La Ilustración Española y los Padres Fundadores de EE.UU.

Gabriela Calderón de Burgos muestra aquellas ideas de la Escuela de Salamanca que influyeron sobre John Locke, y posteriormente, sobre algunos de los padres fundadores de EE.UU., como John Adams y Thomas Jefferson.

Por Gabriela Calderón de Burgos

¿Qué libro John Locke, John Adams, Thomas Jefferson, James Madison y Francisco de Miranda tenían en común? La Historia General del España del jesuita Juan de Mariana. Este dato curioso nos da una pista acerca de la historia relativamente desconocida acerca de la tradición liberal compartida entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

Usualmente, cuando aprendemos acerca de las escuelas de pensamiento influenciadas por la Revolución Americana, nuestros profesores de historia señalan correctamente la influencia de las ilustraciones inglesa, escocesa y francesa. Esto encaja con la narrativa de un curso de Civilización Occidental tradicional como se lo enseña en muchas escuelas secundarias de EE.UU., donde los estudiantes son introducidos a John Locke, Montesquieu, Voltaire, y quizás incluso a Edmund Burke.

Pero ausente de esta narrativa está la existencia de la Ilustración Española del siglo XVI, conocida hoy como la Escuela de Salamanca, y la influencia que esta tuvo sobre los padres fundadores de EE.UU. Esta sofisticada escuela de pensamiento floreció con el dominico Francisco de Vittoria y puede decirse que culminó con el jesuita Juan de Mariana.

Al sur del Río Grande, crecemos aprendiendo acerca de cómo la Revolución Francesa y las ideas de Rousseau influyeron en los padres fundadores latinoamericanos. Esta narrativa, también, pasa por alto la influencia mucho mayor de las ideas compartidas por la Escuela de Salamanca y la Revolución Americana: que todos los hombres son creados iguales, que la soberanía reside en la gente, que el gobierno debe ser limitado, que no debe haber tributación sin representación, entre otras.

Ángel Fernández Álvarez, miembro del Grupo de Investigación de la Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid, dice que Juan de Mariana, el heredero directo de la Escuela de Salamanca, es un precursor del liberalismo occidental. El doctor Fernández documenta esto en su tesis (ahora publicada como un libro: La Escuela Española de Economía, Unión Editorial 2017). Fernández nos muestra qué tan ampliamente leído fue Mariana en Inglaterra, a pesar de la censura de los escritos de autores católicos. Se enfoca particularmente en la influencia que el jesuita español tuvo sobre John Locke y uno de los Padres Fundadores de EE.UU., John Adams.

Esto es relevante para todos los americanos—los del norte, del centro y del sur—porque nos permite derribar el mito histórico de que de alguna manera no todos compartimos la herencia de la Civilización Occidental. También es importante para los ingleses y los españoles, porque muy pocos conocen acerca de una tradición liberal dentro del Imperio Español y su influencia sobre uno de los filósofos ingleses más importantes —John Locke.

Respecto de Locke, Fernández señala las similitudes impresionantes entre los Dos tratados de gobierno (1689) de Locke y Del Rey y de la institución de la dignidad real de Mariana (De Rege et Regis Institutione, 1599). Sabemos que Locke de hecho leyó a Mariana en torno a un par de documentos que todavía existen donde incluyó una cita detallada de uno de los trabajos de Mariana y donde enlistó al libro Historia General de España entre los libros de historia más grandiosos e importantes que todo caballero con aspiraciones debería leer.

Mariana y Locke estaban de acuerdo en que los individuos entran en sociedad porque en el estado de naturaleza están peor. Ambos también concordaban con que la sociedad civil precede al estado y que estado se establece para salvaguardar los derechos naturales del individuo. Estos derechos, así como también ciertas obligaciones, según tanto Mariana como Locke, son independientes de cualquier legislación positiva y son otorgados a los individuos “por la naturaleza”.

Fernández también señala que el argumento de Locke en defensa de que no haya tributación sin representación es casi idéntico al de Mariana. Compare las citas pertinentes (las negritas son agregadas en este texto):

“...el rey no puede imponer nuevos impuestos sin antes tener el consentimiento de los gobernados. Pregunte, entonces, y no vulnere a sus sujetos tomando cada día algo de su propia voluntad y reduciendo poco a poco a la miseria a aquellos que hasta hace poco eran ricos y felices”.

