El monstruoso impulsor de los precios más altos de los dulces de Halloween
Gabriella Beaumont‐Smith señala que el programa azucarero de EE.UU. perjudica a los productores y consumidores estadounidenses, conforme daña el medio ambiente y tiene consecuencias negativas para la política exterior estadounidense.

Los últimos dos Halloween se veían muy diferentes en medio de la pandemia de COVID-19, ya que las personas usaban tipos de máscaras muy diferentes. Desafortunadamente, este Halloween siguió estando lleno de más trucos, ya que los precios de los dulces subieron un 13,1% desde septiembre del año pasado –Hershey y Nestlé informaron que aumentaron los precios un 14% y un 6,5%, respectivamente.
Si bien la inflación acecha a muchos productos alimenticios, la inflación de dulces podría ser menor si el gobierno de EE.UU. no “cartelizara” el azúcar. El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) ofrece un programa de azúcar para mantener alto el precio del azúcar a propósito. El Gráfico 1 ilustra la marcada diferencia entre el precio del azúcar en EE.UU. y el precio mundial. En agosto, el precio del azúcar en EE.UU. fue de 35,48 centavos por libra en comparación con los 18,06 centavos por libra del precio mundial.
Para implementar las restricciones de suministro (e incentivar el reembolso de los préstamos), la USDA determina un límite anual sobre la cantidad de azúcar que se puede vender a nivel nacional, reservando el 85% del mercado azucarero de EE.UU. a los productores nacionales (divididos entre productores de caña de azúcar y remolacha azucarera), y comprando azúcar en EE.UU. para mantenerla fuera del mercado de consumo (la mayoría de las veces vendiéndola a los productores de etanol de EE.UU. con una gran pérdida).
El último mecanismo que utiliza el gobierno para restringir la oferta es la imposición de cuotas arancelarias estrictas sobre las importaciones de azúcar –se pueden importar cantidades muy pequeñas libres de impuestos, ¡pero cualquier exceso está sujeto a un arancel exorbitante que llega a cerca del 100%!
Estas herramientas ayudan a los productores de azúcar, pero perjudican a los fabricantes y consumidores estadounidenses.
De hecho, los precios exorbitantes del azúcar de EE.UU. contribuyeron al cierre de la fábrica de dulces Necco (en la foto a continuación) en la ciudad natal de mi colega, Thibodaux, Louisiana (¡Y la fábrica estaba ubicada entre dos refinerías de azúcar!).
Esta historia no es infrecuente, y aunque el cierre de esta fábrica solo provocó la pérdida de 30 puestos de trabajo, el programa azucarero “induce … pérdidas de puestos de trabajo (en el rango de 17.000 a 20.000 puestos de trabajo) en los sectores de procesamiento de alimentos de EE.UU. que son intensivos en azúcar porque estos procesadores importan más productos intermedios que contengan azúcar para mitigar el impacto del programa azucarero nacional” (Sin mencionar los costos de oportunidad asociados con la protección de estos trabajos).
Este Halloween, se esperaba que el gasto alcance un nuevo máximo de $10,6 mil millones, pero dados los altos precios, los consumidores obtendrán más abucheos por su dinero. La ubicuidad del azúcar significa que otros productos alimenticios también se ven afectados por el gasto creado por el programa del azúcar, lo que extiende el daño más allá de las billeteras de los consumidores.
A medida que los productores buscan alternativas más baratas al azúcar –principalmente jarabe de maíz con alto contenido de fructuosa– los estadounidenses están expuestos a mayores costos de salud y la propia industria azucarera ha presionado durante mucho tiempo para minimizar los riesgos potenciales para la salud asociados con el alto consumo de azúcar.
El programa azucarero también tiene implicaciones para la política exterior. Los países vecinos más pobres podrían desarrollarse mediante la liberalización del comercio en el mercado del azúcar de EE.UU. Los países de las regiones del Caribe y América Central están mejor preparados para producir azúcar, pero han sido excluidos del mercado estadounidense, lo que ha provocado un retraso en el crecimiento económico, ya que estos países han dejado de producir azúcar a favor de los narcóticos ilegales que se introducen de contrabando en EE.UU. Esto debilita la política exterior de EE.UU., ya que los recursos se mueven para hacer frente a la inmigración ilegal (ya que el tráfico de drogas crea inestabilidad en los países de origen de los migrantes) y el tráfico de drogas.
El cultivo de caña de azúcar en Florida proporciona un ejemplo de daño al medio ambiente y más costos de salud. Las playas se cerraron como resultado de la proliferación masiva de algas tóxicas alimentadas por la acumulación de fósforo del cultivo de caña de azúcar. Además, los agricultores de caña de azúcar en Florida limpian sus campos con fuego (económico), lo que aumenta la contaminación del aire y afecta la respiración de los residentes.
Finalmente, para evitar la liberalización de la industria azucarera de EE.UU., los negociadores comerciales nacionales frecuentemente hacen concesiones en temas no relacionados con el azúcar en los acuerdos comerciales. Por ejemplo, en el acuerdo de libre comercio entre EE.UU. y Australia, EE.UU. suavizó sus demandas de que Australia liberalizara el comercio de productos farmacéuticos, trigo y servicios de medios a cambio de mantener el programa azucarero de EE.UU. Permitir que Australia mantenga su proteccionismo en estas industrias perjudica a los exportadores estadounidenses (y a los consumidores australianos).
El programa azucarero de EE.UU. es otro ejemplo más de favoritismo y proteccionismo. Aquí hay una oportunidad para que el Congreso tome medidas, ya que el programa de azúcar se incluye en el proyecto de ley agrícola, que vence en 2023. El Congreso debería derogar el programa de azúcar por completo. Hacerlo podría ahorrarles a los consumidores entre $2.4 y $4 mil millones, brindando el alivio necesario durante este período de mayor inflación. Sin embargo, como mínimo, el Congreso debería eliminar las cuotas arancelarias sobre las importaciones de azúcar.
La importancia de los dulces de Halloween para los estadounidenses significa que probablemente los comprarán a pesar de los aumentos de precios. Esta tendencia continuará durante el resto de las festividades cuando la demanda de productos densos en azúcar sea fuerte. Si bien la temporada espeluznante llega a su fin, este aterrador programa seguirá atormentando la comida y los dulces estadounidenses.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 31 de octubre de 2022.