Impuestos a los ricos
Carlos Rodríguez Braun dice que la propuesta de Podemos de una Tasa para la Reconstrucción se vale del mito de que el paraíso socialista sólo requiere hacer de la vida de una minoría un infierno.
La más antigua de las mentiras marxistas es que el paraíso socialista sólo requiere convertir la vida de una minoría en un infierno. Nunca ha sido así, y tampoco lo sería con la Tasa para la Reconstrucción que propone Podemos. La idea es sustituir el Impuesto de Patrimonio porque está transferido y las autonomías lo pueden bajar.
No va a descargarse sobre un puñado de multimillonarios. El propio Thomas Piketty admite que el progresismo trata de atacar a los “patrimonios modestos y medios”. En España, donde tres cuartas partes de los ciudadanos somos propietarios de nuestras viviendas, las posibilidades de crujirnos no son desdeñables.
Un reciente estudio de Freemarket Corporate Intelligence, que preside Lorenzo Bernaldo de Quirós, pone en cuestión el plan de Podemos y recuerda que “alrededor de la mitad de los países de la OCDE nunca han tenido un impuesto a la riqueza neta, y 13 países en total lo abolieron en las últimas tres décadas”. El impuesto es injusto, porque grava activos que ya lo han pagado, y su recaudación nunca alcanzará el previsto 1% del PIB, porque el incentivo a fugarse sería considerable. El famoso “Impuesto de Solidaridad” establecido por Hollande y derogado por Macron “provocó una masiva salida capitales y de personas, una sensible pérdida de empleo y, en última instancia, una caída neta de los ingresos fiscales”.
Además, su lógica económica es deficiente. La gran mayoría de las personas con patrimonio en España, más del 90%, tienen menos de 5 millones de euros, y su patrimonio es fruto del ahorro: “No gastan una parte significativa de su remuneración, sino que la destinan a sacrificar consumo presente por consumo futuro y/o optan por acumular capital para transmitírselo a sus descendientes”. El ahorro debería ser incentivado, y mucho más en un contexto de crisis y recesión. El plan de Podemos va en sentido contrario. Asimismo, es falsa la prédica que repiten con insistencia en el sentido de que sólo intentarían imponer un pequeño sacrificio a las personas con patrimonio. Eso es falso, precisamente porque esas personas asignan su patrimonio al capital mobiliario, con lo que un pequeño gravamen bastaría para superar el rendimiento habitual del mismo, y convertirse en una pura pérdida neta para estos contribuyentes.
Se trata, en suma, de una pura mixtificación ideológica, un impuesto que está en retirada en todo el mundo, que no tiene razones económicas que lo justifiquen, y que, de ser aplicado, perjudicará al pueblo español. Aunque, claro, siempre se puede argumentar que el objetivo de Podemos es, precisamente, agitar el espectro de “los ricos” para ocultar el daño que el Gobierno progresista se apresta a perpetrar a la clase trabajadora.
Este artículo fue publicado originalmente en Expansión (España) el 6 de junio de 2020.