--Juan de Mariana, Del rey y de la institución de la dignidad real (1599)

“ya que si cualquiera dirá tener el poder de cobrar e imponer impuestos sobre el pueblo, en virtud de su propia autoridad, y sin tal consentimiento del pueblo, él por lo tanto invade la ley fundamental de la propiedad, y subvierte el fin del gobierno

...

Ellos no deben elevar impuestos sobre la propiedad del pueblo, sin el consentimiento del pueblo, dado por ellos mismos, o sus representantes.

...

El legislativo no puede ni debe transferir del poder de hacer leyes a cualquier otro cuerpo, o colocarlo donde sea, más allá de donde la gente lo ha colocado”.

--John Locke, Dos tratados de gobierno, (Hollis ed., 1689)

Fernández dice que Locke comparte con Mariana posiciones acerca del “origen de la sociedad, el origen del estado, el origen de la propiedad en el trabajo, la justificación consecuencial de la propiedad, la jerarquía de los derechos, el papel del estado, los límites al estado y el derecho a la rebelión”. Y como Mariana, Locke vio en la violación de la propiedad por parte del rey una justificación de la rebelión.

Incluso cuando se trata de la concepción de la institución del dinero, Fernández argumenta que Locke está de acuerdo con Mariana sobre el origen y funciones del dinero, aunque el filósofo inglés no llegó a las mismas conclusiones que Mariana en la cuestión del envilecimiento de la moneda. En este punto en particular, Fernández dice que Mariana “se adelantó por cuatro siglos a los economistas del siglo XX”, quienes hablaban acerca del “impuesto inflacionario”.

La influencia de Mariana llegó al otro lado del Atlántico y es evidente en el segundo presidente de EE.UU., John Adams. Fernández documenta que no solo poseía Adams un par de obras de Mariana, sino que parece haberlas leído.

Fernández demuestra que en 1788 Adams adquirió una obra de Mariana que había estado buscando con avidez: Del rey y de la institución de la dignidad real. Esta copia ha sobrevivido hasta el día de hoy y es parte de la Colección de la Biblioteca de John Adams que se encuentra en la Biblioteca Pública de Boston (puede verla aquí).

Fernández muestra que existe una similitud clara entre los argumentos de Mariana en Del Rey y de la institución de la dignidad real y aquellos de Adams en sus "Discursos sobre Davila", que fueron originalmente publicados como una serie de artículos en la Gazette of the United States entre 1790 y 1791. La Gazette era una publicación importante en esa época; el presidente George Washington se encontraba entre sus suscriptores entre 1788 y 1796.

Fernández ve el trabajo de Mariana reflejado en las múltiples referencias de Adams a la historia de España y en su similar distinción entre un rey y un tirano, así como también la misma justificación del derecho a la rebelión. Fernández también señala que la edición del trabajo de economía política que leyó Adams era la que incluía el capítulo “Sobre el dinero”, dato que es relevante porque Fernández cree que Adams luego utilizó los argumentos de Mariana para oponerse a la alteración del dinero y a la creación de un banco central con el monopolio sobre la acuñación de dinero.

Fernández también menciona que Thomas Jefferson no solo se compró la Historia general de España de Mariana, sino que parece haberla considerado lo suficientemente importante como para comprársela a varios de sus amigos, entre ellos a James Madison. Y podríamos agregar a la lista de lectores distinguidos de Mariana al liberal venezolano Francisco de Miranda. Los movimientos populistas recientes en América Latina han tratado de vender la idea de los latinoamericanos no son parte de la tradición de la Civilización Occidental y que estarían mejor rechazando las ideas liberales clásicas sobre la cual se basó esta. Investigaciones como la de Fernández muestran que ambos imperios, tanto el inglés como el español, compartían un legado intelectual que les siguió hasta el nuevo mundo. El liberalismo no está limitado por el Océano Atlántico o el Río Grande.

Este artículo fue publicado originalmente en Libertarianism.org (EE.UU.) el 15 de diciembre de 2018.