La mentira como práctica política

Yesenia Álvarez considera peligroso que en el Perú se haya normalizado la falta de transparencia y de rendición de cuentas desde el poder político.

Por Yesenia E. Álvarez Temoche

Es bastante grave para la moral de una nación que un presidente esté envuelto en una denuncia de fraude académico. Un presidente que, además, es un maestro y sobre cuya profesión recae el gran deber de transmitir a sus alumnos los valores de la honestidad intelectual y el respeto a las ideas de otros. No solo se le cuestiona haber plagiado el 54% de la tesis de maestría que hizo con su esposa, sino también serias irregularidades relacionadas con los profesionales que debían validarla.

Sin embargo, después de la denuncia de Panorama, viene algo más grave aún ya que el presidente usó las redes sociales del Estado para mentirle al país en un comunicado abiertamente antidemocrático porque niega su responsabilidad, trastoca la rendición de cuentas y amenaza la libertad de prensa.

Todo esto es sistemático en el gobierno de Pedro Castillo, en el que hay otros ministros acusados de deshonestidad intelectual, han mentido al país sobre sus reuniones en Sarratea, y siempre buscan hacer pasar los cuestionamientos legítimos de los ciudadanos o las investigaciones de la prensa como si fueran parte de un plan desestabilizador y golpista.

Presten atención a lo que ocurra después de esto porque es peligroso permitir estas prácticas en las que los gobernantes adulteran la realidad pese a las evidencias con las que todos contamos. Castillo ha dicho que la tesis presentada por el programa periodístico no sería la oficial y esto ha sido desmentido por la universidad. Como se sabe, los mentirosos desprecian osadamente las pruebas y, en medio de los cuestionamientos, ha salido a decir que no va a darles espacio “a ciertos ruidos que se han vuelto monótonos”. Así es como subestima el reclamo legítimo ante su falta de ética.

Lamentablemente, hemos permitido normalizar estos actos del gobierno, que cada vez están más atrevidos y se vuelven más inalcanzables por la ley. Recordemos que la democracia está vinculada con la verdad, la transparencia y la rendición de cuentas, y que más bien la tolerancia a ese coctel de mentiras y poder político, además de hundirnos en una degradación moral, pone en peligro la salud democrática de nuestro país.

Este artículo fue publicado originalmente en Perú 21 (Perú) el 6 de mayo de 2022.