Los transplantes de órganos

Peter Van Doren reseña artículos en la revista Regulation acerca de los transplantes de órganos en EE.UU.

Por Peter Van Doren

El Washington Post recientemente reportó una audiencia en el Congreso acerca del sistema que procura y entrega órganos para transplantes humanos en EE.UU. Las organizaciones de procuración de órganos (OPOs, por sus siglas en inglés) tienen contratos con el estado que las convierte en monopolios en la oferta de dichos servicios. Ninguna OPO alguna vez ha perdido su contrato, sin importar su desempeño. 

La revista Regulation ha publicado varias reseñas de libros y artículos que analizan y critican el actual sistema de procuración de órganos. Alvin Roth es un economista ganador del Premio Nobel cuyo trabajo ayudó a diseñar el actual sistema de emparejamiento de órganos. Phil Murray explica ese trabajo en esta reseña. Roth entiende que los hospitales, porque obtienen ingresos de los transplantes, tienen el incentivo de mantener sus pares “fáciles de emparejar” fuera del sistema oficial de emparejamiento de órganos y refieren los pares “difíciles de emparejar” al sistema. El problema es que, por supuesto, cuando los centros de transplante retienen los pares que son fáciles de emparejar el número de personas a nivel nacional que puede ser emparejada se ve reducido. 

El problema puede ser resuelto recompensando a los hospitales con más emparejamientos basados en el número de emparejamientos fáciles que ellos refieren al sistema. Pero Roth reconoce que esto no es probable que suceda dado que los hospitales tendrían que admitir que ellos son “jugadores estratégicos que compiten entre sí”, lo cual pondría en entredicho la ética sin fines de lucro del sistema actual. 

Otra anomalía en el sistema actual es descrita por Ike Brannon. Algunos candidatos para transplantes logran saltarse la lista en busca de riñones: aquellos que necesitan un hígado de transplante. Los pacientes con un hígado perjudicado usualmente tienen una función renal comprometida, pero eso tradicionalmente es el resultado de un hígado que está fallando; un transplante de hígado normalmente restaura la salud de los riñones originales del paciente. Casi 10.000 personas mueren cada año esperando un riñón. La escasez se ve exacerbada al sacar otros 2.000 riñones del sistema para dárselos a los recipientes de un transplante de hígado, muchos de los cuales se benefician poco del riñón. Que los pacientes de hígado se salten la lista para un transplante de riñón es una política cuestionable. 

¿Por qué no pueden haber mercados explícitos de riñones en lugar de centros de procuración sin fines de lucro? Muchas personas albergan una animosidad frente a la venta de órganos humanos. Jason Brennan y Peter Jaworski, en su libro Markets without Limits, proveen un argumento abrumador en contra de esa hostilidad. Ellos sostienen que si puedes hacer algo gratis, entonces deberías poder hacerlo por dinero. “Hay preocupaciones morales legítimas acerca de cómo compramos, comerciamos y vendemos”, escriben ellos, “pero no hay preocupaciones legítimas acerca de qué compramos, comerciamos, y vendemos”. Agregarle dinero a una transacción nunca convierte un intercambio que de otra manera fuese moral en uno inmoral. 

El artículo “¿Si le pagamos a los jugadores de football, por qué no a los donantes de órganos?” hace el mismo argumento que Brennan y Jaworski utilizando el football como un ejemplo. Los moralistas que se oponen a compensar a los donantes de órganos dicen que lo hacen porque la donación de riñón es riesgosa para la salud del donante, los donantes puede que no aprecien los riesgos, y los donantes puede que provengan de grupos desamparados y por lo tanto podrían ser explotados. Pero pocos se oponen a pagarle a los jugadores profesionales de football, quienes en gran medida provienen de minorías, se enfrentan a riesgos de salud muy superiores que los donantes de riñones y tienen mucha menos terapia y supervisión frente a ese riesgo. Si prohibimos la donación remunerada de órganos, entonces deberíamos prohibir el football profesional también. 

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 6 de julio de 2021.