Los legisladores no se calman con el proteccionismo

Gabriella Beaumont-Smith y Levi Later sostienen que la Ley de Etiquetado de Origen en Línea presentada en el congreso de Estados Unidos perjudicaría a los consumidores, las empresas y trabajadores estadounidenses.

Por Gabriella Beaumont-Smith y Levi Latoz

Un grupo bipartidista de senadores liderado por la senadora Tammy Baldwin (Demócrata, Wisconsin) presentó la Ley de Etiquetado del País de Origen en Línea (COOL, por sus siglas en inglés) el 3 de mayo de 2023. Con el pretexto de que los consumidores estadounidenses quieren comprar más productos "Made in America", la propuesta de ley obliga a que los productos importados "que se introduzcan, vendan, anuncien o pongan a la venta en un sitio web" lleven de forma clara y visible el país de origen. Aunque esta propuesta pueda parecer benigna, esta legislación supondrá una carga para las empresas estadounidenses y, en última instancia, para los consumidores.

Las leyes COOL no son nuevas. Los minoristas están obligados a notificar a los clientes el etiquetado del país de origen de determinados alimentos. Los partidarios de este tipo de etiquetado argumentan que ayuda a informar a los consumidores y afirman falsamente que la gente está dispuesta a pagar más por esta información. En realidad, estas leyes son onerosas para productores y consumidores. Por ejemplo, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estimó que el etiquetado obligatorio del país de origen para los productos de vacuno y porcino costaría más de 9.000 millones de dólares en 10 años, y el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses en el décimo año se reduciría en 212 millones de dólares. La Ley COOL en línea se aplica a una gama mucho más amplia de bienes que los productos de carne de vacuno y porcino, por lo que los costos impuestos por esta ley serían mucho mayores.

Además, el COOL es una barrera no arancelaria bien entendida y un plan proteccionista. Este proyecto de ley probablemente violaría las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre barreras no arancelarias, ya que no es simple, transparente o predecible, y probablemente tendría efectos restrictivos, distorsionadores o perturbadores sobre el comercio. En 2015, la OMC confirmó las alegaciones de Canadá de que los requisitos COOL de Estados Unidos violaban las normas de la OMC, lo que dio lugar a 1.000 millones de dólares en aranceles de represalia.

Las plataformas de comercio electrónico acogen a millones de pequeñas empresas y vendedores independientes cuyos productos proceden de todo el mundo, lo que dificulta la determinación del origen. Exigir a estas plataformas que rastreen y cumplan con el etiquetado del país de origen para millones de productos amenaza con aumentar el costo experimentado tanto por las empresas como por los consumidores. La información sobre el origen puede ser incluida más fácilmente por los minoristas o vendedores en sus descripciones de productos y anuncios en la plataforma. De hecho, desde 2021, Amazon exige a los vendedores que faciliten información sobre el país de origen.

La determinación del país de origen es una cuestión extremadamente compleja y depende de definiciones claras establecidas tradicionalmente en las leyes comerciales aplicadas por el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP). Sin embargo, la aplicación de la Ley COOL en línea propuesta sería un proceso mucho más complicado, sobre todo porque el proyecto de ley propone otorgar amplias facultades discrecionales a la Comisión Federal de Comercio (FTC). Aunque el proyecto de ley incluye un memorando de entendimiento entre el CBP y la FTC, la inserción de la FTC parece innecesaria y puede causar confusión en la aplicación y el cumplimiento de la ley, si se aprueba.

COOL Online corre el riesgo de reducir el impacto que las plataformas de comercio electrónico pueden tener en el apoyo al crecimiento de las empresas que utilizan sus servicios, perjudicando en última instancia a los trabajadores, empresarios y consumidores estadounidenses. Esta política no sólo amenaza con aumentar significativamente los costos para las empresas que utilizan plataformas de comercio electrónico, al igual que aumentó los costos para los productores, envasadores y minoristas de determinados productos alimenticios sujetos al COOL obligatorio, sino que también deja potencialmente a las empresas estadounidenses vulnerables a los aranceles de represalia impuestos por los socios comerciales.

El examen de este proyecto de ley plantea la cuestión de si este tipo de etiquetado favorece realmente los intereses de las empresas y los consumidores estadounidenses. Aunque algunos estadounidenses pueden preferir comprar productos fabricados en Estados Unidos y algunos dicen estar dispuestos a pagar una prima de aproximadamente 11 céntimos por productos "Made in America", el origen no es importante para todos. Si los consumidores realmente exigen el etiquetado de origen, las empresas se verán incentivadas a proporcionarlo en un intento de aumentar las ventas. No hay ninguna razón de peso para que el Congreso intervenga e imponga costos a las empresas por una información que puede facilitarse a demanda de los consumidores, no de los responsables políticos.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 27 de julio de 2023.