Liberen las tasas de interés

Gabriela Calderón de Burgos sostiene que la liberalización de las tasas de interés en Ecuador sería la principal medida que podría tomar el Presidente para internacionalizar el sistema financiero ecuatoriano.

Por Gabriela Calderón de Burgos

Los controles de precios siempre derivan en escasez y mercados negros, y en el caso de las tasas de interés generan distorsiones en la asignación de recursos, obstaculizando el crecimiento económico.

Si hay una sola medida que podría tomar el gobierno, sin pasar por la Asamblea, que iría en la dirección de ampliar y mejorar los servicios financieros, esta sería la liberalización de las tasas de interés

¿Cuáles son los componentes de la tasa de interés de mercado? Según Roger Garrison, estos serían tres: (1) la preferencia de gastar hoy en lugar de gastar mañana y la usual expectativa que tienen las personas de beneficios por postergar el consumo presente, esto es, la “tasa de interés natural”; (2) las personas esperan que su dinero retenga valor a través del tiempo, por ende, a mayor inflación, mayor tasa de interés y viceversa; y, (3) el riesgo, que según cada caso, no tiene límites. 

Esta explicación nos ayuda a entender la imposibilidad de determinar las tasas de interés fuera del mercado, como lo sigue intentando el Banco Central del Ecuador.

Las autoridades deben dejar de pretender saber cuál es el precio que los bancos pueden cobrarle a sus diversos clientes. Al fijar una tasa de interés máxima expulsan del mercado precisamente a quienes ostensiblemente pretenden ayudar: aquellos con un récord crediticio insuficiente o nulo, entre otros factores que los hacen más riesgosos. 

Producto de esta intervención en la asignación de crédito se generan distorsiones que derivan en que algunos gocen de tasas de interés artificialmente bajas o altas y una mayoría es expulsada al mercado informal. En este, las tasas de interés superan con creces la ficción del mercado oficial.

Por otro lado, al ponerle un techo a la tasa de interés, se vuelve poco atractivo el negocio de la banca en Ecuador en relación a lo que es en otros países donde dicho techo no existe. Esto protege de la competencia internacional a los bancos locales y espanta la captación del ahorro externo, que siempre busca mayores tasas de retorno. 

Al haberse espantado los capitales extranjeros —ya sean estos en calidad de inversión extranjera directa o ahorros— y al haberse vuelto poco atractivo como negocio la intermediación financiera en el país, se reduce la materia prima del crédito en una economía que son los ahorros. Así terminamos con una oferta limitada de crédito. Al haber menos oferta se ejerce una presión al alza sobre las tasas. Súmele a esto que el gobierno suele consumir una porción no despreciable de los fondos prestables, restándolos de los que podrían utilizarse de manera más productiva en el sector privado

Al existir decenas de bancos nacionales y extranjeros compitiendo por los clientes, entonces las condiciones de los créditos y otros servicios mejorarían. Los consumidores dejarían de ser clientes cautivos de unos pocos proveedores en el mercado formal o informal. El sistema financiero se volvería más atractivo y captaría un mayor volumen de ahorro externo, expandiendo así la concesión de créditos a tasas de mercado. Eliminar el control de las tasas de interés es solo un paso en la dirección correcta, queda pendiente eliminar las disposiciones que concentran reservas en el BCE y adoptar una regulación laboral y un marco tributario más competitivos.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 15 de abril de 2022.