La hipocresía del Gobierno de Estados Unidos sobre las "tasas basura"

Ryan Bourne y Sophia Bagley señalan que los políticos se quejan de las llamadas "comisiones basuras" que cobran las empresas de tarjetas de crédito pecan de hipocresía, dado que el Gobierno se vale de la misma herramienta por incumplimiento de pago de tasas estatales.

Por Ryan Bourne y Sophia Bagley

En el último año, la administración Biden ha redoblado sus esfuerzos para frenar las "comisiones basura". Como ya hemos señalado, la definición de "comisiones basura" es un tanto variable y podría describirse más bien como cualquier comisión que la administración considere que puede disgustar o molestar a los clientes. No obstante, los organismos públicos siguen dictando normas contra ellas. Algunos estados han seguido su ejemplo, introduciendo legislación para prohibir las "comisiones basura", y California aprobó un proyecto de ley en octubre de 2023.

Entre las comisiones que Biden no ve con buenos ojos están las de las empresas de telecomunicaciones por cancelación anticipada, así como las comisiones por descubierto y por demora en el pago con tarjeta de crédito en los servicios financieros. Por supuesto, todas estas comisiones tienen una clara justificación económica. Las comisiones por cancelación anticipada permiten reducir los gastos iniciales para cubrir los costos de configuración, instalación y equipamiento, al tiempo que proporcionan más seguridad de ingresos a las empresas para realizar nuevas inversiones. Las comisiones por descubierto internalizan los riesgos y costos que supone para los bancos contratar a clientes propensos a sobregirar sus cuentas. Las comisiones por demora en el pago de las tarjetas de crédito también disuaden de la morosidad, ampliando el acceso al crédito a grupos de prestatarios que, de otro modo, se considerarían arriesgados. Sin embargo, todas estas justificaciones reciben escasa atención por parte de los cruzados gubernamentales contra las comisiones basura.

Puede sorprender entonces que los propios gobiernos empleen tasas y cargos similares en sus propias operaciones. En su comparecencia ante el Congreso el mes pasado, nuestro colega de Cato Nick Anthony llamó la atención sobre el hecho de que numerosas agencias gubernamentales cobran recargos por no cumplir a tiempo con las normativas o requisitos. Por ejemplo, el Servicio de Impuestos Internos cobra una multa por el retraso en el pago de impuestos, mientras que la Comisión Federal de Comunicaciones cobra una tasa por el retraso en el pago de tasas reguladoras. El Servicio Postal cobra incluso 25 dólares por el retraso en el pago de los apartados de correos (véase una lista más larga de ejemplos en el Cuadro 1).

¿No son éstas también tasas basura, según la definición revelada por la Casa Blanca? Cuando Nick señaló esta aparente hipocresía gubernamental, el representante Brad Sherman (Demócrata de California) se puso a la defensiva, tratando de diferenciar entre verdaderas tasas basura y cargos gubernamentales sensatos (ver vídeo en 1:06:45). Dijo

No hay una definición legal exacta, pero una tasa basura es una tasa de la que no eres consciente y que no esperas hasta que prácticamente has terminado la transacción. Cuando estás en el aeropuerto y te enteras de que vas a tener que pagar por llevar aunque sea una maleta en el avión, eso es una tasa basura. En cambio, creo que si aparcas en una zona prohibida o no pagas a Hacienda a tiempo, esperas que te cobren una tasa.

Creo que el Sr. Sherman necesita revisar hasta qué punto se ha ampliado la agenda del gobierno federal contra las tasas basura y los tipos de tasas que está tratando de erradicar. Si está bien que el gobierno imponga tasas por incumplir las normas de aparcamiento o por retrasarse en el pago de impuestos, ¿por qué es tan impensable que las empresas privadas apliquen tasas para disuadir de rescindir prematuramente el contrato de telecomunicaciones o de retrasarse en el pago de la tarjeta de crédito?

Este artículo fue publicado originalmente en The War on Prices (Estados Unidos) el 17 de abril de 2024.