Ka es mala para la economía

Lorenzo Bernaldo de Quirós considera que no se pueda esperar algo distinto a Biden en el frente económico con Kamala como su sucesora.

Por Lorenzo Bernaldo de Quirós

Uno de los mayores obstáculos para la reelección del presidente estadounidense Joe Biden fue que los votantes lo percibían como un mal gestor de la economía. De su sustituta  como candidato demócrata a la Presidencia no puede esperarse algo distinto si gana las elecciones. Constituye un paso más en la intensificación del intervencionismo micro y del keynesianismo macro aplicados durante el mandato del actual inquilino de la Casa Blanca. Así lo refleja su intervención del pasado viernes en Carolina del Norte donde anunció las grandes líneas de su política económica, un paso más en la erosión de los cimientos del capitalismo de empresa en los Estados Unidos.

Entre sus planes está la ampliación del crédito fiscal por hijos. Las familias de ingresos bajos y medios recibirían hasta 6.000 dólares cuando tengan un nuevo bebé y la restauración del programa introducido durante la pandemia que otorgaba a las familias 3.600 billetes verdes por niño. El costo aproximado de ambas iniciativas sería de unos 360.000 millones de dólares al año en un país con un déficit y una deuda que se sitúan en niveles inéditos en período de paz. En paralelo, Harris propone un paquete de exenciones fiscales que, según su campaña, conduciría a crear 3 millones de nuevas vivienda en cuatro años, superando en 1 millón la iniciativa lanzada por Biden en ese campo. 

Ahora bien, la candidata demócrata no dice cómo va a financiar ese brutal aumento del gasto público que se sumaría al ya realizado por Biden en sus cuatro años en la Presidencia. En un país con unas previsiones de ratio déficit público-PIB y deuda pública-PIB del 7 por 100 y del 129 por 100 respectivamente al cierre de 2024, las propuestas de Harris son de una extraordinaria irresponsabilidad y, más, cuando las perspectivas de la economía estadounidense parecen apuntar a un significativo debilitamiento del crecimiento en el horizonte del medio plazo. Pero ahí no termina la historia…

Harris pretende imponer la primera prohibición federal en la historia de los Estados Unidos al aumento “excesivo” de los precios-beneficios por parte de los supermercados y la imposición de multas a quienes los apliquen. Eso sí ni ella ni nadie de su equipo ha explicado cuales son los criterios para determinar qué se considera o no un exceso. Se trata de una medida populista, demagógica cuyo objetivo es introducir controles de precios y sustituir las decisiones del mercado por la imposición de las directrices gubernamentales. Y, obviamente, esa iniciativa podría extenderse a otros sectores que, a juicio del Gobierno, incurran en prácticas similares.

Por añadidura, la propuesta de Harris es innecesaria en tanto la legislación anti trust vigente en los Estados Unidos concede a los organismos encargados de aplicarla la potestad y la capacidad para actuar en el caso de que las compañías apliquen actuaciones contrarias al orden competitivo. La iniciativa de la candidata demócrata a la Presidencia muestra su marcada voluntad dirigista, su deseo de interferir en el libre funcionamiento de los mercados para servir a sus intereses políticos, lo que constituye un ataque frontal a la libertad de empresa además de, como muestra la teoría económica y la evidencia empírica, produce efectos distintos a los deseados.

Con esa propuesta, Kamala Harris pretende responsabilizar a las compañías con su avariciosa insolidaridad en búsqueda del beneficio de la inflación estadounidense y, en consecuencia, legitimar la introducción de controles de precios para reducirla. Las corporaciones, sobre todo las grandes, son un villano perfecto a quien responsabilizar de todos los males. Por otra parte, esta es una manera de justificar que durante la Administración demócrata la inflación acumulada ha sido del 19 por 100 mientras las rentas reales de los estadounidenses han crecido en promedio un 17 por 100. En suma, las empresas han causado la inflación y han empobrecido a los ciudadanos. 

 Esta vieja falacia constituye un insulto a la inteligencia y una patada a cualquier manual de introducción a la economía, El incremento del nivel general de precios en Estados Unidos estuvo causado por el espectacular crecimiento de la oferta monetaria en el bienio 2020-2021 impulsado por la laxitud de la Reserva Federal, entre otras cosas, para financiar los planes de gasto de Biden y su progresivo descenso se ha producido cuando la cantidad de dinero en circulación comenzó a caer. Pero, además, los controles de precios nunca en ningún lugar han servido para acabar con una dinámica inflacionaria y los Estados Unidos son un buen ejemplo de ello. Los aplicados por Nixon no sirvieron para lograr ese objetivo. Es increíble que un aspirante a presidir la primera economía del mundo realice este tipo de planteamientos.

El Partido Demócrata con Harris y su vicepresidente proceden de su ala izquierda que se ha convertido en la dominante entre sus representantes en el Congreso. Y ya no se trata de los viejos progres “liberals” del pasado, sino de algo muy diferente: una marcada infección socializante en la formación simbolizada por el elefante muy similar a la que se produjo a mediados de los años sesenta del siglo pasado.  

Este artículo fue publicado originalmente en El Español (España) el 18 de agosto de 2024.