La equivocada decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos respecto de Vietnam
Clark Packard dice que, una vez más, cuando los políticos en Washington tienen la oportunidad de fortalecer la posición económica y estratégica de Washington frente a China, sigue imponiéndose el proteccionismo miope.
Por Clark Packard
A finales de la semana pasada, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que había denegado la petición de Vietnam de cambiar su estatus de "economía sin sistema de libre mercado" a economía de mercado para el cálculo de los derechos antidumping y compensatorios, lo que generalmente infla los derechos sobre los productos considerados objeto de dumping y/o subvencionados. Vietnam presentó la petición de reclasificación en vísperas de la visita del Presidente Joe Biden a Hanoi en septiembre de 2023, durante la cual ambos países hicieron hincapié en la necesidad de mejorar la relación bilateral y reforzar los lazos comerciales y de inversión.
Sin embargo, a pesar de la elevada retórica del pasado otoño, la decisión del Departamento de Comercio deja claro que no habrá cambios sustanciales en la relación económica bilateral. Se trata de un error económico y estratégico.
Primero, un poco de historia: A principios de la década de 1980, la economía de planificación centralizada de Vietnam estaba en ruinas. Era uno de los países más pobres del mundo y la inflación era galopante. Poco después, sin embargo, Vietnam comenzó una serie de reformas económicas orientadas al mercado que resultaron ser salvajemente exitosas. Según un informe de 2018 del Fondo Monetario Internacional, las reformas sacaron de la pobreza a unos 40 millones de personas, y la tasa de pobreza cayó de casi el 60% al 14% en 2014. El informe señalaba además que, entre 1990 y 2017, la economía de Vietnam fue la segunda del mundo que más rápido creció, solo por detrás de China.
En medio de estas reformas, en 2001 el Congreso concedió a Hanoi el estatus de relaciones comerciales normales, pero solo un año después, Estados Unidos clasificó a Vietnam como una economía sin sistema de mercado durante un caso antidumping relacionado con el bagre vietnamita. En 2007, Estados Unidos apoyó la adhesión de Vietnam a la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero insistió en que el estatus de economía no de mercado de Hanoi se mantuviera durante 12 años o hasta que las políticas del país evolucionaran en una dirección más orientada al mercado. Diecisiete años después, el Departamento de Comercio afirma ahora que, a pesar de algunas reformas, sigue habiendo demasiada intervención gubernamental en formas que "distorsionan los precios y costos vietnamitas y, en última instancia, los hacen inutilizables a efectos de derechos antidumping". Aunque el Departamento de Comercio afirma que el proceso para llegar a su decisión es cuasi-judicial y lo justifica sobre la base de una prueba de seis factores, las decisiones sobre el estatus de economía sin sistema de mercado son en última instancia –como los expertos de Cato han señalado anteriormente– en gran medida arbitrarias y políticas.
Desde el punto de vista económico, la decisión continuará con la práctica de inflar los derechos antidumping sobre los productos procedentes de Vietnam, lo que supondrá una carga para los consumidores estadounidenses con precios más altos, al tiempo que fomentará aún más el amiguismo político y la incertidumbre. De hecho, los opositores más bulliciosos de la reclasificación fueron los legisladores proteccionistas y los políticos que representan a las empresas que se benefician de los derechos antidumping y compensatorios inflados debido a la condición de economía sin sistema de mercado de Vietnam.
En términos más generales, la decisión del Departamento de Comercio es un paso en falso estratégico en el contexto de las actuales tensiones entre Washington y Pekín. En los últimos años, especialmente desde los aranceles de la era Trump sobre las importaciones chinas (que la administración Biden ha mantenido), Vietnam ha surgido como un centro alternativo clave de fabricación y cadena de suministro, especialmente para productos tecnológicos. Este cambio está impulsado en gran medida por empresas que buscan diversificar sus operaciones lejos de China y mitigar posibles riesgos geopolíticos. El año pasado, Apple, por ejemplo, anunció que trasladaría la producción de sus populares MacBooks de China a Vietnam. Y a principios de este año, Tim Cook, el CEO de la compañía, visitó Hanói, donde anunció que se comprarían más componentes a empresas vietnamitas.
En la actualidad, Vietnam es el octavo socio comercial de Estados Unidos, y su importancia aumenta a un ritmo vertiginoso. De hecho, como muestra el Gráfico 1, el volumen del comercio bilateral entre Estados Unidos y Vietnam ha aumentado espectacularmente en los últimos años.
Como Scott Lincicome y yo señalamos en un estudio de Cato de 2023 en el que recomendamos mejores enfoques para las tensiones económicas entre Estados Unidos y China, Washington debería dar prioridad a cultivar lazos comerciales y de inversión más profundos con los países asiáticos, incluido Vietnam. Reincorporarse a la Asociación Transpacífica Integral y Progresiva, de la que Vietnam es miembro, es una idea inteligente. También lo es reclasificar el estatus de economía no de mercado de Vietnam.
Retóricamente, la mayor parte de la comunidad política de Washington está preocupada, y con razón, por varias prácticas económicas chinas. Sin embargo, cuando los responsables políticos tienen la oportunidad de reforzar la posición económica y estratégica de Estados Unidos frente a China, siguen triunfando el proteccionismo miope y el parroquialismo.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 8 de agosto de 2024.