Nuevas investigaciones acerca de la inmigración ilegal y el crimen
Alex Nowrasteh indica que cada vez hay más evidencia de que los inmigrantes, sin importar su status legal, es menos probable que cometan crímenes que los estadounidenses nativos, pero que todavía una porción significativa de los estadounidenses asumen que un incremento en la inmigración derivaría en un aumento de las tasas de criminalidad.
Por Alex Nowrasteh
Andrew Forrester, Michelangelo Landgrave, y yo realizamos un nuevo estudio acerca de la inmigración ilegal y el crimen en Texas. Nuestro estudio aparecerá como un capítulo en un libro que publicará Oxford University Press en 2021. Como nuestras otras investigaciones acerca de la inmigración ilegal y los crímenes en Texas, este estudio usa datos recolectados por el Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS, por sus siglas en inglés) que registra y mantiene el status migratorio de aquellos arrestados y condenados por crímenes en Texas. Hasta donde hemos podido discernir, y hemos presentado más de 50 requisitos en virtud de la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés) para confirmar, Texas es el único estado que registra y mantiene el status migratorio de aquellos que ingresan en el sistema de justicia criminal. Texas reúne información porque reúne información biométrica de los individuos arrestados a través de las bases de datos que identifican inmigrantes ilegales del Departamento de Seguridad Doméstica (DHS, por sus siglas en inglés). A diferencia de otros estados, el DPS de Texas mantiene los resultados de estos chequeos a través del DHS lo cual luego permite una mirada más directa a la criminalidad de los inmigrantes según su status migratorio.
Los resultados son similares a nuestros otros trabajos acerca de la inmigración ilegal y el crimen en Texas. En 2018, la tasa de convicción de los inmigrantes ilegales fue de 782 por cada 100.000 inmigrantes ilegales, 535 por cada 100.000 inmigrantes legales, y 1.422 por cada 100.000 estadounidenses nacidos en territorio nacional. La tasa de convicción de los inmigrantes ilegales estuvo 45 por ciento por debajo de aquella de los estadounidenses nacidos en territorio nacional en Texas. El patrón general de que los estadounidenses nativos tengan las tasas de convicción criminal, seguidos por los inmigrantes ilegales y luego los inmigrantes legales teniendo la tasa más baja se sostiene para todos los otros tipos de crímenes específicos como aquellos violentos, contra la propiedad, homicidios, y los crímenes sexuales.
Dado que Texas es el único estado que registra y mantiene el status migratorio de aquellos arrestados, no podemos realizar una comparación directa de manzanas con manzanas entre Texas y otros estados (cada estado debería registrar y mantener esta información de manera que podamos responder esta pregunta importante). Podría ser que los inmigrantes ilegales en Texas son la población migrante ilegal más respetuosa de la ley en el país —o la menos respetuosa. Hasta que otros estados empiecen a registrar y mantener los datos, no podremos saberlo. Pero hay mucha evidencia que sugiere que la tasa de convicción criminal de los inmigrantes ilegales en Texas es comparable a sus tasas de criminalidad alrededor del país.
Por ejemplo, la relación a nivel nacional estimó que la tasa de encarcelamiento de inmigrantes ilegales frente a la las tasas de encarcelamiento para los nativos y los inmigrantes legales es muy similar a la misma relación para la tasa de convicción criminal en Texas. La similitud es evidencia de que el patrón de Texas se mantiene a nivel nacional, al menos sí las convicciones y las excarcelaciones están correlacionadas. La única manera en que los inmigrantes ilegales podrían tener una tasa de encarcelamiento superior es si hay algo que está realmente mal con nuestro método de estimar su población total en EE.UU. y su número real es mucho menor o estamos subestimando significativamente los inmigrantes ilegales que han sido encarcelados. Ninguna de las dos cosas es muy probable, pero es importante mencionar esa posibilidad. Vamos un poco más allá en este estudio observando cómo la variación local en la población inmigrante local está correlacionada con las tasas de criminalidad al nivel de los condados en Texas para los años 2012-2018. La relación entre los cambios en la población de inmigrantes ilegales es conocida como una elasticidad. La elasticidad entre las dos variables estima como una variable, la población inmigrante ilegal aquí, afecta otra variable como el número de convicciones de inmigrantes ilegales o la tasa total de criminalidad. Realizamos un ajuste para el número de oficiales de la ley per cápita. Básicamente no encontramos una relación. La única relación estadística que vale la pena reportar es una asociación negativa entre las convicciones totales de crímenes violentos y la porción de inmigrantes ilegales con una puntuación estimada de -0,104 que es significativa al nivel de 5 por ciento. Esta excepción sugiere que un incremento de 10 por ciento en proporción de los inmigrantes ilegales en la población está asociado con un declive de 1 por ciento en las convicciones por crímenes violentos en nuestra muestra de condados de Texas.
Nuestro estudio no es la única investigación acerca de la inmigración ilegal y el crimen. Christian Gunadi, un economista que recientemente se graduó de la Universidad de California en Riverside, examinó como el programa DACA afectó las tasas de criminalidad. Gunadi puso a prueba la teoría, basada en las investigaciones de crímenes de Gary Becker, de que emitir permisos de trabajo a los inmigrantes ilegales jóvenes aumenta el costo de oportunidad de cometer un crimen haciendo que sea más fácil para ellos ser legalmente empleados. Gunadi encontró, cuando analizó los datos individuales de encarcelamiento, que no había evidencia de que DACA afectó la tasa de encarcelamiento de los inmigrantes ilegales jóvenes estadísticamente y de manera significativa. Gunadi también miró al crimen a nivel del estado y encontró que la implementación de DACA está asociado con una reducción en las tasas de crímenes contra la propiedad de tal manera que una aplicación adicional aprobada de DACA está asociada con un declive de 1,6 por ciento en el total de la tasa de crímenes contra la propiedad. Este segundo hallazgo es consistente con el modelo de crimen Beckeriano.
