La democracia en declive
Yesenia Álvarez sostiene que con la elección y ejercicio del poder de Pedro Castillo, el Perú se une a la tendencia de la democracia en declive alrededor del mundo.
Por Yesenia E. Álvarez Temoche
Sabemos que somos una frágil democracia y que ello implica también que el Perú posee una precaria educación cívica democrática.
Y esto siempre ha sido un riesgo para nosotros porque “el atractivo del autoritarismo es eterno”, como expresa la ganadora del premio Pulitzer Anne Applebaum en su libro El ocaso de la democracia. Más si en el contexto mundial se experimenta una recesión democrática, como la ha definido el especialista en democracia Larry Diamond, y como también lo explica Francis Fukuyama en su libro Identidad, en el cual menciona que en 1970 solo había unas 35 democracias electorales y que llegaron a ser unas 120 a principios de la década del 2000. Sin embargo, desde mediados del 2000, la tendencia se ha revertido y han disminuido.
Esto va en línea con el último Índice de Democracia de The Economist, que muestra que a nivel global la democratización continuó su declive precipitado en 2021, y que ha sufrido su mayor caída en estos 15 años en los que el índice se ha publicado.
Con la elección y ejercicio de poder de Pedro Castillo, el Perú no es ajeno a esa tendencia en declive. Con ello, la conciencia democrática de los peruanos parece no reaccionar aún a las alertas tempranas del daño que representa el gobierno de Pedro Castillo, quien accedió al poder mediante el mecanismo de selección democrática pero que postuló con un proyecto autoritario, y que durante su ejercicio viene vapuleando el espíritu y los principios de la democracia.
No se ha comprendido bien la democracia si se cree que esta nos obliga a defender la idea de que el voto debe unir indisolublemente a los ciudadanos con gobiernos corruptos y autoritarios. Una democracia significa exactamente lo contrario: poner límites a los abusos de un gobernante elegido.
Si las fuerzas democráticas logran salir exitosas de esta inestabilidad política, los peruanos deberíamos entrar a una profunda reflexión y debate acompañado de mareas de opinión pública que eduquen sobre la democracia y que aclaren que esta significa elecciones en el origen, pero también respeto al Estado de derecho en el ejercicio. Forma pero también contenido.
Este artículo fue publicado originalmente en Perú 21 (Perú) el 28 de marzo de 2022.