Es el estatismo, no el clima
Gabriela Calderón de Burgos señala que 90% de la generación eléctrica en Ecuador está en manos de empresas públicas, CELEC EP Transelectric ostenta el monopolio estatal de la red nacional de transmisión y la distribución de la energía es realizada exclusivamente por empresas estatales.
Por Gabriela Calderón de Burgos
Antes comenté aquí que es el estatismo del sector eléctrico lo que nos ha llevado a una crisis energética prolongada. Un abogado me dijo que “En el caso ecuatoriano no es estatismo, es inoperancia, ineficiencia y corrupción”. Pero ¿de dónde vienen esos males?
En 2024, 90% de la generación eléctrica en el país está en manos de empresas públicas. CELEC EP Transelectric ostenta el monopolio estatal de la red nacional de transmisión. La distribución de la energía es realizada exclusivamente por empresas estatales (CNEL). Entonces si hay corrupción y despilfarro, es culpa del estatismo.
Luego dicen, “¡Pero en el sector privado también hay corrupción y despilfarro!” Si, por supuesto, pero los correctivos son casi inmediatos porque existe el interés de lucrar y las pérdidas resultantes son asumidas por los dueños.
El empresario guatemalteco Manuel F. Ayau explicaba que:
“Los funcionarios…son humanos, con virtudes y vicios. No son como nos enseñan en la escuela, abnegados servidores públicos que protegen los derechos e intereses de los ciudadanos. Cuando las reglas colocan los intereses del ciudadano a merced del funcionario surge el incentivo perverso del enriquecimiento indebido. Por eso, la causa de la corrupción es el sistema que sujeta a los ciudadanos a la discrecionalidad de burócratas... El no poder hacer las cosas por derecho sino por permiso es la puerta grande de la corrupción”.
A fines de 2023, trabajaban en las 13 empresas estatales 28.425 funcionarios. En 2022, obtuvieron ingresos por $20.934 millones y registraron gastos de $16.435 millones. Tenían activos valuados en $40.332 millones—más del 62% corresponde a Petroecuador y Flopec.
Richard Gómez, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y General del Comité de Empresa de CNEL dice que el problema es que los gobiernos han utilizado a las empresas públicas como caja chica, razón por la cual estas no hacen las inversiones planificadas. Esto es cierto, pero eso no les sucede a las empresas privadas que prestan servicios públicos.
Hablando de CNEL, sus empleados bajo contrato colectivo gozan de beneficios pagados por todos nosotros como guardería para cada hijo hasta los 7 años. También reciben un “subsidio por antigüedad” de 5% del salario básico, de tal manera que un trabajador que empezó en 1982 obtiene un subsidio mensual de $7.652 al mes, superando su salario de $5.455. Encima reciben un “reconocimiento” cada cinco años por un 50% de su remuneración, “reconocimiento” que va aumentando hasta que recibe el equivalente a tres sueldos a los 30 años. Esto es aparte del subsidio por cada hijo de $13,80 mensuales hasta que el niño cumpla 18 años o 25 si está estudiando y una tarjeta para comprar en el supermercado de $50 al mes y un bono para vacacionar de $50. Por si esto no fuera suficiente, CNEL está obligada a concederle a los empleados un crédito educativo de hasta $15.000 para un título de tercer o cuarto nivel. Finalmente, por si no tienen ya suficientes privilegios, los hijos de los trabajadores pueden postular a las vacantes de la empresa y tendrán preferencia en la contratación.
¿Se imagina manejar una empresa en el sector privado así? Bien decía Ludwig von Mises que “El intervencionismo genera siempre corrupción”.
Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 8 de noviembre de 2024.