Las escuelas estadounidenses tienen un problema de diversidad

Neal McCluskey considera que la respuesta a la creciente conflictividad en las escuelas públicas estadounidenses es la libertad para elegir de las familias entre opciones diversas.

Por Neal McCluskey

Las escuelas públicas luchan con la diversidad. Desde las batallas iniciales en torno a la Biblia hasta las actuales luchas en torno a la raza, la identidad de género, los rezos y demás temas, la escolaridad estatal —en la que todos deben encontrar un sistema único de escuelas gubernamentales—inevitablemente pone a personas con valores, necesidades y pasados diversos unas en contra de otras.

No obstante, ¿por qué los conflictos están especialmente encendidos ahora?

El COVID-19 fijó las condiciones, creando conflictos en torno a la instrucción presencial y el uso de mascarillas que muchos vieron como algo que marcaba la diferencia entre la vida y la muerte.

El asesinato de George Floyd agregó candela al fuego, provocando que muchos funcionarios de escuelas públicas señalen al racismo sistémico —la discriminación inherente en las instituciones estadounidenses— y los conservadores demanden la ceguedad frente al color de la piel y un énfasis en la bondad fundamental de EE.UU. Las novelas gráficas, como “Gender Queer”, con representaciones gráficas de actividad sexual, y otros libros sobre asuntos controversiales desataron acusaciones mutuas de “odio” y “adoctrinamiento”.

Todo esto sucedió en medio de un gran cambio demográfico y social.

En el 2000, 71% de la población estadounidense la constituían blancos no-hispanos. Para 2020, esa cifra había caído a aproximadamente un 58%. El respaldo al matrimonio homosexual se disparó desde 27% de los estadounidenses en 1996 hasta 77% en 2021, conforme la porción de personas que pertenecían a una iglesia, sinagoga o mezquita colapsó de 70% en 1999 a 47% en 2020.

¿Qué podría bajar la conflictividad de la política en torno a la educación?

Los “derechos de los padres” no son la respuesta. Este es un término que puede comprender cosas útiles como los requisitos para que los distritos compartan información curricular, pero algunas veces parece ser utilizado de tal manera que solo un grupo de padres obtendrá lo que desea. 

Darle a los padres más participación no cambia un sistema que obliga a personas diversas, incluyendo a los padres, a financiar —y luchar para controlar— las escuelas administradas por el gobierno.

La libertad es la respuesta: adjunte el dinero a los estudiantes —como lo hacen muchos países— y permita que las familias elijan entre opciones diversas. Esto se puede lograr mediante cuentas universales de ahorro para la educación, como las que acaba de establecer Arizona, las becas vía créditos tributarios y otras vías que permiten la libertad para elegir

Sin importar cómo se lo haga, el objetivo de la libertad para elegir es permitir que familias diversas tengan acceso a la educación que consideran que es la correcta, en lugar de obligar a un vecino a derrotar a otro en la batalla por el control de las escuelas estatales.

Este artículo fue publicado originalmente en CNN.com (EE.UU.) el 3 de noviembre de 2022.