Otras investigaciones recientes de la inmigración y el crimen han encontrado de igual forma ninguna relación entre la inmigración y el crimen o una relación ligeramente negativa, pero sus métodos no son tan robustos así que no les doy mucho peso. Sin embargo, un estudio reciente escrito por Conor Norris y publicado en el Center for Growth and Opportunity utilizó diferencia-en-diferencias y el método de control sintético para ver cómo la aprobación de SB-1070 en Arizona en 2010, que fue una ley de cumplimiento de la ley migratoria, afectó el crimen allí en relación a otros estados. Este encontró que el crimen violento en Arizona aumentó en alrededor de 20 por ciento con ambos métodos.
El estudio de Norris es interesante y vale la pena ser llevado más allá. Por ejemplo, la mayor parte de las investigaciones económicas acerca del crimen se enfocan en cómo los costos de oportunidad más altos reducen las tasas de criminalidad. De esta manera, aumentar las oportunidades de empleo legal podrían reducir el crimen mientras que dificultar que los inmigrantes trabajen puede llevar a algunos de ellos a cometer crímenes porque tendrían menos que perder. En 2007, la legislatura estatal de Arizona aprobó la Ley de Trabajadores Legales de Arizona (LAWA, por sus siglas en inglés), la cual obligaba el uso de E-Verify a partir del 1 de enero de 2008. E-Verify tenía la intención de prevenir la contratación de inmigrantes ilegales. Forrester y yo escribimos un breve post mostrando que la aprobación de LAWA podría haber aumentado el flujo mensual de no-ciudadanos hacia las cárceles del estado de Arizona, pero que el efecto duró poco conforme muchos inmigrantes ilegales o se fueron del estado o descubrieron cómo eludir E-Verify.
Las nuevas investigaciones mencionadas anteriormente y la amplia cantidad de estudios acerca de cómo la inmigración no perjudica el crimen y frecuentemente lo reduce nos lleva a una pregunta interesante: ¿Por qué tantas personas piensan que la inmigración aumenta los crímenes? El Christian Science Monitor tuvo un segmento de entrevistas recientemente en el que le preguntaron a los criminólogos por qué tantos estadounidenses piensan que los inmigrantes aumentan la criminalidad aunque el peso de la evidencia dice que es menos probable que cometan crímenes que los estadounidenses nativos. Según una reciente encuesta de Gallup, 42 por ciento de los encuestados piensan que los inmigrantes aumentan los crímenes, 7 por ciento piensan que los inmigrantes reducen los crímenes y 50 por ciento dijeron que los inmigrantes no afectan el crimen.
Gran parte del efecto podría ser que las personas a las que no les gusta la inmigración podrían simplemente adjudicarle todo tipo de comportamiento negativo a ellos para justificar su desagrado. Esto probablemente explica mucho de esto, pero sería un perjuicio detenernos ahí. Debemos examinar las otras posibles razones. Otra razón potencial es que muchas personas piensan que a los criminales inmigrantes se les hubiese podido prohibir venir en primer lugar, entonces hay un enfoque mayor en sus crímenes (sesgo de disponibilidad) porque muchas personas piensan que son más evitables que aquellos crímenes cometidos por los estadounidenses nativos. De esta manera, muchas personas podrían pensar que permitir cualquier crimen cometido por un inmigrantes es una opción y que el crimen podría desaparecer con un plumazo. Así no funciona el mundo y eso no explica por qué tantas personas piensan que las tasas de criminalidad aumentan con la inmigración, pero si esa forma de sesgo de control es combinada con una fusión del número de crímenes y la tasa de criminalidad entonces el error es comprensible si no está basado en una comprensión precisa de las variables.
Otra razón podría ser que los estadounidenses nativos que tienen la misma identidad étnica que los inmigrantes recientes puede que tengan una tasa de encarcelamiento muy superior, de manera que los encuestados los ponen en el mismo saco y concluyen que los inmigrantes aumentan la tasa de criminalidad. Entre los estadounidenses nativos, los hispanos si tienen una tasa de encarcelamiento más alta pero los asiáticos tienen una tasa mucho más baja. Esto es todavía más complicado por el hecho de que los puertorriqueños, quienes no son inmigrantes, probablemente tienen la tasa de encarcelamiento más alta de cualquier sub-grupo hispano en EE.UU. (ver Cuadro 1) y sería tonto que alguien culpe a los inmigrantes por la tasa superior de encarcelamiento de los puertorriqueños.
Cada vez hay más evidencia de que los inmigrantes, sin importar su status legal, es menos probable que cometan crímenes que los estadounidenses nativos. Sin embargo, un número importante de estadounidenses todavía piensan que la inmigración aumenta los crímenes. Conforme más evidencia se acumule a través del tiempo, solo podemos esperar que los estadounidenses respondan actualizando sus opiniones de tal manera que esta esté en línea con los hechos.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 16 de octubre de 2020.