento en asuntos migratorios, un partidario de mayores derechos migratorios y mi primer idioma es el ruso (que muchos ucranianos hablan); el abuelo de mi esposa fue un inmigrante ucraniano. Los Hasanovs y yo nos encontramos a través de Welcome Connect, un sitio Web que conecta potenciales patrocinadores estadounidenses con refugiados ucranianos. 

La experiencia de la familia ilustra aquella de muchos otros refugiados. Huyeron de Irpin, cerca de Kyiv, poco antes de que cayera bajo control de las tropas rusas. Ellos escaparon por poco una ocupación horrorosa que incluyó la tortura y asesinato de cientos de civiles. Aún así, ellos soportaron el bombardeo y el fuego de artillería de las fuerzas rusas. Maya y Melissa eventualmente fueron capaces de encontrar un refugio temporal en España; Ruslan volvió a Irpin luego de que fuese recapturado por fuerzas ucranianas, pero encontró que era imposible retomar la vida normal. 

Habiendo escuchado acerca de United for Ukraine a través de amigos, ellos decidieron venir a EE.UU., donde hay más apertura a los migrantes que en muchos países europeos, como lo dijo Maya, aquí hay personas de culturas muy diversas y todos son “iguales…sin importar su nacionalidad, color de piel o religión”. Sus palabras hubiesen calentado el corazón de George Washington, quien se imaginó EE.UU. como “un asilo para los pobres y oprimidos de todas las naciones y religiones”. No siempre honramos estos ideales, pero los datos de encuestras muestran que los estadounidenses son más racialmente tolerantes y abiertos a la diversidad étnica que los ciudadanos de la gran mayoría de naciones.

A pesar de sus virtudes, Uniting for Ukraine todavía tiene dos grandes defectos. 

Primero, la residencia y los permisos de trabajo solo duran dos años. La experiencia demuestra que muchos refugiados necesitan hogares permanentes, no solo temporales. La permanencia también les permite realizar mayores contribuciones económicas y sociales a nuestra sociedad. 

Segundo, el programa es en gran medida el producto de la discreción del poder ejecutivo. Si los cambios políticos cambian y el Presidente Biden (o algún sucesor) decide terminarlo, los participantes podrían estar sujetos a una deportación. El Congreso debería aprobar legislación para arreglar permanentemente estos dos defectos. 

El programa también podría ser mejorado simplificando todavía más los trámites, algunos de los cuales encontré que eran confusos y duplicados. Las caridades de asistencia a los refugiados deberían considerar proveer asistencia lingüística a los potenciales patrocinadores que no hablan ruso o ucraniano; podrían reclutar interpretadores voluntarios de las comunidades de inmigrantes en EE.UU.

Las virtudes de esta nueva estrategia, sin embargo, son auto-evidentes —y sumamente escalables. Hacia adelante, Uniting for Ukraine debería servir como un modelo para la política para refugiados en general.

La administración de Biden ya ha creado un programa similar para los migrantes que huyen del represivo gobierno socialista de Venezuela, aunque tiene un tope numérico de solo 24.000 participantes. La crisis de refugiados de Venezuela es de una magnitud comparable a la de Ucrania, con alrededor de 6 millones de venezolanos saliendo de su país. A fines de este año, la administración planea crear un programa piloto más general para el patrocinio de refugiados, aunque los detalles todavía no se han esclarecido. 

Eventualmente, EE.UU. debería establecer un sistema general de patrocinio privado de refugiados, diseñado en parte como el programa exitoso de Canadá, que no discrimina por nacionalidad. Hacerlo no solo ayudaría a las personas que escapan de la guerra y de la opresión, sino que también ayudaría a nuestra economía —los migrantes contribuyen de manera desproporcionada al crecimiento económico y a la innovación— y mejoraría la imagen de EE.UU. en la “guerra internacional de ideas” contra dictadores como Vladimir Putin de Rusia. Al construir sobre el éxito de Uniting for Ukraine, podemos simultáneamente avanzar los intereses de EE.UU. y actuar de acuerdo a sus ideales más nobles. 

Este artículo fue publicado originalmente en The Washington Post (EE.UU.) el 3 de enero de 2023.