¿Pagamos mucho o poco en impuestos?

Gabriela Calderón de Burgos dice que si se ajusta la presión fiscal para la renta per cápita, el "esfuerzo fiscal" de Ecuador está por encima del promedio de la OCDE y de Latinoamérica.

Por Gabriela Calderón de Burgos

Cuando se discute la política tributaria en Ecuador algunos funcionarios de organismos internacionales suelen recomendarnos elevar la carga tributaria porque han llegado a la conclusión que quizás nuestro subdesarrollo se debe a que cobramos menos impuestos que los países miembros de la OCDE. Además, el debate gira en torno a la suposición de que aumentar impuestos deriva en un mayor bienestar para la gente, ¿hay evidencia que respalda esto?

Primero, hay la percepción de que muchos países en América Latina tienen un estado pequeño en relación a países desarrollados como los miembros de la OCDE y concluyen que entonces por qué no subir impuestos y aumentar o mantener el nivel del gasto público. Pero sucede que en la mayoría de los países de Latinoamérica, los estados no tributan sobre el total de la economía sino solamente sobre el sector formal, que es mucho más pequeño allí que en las economías desarrolladas. Considerando esto, por ejemplo, la carga del estado sobre la economía guatemalteca se duplica.

Segundo, sabemos que lo que es barato para el señor Gates no lo será para usted y para mi, ni mucho menos para aquellos que perciben ingresos menores. Es decir, no es lo mismo para un país con un PIB de $298 mil millones como Chile cargar con una presión fiscal de 20,2% que para uno con un PIB que un tercio de este como Ecuador ($108 mil millones) cargar con una carga fiscal de 19,9%.[1] Por eso el economista Daniel Fernández sugiere ajustar la presión fiscal a la renta per cápita y ahí vemos Ecuador se distancia marcadamente de Chile cuyo esfuerzo fiscal (0,79) está entre los más bajos de la región y casi igual al promedio de la OCDE (0,74), mientras que Ecuador registra uno por encima del promedio de la OCDE y de Latinoamérica (1,37).[4]

Finalmente, la evidencia no respalda la creencia de que a mayores impuestos tendremos más desarrollo. Fernández analiza los datos de presión fiscal y PIB per cápita para los países latinoamericanos (con datos de 2017) y encuentra que “los países con mayor recaudación como % del PIB no son más ricos (ni más pobres)”. Luego, toma los mismos datos a lo largo de una década (2006-2016) para ver si aquellos que más han aumentado impuestos han crecido más y llega a la conclusión de que “Incrementar los impuestos en Latinoamérica no lleva a incrementar el crecimiento económico, ni en la foto, ni en la película”. Tampoco encuentra una relación estadísticamente significativa entre los aumentos de impuestos y las mejoras o retrasos en el índice de desarrollo humano. De hecho, si se ordena a los países de Latinoamérica de menor a mayor incremento en este índice, el país que más avanzó en la región durante la década 2006-2016 fue Guatemala, el de menor presión fiscal.

En nuestra situación actual, subir impuestos no es recomendable para recuperar el crecimiento. Hay múltiples alternativas, como bajar el gasto público, descentralizar la gestión de las funciones y servicios públicos, disminuir las regulaciones, entre otras. Subir impuestos sí es una forma certera de, como dice Fernández, “desarrollar los bolsillos de los políticos y burócratas que los gestionan”.[6]

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 2 de agosto de 2019.

Referencias:

[1] Base de datos del Banco Mundial para Ecuador y Chile, PIB en dólares corrientes.

[2] Cifras de PIB per cápita en dólares corrientes del Banco Mundial. Cifras de carga tributaria de la base de datos de la OCDE: https://www1.compareyourcountry.org/tax-revenues-global/en/0//default/